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Euskadi es la comunidad autónoma con menor tasa de abandono educativo temprano, que es la proporción de jóvenes de 18 a 24 años que dejan los estudios sin un título de Bachillerato o de FP. El País Vasco registró en 2024 un índice del 5%, ... el más bajo del país. La media de España se sitúa en el 13% y es más alta en chicos que en chicas, según el informe hecho público este martes por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes con datos extraídos de la Encuesta de Población Activa. El dato español es el más bajo de la serie histórica.
Del conjunto de territorios, sólo Cantabria (5,5%) registra una cifra similar a la del País Vasco. Son los únicos que están por debajo del objetivo marcado por la UE de llegar al 90% en 2030. Muy por detrás se sitúan Navarra (9,9% de abandono escolar temprano), Asturias (10,5%), Madrid (10,5%) Castilla y León (10,8%) o Galicia (10,8%). El vagón de cola lo conforman Melilla (26%), Baleares (20,1%), Murcia (18,2%), La Rioja (17%) y Andalucía (15,5%).
Una de las razones que explican el éxito del sistema educativo vasco en este apartado, pese a contar con unos elevados índices de segregación escolar, tiene que ver con el amplio abanico de opciones que se ofrece a quienes no quieren o no pueden estudiar en aulas ordinarias. La principal de ellas es una Formación Profesional de reconocido prestigio. La Básica, ahora denominada Inicial, juega aquí un papel fundamental al actuar como salvavidas para miles de chavales. De hecho, es la etapa de todo el sistema educativo que concentra una mayor proporción de alumnado extranjero (y Bachillerato, la que menos). Aproximadamente el 70% de quienes cursan la FP inicial dan luego el salto a grados medios.
Francisco Luna, exdirector del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa y miembro del Consejo Escolar del Estado, señala más motivos. Por ejemplo, el control del absentismo escolar, en el que se implica todo el entramado institucional, desde las delegaciones de Educación hasta los servicios sociales y los juzgados. «Cuando un alumno falta a clase se toman medidas», subraya. Además, recuerda que en Euskadi más del 90% del alumnado se matricula a los dos años, mucho antes que en la mayoría de comunidades. «La vida escolar es más larga, lo que facilita que continúen hasta el final», apunta Luna.
A ello se suman una serie de medidas complementarias que se vienen implementando desde los años 80 y que están orientadas a retener dentro del sistema educativo a los estudiantes más problemáticos o con mayores dificultades para estudiar. Una de ellas es el Programa de Refuerzo Educativo Específico, que se aplica en 1º y 2º de ESO. En 3º y 4º existe Diversificación Curricular. Todas estas opciones, en definitiva, «contribuyen a acompañar al alumnado», destaca Gonzalo Larruzea, doctor en Organización Escolar y exmiembro de Inspección educativa en Euskadi.
«Aunque no llegue al mínimo educativo por la vía ordinaria, ese alumnado está institucionalizado y dentro del sistema», señala. Esas iniciativas, celebra, se han mantenido a lo largo del tiempo con independencia del color político de la consejería de Educación (que ha estado en manos de PNV, EA y PSE). Sin embargo, a juicio de Larruzea, uno de los aspectos negativos de estos programas es la «dificultad» para que los estudiantes se «reintegren» en las aulas ordinarias.
Hay otra razón de peso que explica que Euskadi cuente con una tasa tan baja de abandono educativo temprano. Y tiene que ver con la idiosincrasia del propio mercado laboral. El notable peso de la industria y del sector terciario demanda mano de obra especializada y reduce las opciones para que un joven se ponga a trabajar con 16 años. Esta ausencia de empleos poco cualificados genera, en opinión de Luna, una «conciencia social» sobre la importancia de la educación. En el año 2009, en pleno 'boom' del ladrillo, cuando el sector de la construcción ofrecía una salida rápida al mercado laboral, Euskadi registró el dato más alto de abandono escolar temprano: casi un 17%.
En cualquier caso, una de las variables que se mantienen constantes tanto en Euskadi como en el resto de España es que los chicos sufren más abandono escolar temprano que las chicas. En el caso vasco, el 7% de los alumnos dejan los estudios tras aprobar la ESO, mientras que apenas el 2,9% de las alumnas hace lo mismo.
Algunas investigaciones han apuntado a una serie de factores para dar contexto al fenómeno. Un informe de 2022 del 'think tank' educativo EsadeEcPol apuntaba que los chicos «registran un nivel de satisfacción con la escuela significativamente menor» que sus compañeras. Además, ellos «invierten menos horas de deberes que las chicas». El estudio también destaca que los hogares socioeconómicamente más vulnerables son los que registran mayores tasas de abandono escolar.
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