SOS, se nos mueren los cactus en Bilbao
EL BILBAO DE LUIS GÓMEZ ·
El cierre de Lur, una tienda que se dedicaba a la venta de estas plantas, moviliza y preocupa a los ciudadanos por la agonía que sufren cientos de cactáceas a la vista de los transeúntesEn el Bilbao de Luis Gómez escribimos habitualmente de tendencias que arraigan en la ciudad. Otras veces, como es el caso, también hablamos de hechos ... que nos ponen de los nervios por considerarlos terriblemente injustos. En septiembre de 2019 abordamos la locura desataron los cactus en Bilbao. Inundaron la villa. Estaban en todas partes. En calles, escaparates, oficinas, centros de negocios, hoteles, bares, restaurantes, discotecas, terrazas, jardines... y, por supuesto, en numerosos hogares.
La fascinación que levantan estas plantas –de todos los tamaños, formas y colores– rompió todas las expectativas. No hace falta acercarse al mítico Desierto de Sonora, en Arizona (Estados Unidos), ni ver un wéstern para disfrutarlas. Qué maravilla que la villa se poblara de cactáceas -las favoritas de este periodista- tan saludables. Transmiten «una energía increíble» y marcan, además, tendencia en decoración. Son lo más. Son también «agradecidas y resultan fáciles de cultivar y cuidar», explicaba Marlen Manteca, la dueña de la espectacular tienda Lur Bilbao, en la confluencia de General Concha y Alameda de Urquijo, que llenó de cactus la glamurosa fiesta que acompañó en noviembre de 2018 la gala de los MTV en el BEC de Barakaldo.
Si entonces nos alegrábamos por este establecimiento, ahora no queda otra que lamentar el cierre y el abandono que sufren cientos de cactus a la vista de numerosos transeúntes, que se llevan las manos a la cabeza por asistir a una agonía pública.
«Estamos perplejos»
Teresa Rioja Molpeceres ha sido una de las lectoras que ha escrito para mostrar su pesadumbre por el cierre del comercio. «Estamos perplejos por ver lo que vemos en el escaparate», denuncia. La tienda bajó la persiana a la vuelta del pasado verano. «Mi intención no es castigar a nadie, sino poner en el punto de mira la situación y así salvar los cactus», asegura Rioja Molpeceres. «Después de intentar todo para solucionarlo, de momento, no lo he conseguido», argumenta Teresa, que ha echado el resto, hasta ahora sin éxito. «A los de LUR les he llamado, mandado email, también mensajes por Facebook, he contactado con el área de Medio Ambiente del Ayuntamiento, la protectora de animales y plantas IROR, la Policía Municipal. y na de na», protesta. «Todo el mundo se lava las manos. La tienda cada vez parece más un cementerio. Mucha gente se para delante y lo comenta, también rula por grupos de WhatsApp», explica.
«Lamentable situación»
José Manuel López también deplora el «deterioro» y la «lamentable situación» que transmiten los escaparates. «Han cerrado la tienda y han dejado todas sus plantas sin atención. Los cactus también son seres vivos», opina López, que piensa que habría que recuperarlos «y liberarlos» y luego ofrecerlos a la gente que desease recibirlos «en adopción».
Este periódico ha intentado contactar, sin éxito, con los responsables de Lur. Algunas fuentes consultadas sostienen que el problema radica en los «desacuerdos» que mantienen los comerciantes que gestionaban la tienda y los propietarios del inmueble «por una cuestión de mantenimiento de la fachada».
Sea lo que fuere, los cactus, esas plantas que apenas requieren cuidados, dan mucha pena. Natalia Zubizarreta, una de las mejores interioristas vascas, alaba su poder decorativo.. «A los interioristas nos encanta llenar los rincones de cactus. Son perfectos para acompañar nuestro ajetreado día a día. Necesitan escaso nivel de mantenimiento. Esta 'autosuficiencia' permite su disfrute en nuestros espacios interiores cuando se tiene poco tiempo. A veces hasta te vas de vacaciones y no los riegas, pero ellos te están esperando a tu vuelta», aplaude. Solo hay que darles unos mimitos.
Algunas variedades pueden sobrevivir a temperaturas superiores a los 66º grados y puedes dormir cerca de ellos sin ningún problema porque no es una planta que robe el oxígeno. «¡Sin olvidar que limpian el aire que respiramos! Tanto el que corre por una vivienda como por una oficina. Por eso proliferan los cactus cerca de los ordenadores», remarca Zubizarreta.
Con las temperaturas altas es cuando hay que prestarles más atención. «Y, cuando toca regar, hay que ser generoso porque en el desierto cuando llueve lo hace a mares», sostienen los expertos. Por eso da pena ver lo mal que lo están pasando los de Lur, soportando unas temperaturas altísimas sin que nadie pueda echar una mano por ellos. Siguen a la espera de auxilio.
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