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En 2008 había en Bilbao 176 pescaderías, y ahora quedan 77. Las librerías han corrido peor suerte aún porque han pasado de 118 a 43. ... Y con las tiendas de electrodomésticos ha ocurrido algo parecido porque han bajado de 131 a 44. Talleres y centros de fabricación de todo tipo se han desplomado también. ¿Una debacle total? Pues no. Porque hay negocios que han florecido impulsados por los nuevos hábitos de consumo, por las nuevas inquietudes de las personas de Bilbao que son muy parecidas a las personas de otros sitios. Los gimnasios casi se han triplicado porque antes había 26 y ahora 73; las peluquerías han subido de 970 a 1.159; y un batiburrillo de servicios personales en el que se incluyen desde espiritistas a tatuadores se ha más que duplicado al pasar de 71 negocios a 149. También hay muchos más masajistas, podólogos y acupuntores. Pero hay menos panaderías y tiendas de ropa.
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La ciudad está cambiando mucho. Como cifra de partida están los 31.301 establecimientos que funcionan en Bilbao. Aquí se cuentan todo tipo de actividades: desde tiendas hasta despachos profesionales pasando por actividades de autónomos y empresas de todo tipo. En 2008, según datos del Instituto Vasco de Estadística (Eustat) eran 39.101, lo que supone que en estos años ha habido un descenso del 20%.
Esa caída ha sido constante, pero no lo ha sido la cantidad de personas empleadas. Justo antes de la crisis financiera se llegaron a contar en la ciudad 175.608 cotizantes; en plena recesión se bajó a 146.322; y ahora, superado aquel desastre, y luego la pandemia, hemos repuntado hasta los 163.819.
¿Cómo es posible que baje el número de negocios y suba la gente que trabaja en ellos? Rafael Gardeazabal, presidente de Bilbao Dendak, pone un ejemplo sencillo: «Si en un barrio cierran tres comercios que en total generan seis empleos, pero abre un supermercado donde trabajan veinte personas, ahí está la explicación».
Pues es eso exactamente lo que está pasando y es «una tendencia imparable». «Los hábitos de consumo han cambiado de forma radical». Se refiere Gardeazabal a que las compras se concentran en el centro de la ciudad porque «el principal criterio es el precio». Y es ahí, en el centro, donde están las grandes cadenas 'low cost'. «Es algo que pasa en todas las ciudades». La consecuencia es que los pequeños negocios sucumben mientras en Abando y el Casco Viejo florecen las grandes marcas.
Además, el propio hecho de comprar ya no tiene tanto que ver con dar satisfacción a una necesidad como con ocupar el tiempo de ocio. Así que el 'shopping' se combina con tomarse algo y con salir a comer. «Comercio y hostelería se complementan porque la gente se hace un plan de día» en el que todo se mezcla.
Por eso en el sector hostelero ha ocurrido algo parecido. Según la estadística de Eustat, Bilbao ha pasado de los 2.037 bares en 2008 a los 1.519 del año pasado. Eso es porque cierran los pequeños locales de los barrios mientras la clientela se la llevan los negocios del centro. «Prueba de ello es que disminuye mucho el volumen de autónomos, que son los que tienen los bares pequeños, mientras crecen los trabajadores por cuenta ajena» contratados en los locales más grandes, analiza Héctor Sánchez, gerente de la Asociación de Hostelería de Bizkaia.
Recuérdese que los bares de barrio vivían mucho del txikiteo de diario, de que la gente fuese a tomarse algo después del trabajo, hábito este en retirada. El alterne se deja para el fin de semana, se combina con las compras, y eso se hace esencialmente en Abando, Indautxu o el Casco Viejo, que son los barrios con mejor salud comercial y hostelera.
Lo que sí aumenta mucho en Bilbao son los restaurantes, que pasan de 678 a 820. Es, en parte, porque «hay empresas más profesionalizadas» que abren locales. Pero, sobre todo, tiene que ver con una limitación urbanística. «Ahora no puedes abrir un bar a menos de 30 metros de otro que ya esté funcionando», dice Sánchez. De manera que, en la práctica, «en el centro de Bilbao no hay posibilidad de nuevas aperturas». Sin embargo, los «restaurantes puros, sin barra, no tienen esa limitación de distancia».
¿No hay nada que funcione entonces en los barrios? «Sí, los viejos ultramarinos, las tiendas de conveniencia, están funcionando muy bien», dice Gardeazabal. Lo confirma la estadística, porque el 'comercio al por menor en establecimientos no especializados con predominio de productos alimenticios' (así se denomina el epígrafe del CNAE donde se recoge) pasa de 220 a 292 establecimiento en Bilbao. «La mayoría los llevan extranjeros, como los 'deli' de Nueva York».
Hay otro elemento a tomar muy en cuenta a la hora de analizar todos estos movimientos: el comercio 'online'. Durante la pandemia se disparó y las dinámicas se han mantenido. «Nos hemos acostumbrado a la compra digital y sigue creciendo», constata Pilar Zorrilla, profesora de Marketing de la UPV/EHU y especialista en 'retail'. «Ferreterías, droguerías y mercerías casi han desaparecido».
Hay una prueba del algodón definitiva a la hora de notar la pujanza de las compras en entornos digitales: «El 27% de las ventas de Inditex ya son 'online'». Es decir, más de la cuarta parte. Y ocurre algo curioso: mientras que el día de más actividad en las tiendas físicas «es el sábado», en la tienda virtual cuando más se vende «es el lunes», como para combatir la pena de volver a la rutina laboral.
Lo cierto es que hay un montón de explicaciones diferentes para entender la bajada de ciertos negocios: los talleres y los concesionarios de coches se van fuera de la ciudad; los negocios de reparaciones cierran porque las cosas se tiran más que se arreglan; las agencias de viajes (que se han desplomado a la mitad) tienen menos clientes porque hay muchos que se montan el viaje por su cuenta; los carpinteros y las fábricas de muebles cada vez tienen menos que hacer en su competencia contra las grandes multinacionales; las firmas constructoras tienden a la concentración...
En realidad, a la concentración tienden casi todos los sectores, porque en una economía de escala cuanto más grande es el negocio más posibilidad tiene de ofrecer mejores precios.
«Lo que va a más es la parte experiencial», dice Zorrilla. Se refiere a «los cuidados personales y la salud» de un modo muy particular. «Esto va a cambiar la radiografía de la ciudad». Muy espectacular ha sido el aumento de centros de medicina especializada (suben de 589 a 834 negocios). Pero más aún el epígrafe de 'otras actividades sanitarias' donde se incluyen desde masajistas hasta fisioterapeutas, pasando por podólogos y acupuntores; pues bien, esto se ha disparado de 517 a 1.228 establecimientos. De la mano de los nuevos tiempos también llega el aumento de veterinarios, porque hay más perros que niños, y de los juegos de azar, porque tienen una maquinaria de captación potentísima.
Zorrilla augura que la venta 'online' va a seguir creciendo y las tiendas físicas cada vez va a ser más grandes, ejerciendo como «punto de generación de comunidad de las personas vinculadas a las marcas». Van a ser también «entornos más experienciales». Y además está «la inteligencia artificial», que «lo va a cambiar todo». Resumiendo: «Vamos a alucinar».
Bilbao, y Bizkaia en general, está atrayendo muchos rodajes gracias a los beneficios fiscales que se ofrecen y a una labor intensa de promoción de la ciudad y del territorio. Seguramente sea por eso que la industria en torno a esta actividad ha crecido bastante. En concreto, en 2008 había 54 firmas de producción cinematográfica y de vídeo, que ahora se han más que duplicado, hasta las 121. Además, los negocios dedicados a la postproducción, tanto de cine como de televisión, han pasado de 11 a 20.
Es este un sector en el que las instituciones tienen puesto el punto de mira y por eso el Ayuntamiento de Bilbao ha proyectado un polo audiovisual en Punta Zorroza cuando los planes urbanísticos prosperen allí. Un lugar con grandes pabellones para rodar películas, con salida a la ría, con calles donde hacer persecuciones....
Lo curioso del asunto es que, mientras la industria gana presencia en Bilbao, las actividades de exhibición cinematográfica siguen en caída libre. En 2008 sólo quedaban ocho salas para ver películas, según los datos de actividades económicas; y ahora la cifra se ha reducido a únicamente cinco. Eso demuestra una vez más que el consumo de este tipo de producciones se ha desviado a las plataformas digitales.
Otro sector en auge, aunque esto es una constante, es el de la informática. Es cierto que en los últimos años ha ralentizado su crecimiento, pero desde 2008 hasta ahora las empresas dedicadas a la programación han subido de 64 a 236. Y las consultoras, de 145 a 201.
En el Directorio de Actividades Económicas (DirAE), donde están todas estas cifras, también se fijan en las Administraciones públicas, que es el ámbito que más crece con diferencia en Bilbao, al pasar de 3.533 establecimientos a 4.456 en los últimos 16 años.
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