Querido Nico: que te vayas al Barcelona es lo que más nos duele
Allí no va a ser todo risas y bailes. Tienes pubalgia y a veces te desenchufas. En San Mamés lo perdonábamos. En otros lugares no
«Si le hubiera cortado las alas habría sido mío, no se habría marchado. Pero habría dejado de ser un pájaro». Es la esencia del ' ... Txoria txori' que cantamos en comunión con el equipo. Deberíamos recordarlo. No solo vale para despedir a un Iraola que deseábamos renovara un año más en la parte final de su carrera. También para un Nico que está en el inicio de la suya. Por eso cuando me preguntan, incluido este martes en 'El Partidazo de Juanma Castaño', digo que si el pequeño de doña María quiere irse, habrá que dejarlo partir. Sabíamos que llegaría. Pero eso no impide que duela. Porque hay otro detalle. El destino. Es el que más nos afecta.
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El Madrid ha sido, y será, nuestro eterno rival. Para ellos desde hace años, no nos engañemos, somos cita incómoda pero no trascendental. Las suyas son frente a los blaugranas o con rivales de la vieja Europa. Pero en Bilbao el clásico sigue siendo ante el club merengue. Por eso jamás hemos querido que uno de los nuestros acabase allí. En cambio ir al este de la Península, siendo toda marcha mala, no nos parecía tan indigesto. Hasta que empezamos a entender lo que quería decir «primos-hermanos». Que ellos iban de hermanos y nosotros hacíamos el primo. Nos han ganado las cuatro finales de Copa que hemos jugado en los últimos tiempos y lo hemos aceptado con elegancia. Incluida la que se celebró en su casa. Cosa que no sucedió al revés cuando logramos la Supercopa de 2015. De súper pasó a mini y de copa a chupito rancio. Y ha ido a peor. El palco de San Mamés conoce el carácter del presidente blaugrana. En octavos y en cuartos de final de Copa, sin ir más lejos. Por no hablar de ciertos directivos que no entienden que ya no nos caen bien, porque se lo han ganado a pulso. Otros, por menos, ya fueron descendidos. Pero, en lugar de ser cautos y amables, tiran de orgullo mal entendido.
Imaginen a otro club que tuviera un turbio y no aclarado asunto de pagos a un árbitro que manejaba el cotarro. Que tuviese una deuda astronómica, se inventara 'palancas' para argumentar que tenía un dinero ficticio y que con eso pretendiera comprar jugadores. Que tampoco aceptara, como pasó la temporada pasada, que no les vendiéramos a uno de los nuestros por menos dinero de lo que decía la cláusula o fracturando los pagos. Y que, cuando el jugador renunció, pusieran a caldo a su hermano llamándole mediocre y acusándolo de cercenar el futuro del chaval. Una manipulación emocional donde incluían a su madre, por desear que se quedara en Bilbao. Dirían que es un chiste. Pues es lo que ha pasado. Por cierto qué curioso que presidente, directivos y entorno mediático de dicho club utilice el nombre de nuestra villa para referirse al Athletic. Antes no pasaba tanto, ni de manera tan burda. Será que estamos sensibles. Y lo dice una entidad que cree que les roban en todas las disciplinas, sea fútbol, baloncesto, balonmano o petanca, que tiene fichajes en los tribunales y que habla de fair play. Por eso este socio quiere decirle algo al pequeño de los Williams.
Querido Nico:
Hace poco coincidí con tu hermano. Le confesé que soy un incondicional desde el primer día. Cuando muchos aún no creían en él. Nuestro gato, guapo y negro como vosotros, se llama Williams por Iñaki. Tú por entonces jugabas en categorías inferiores y tu madre celebraba que te castigaran sin jugar cuando te habías portado mal o no habías estudiado. Lo comprobé una mañana en Urritxe, frente al Amorebieta. Allí estaba María. Animando al equipo, pese a saber que no saltarías al campo. Valores. Los mismos que tiene tu hermano. «Es una persona noble y agradecida», comenta sobre él un exjugador que le conoce bien. Sabe lo que es que tus padres no puedan pagar el alquiler o te quiten la luz. Se llama así por Mardones, el cura que ayudó a tus padres a llegar a Bilbao y arrancar una nueva vida. Te han educado bien. Por eso debo decirte que no me gustaron los corrillos y las risitas con Lamine y compañía en el último partido frente al Barcelona. Era la noche de Óscar de Marcos, como dices, tu otro hermano. Nos acababan de ganar en un partido donde, viendo cómo celebraron el penalti, parecía que se jugaran un título. Y de fondo sus seguidores cantando «Nico es culé». Fue muy feo. Aunque es cierto que nosotros de bocazas también vamos sobrados. Lo que me recuerda algo.
Habrá quien te pite argumentando libertad de expresión. Jamás he silbado a los nuestros. Eso no es ser del Athletic. Y menos borrar tu cara de un mural o insultarte en las redes. No hagas caso. Pero habrá otra afición que simplemente te mirará con la tristeza de quien contempla a un ser querido que nos desilusionó. Allí no va a ser todo risas y bailes. Tienes pubalgia y a veces te desenchufas. En San Mamés lo perdonábamos. En otros lugares no. Ojalá me equivoque. Pero creo que Laporta, pase lo que pase, ya ha ganado. Si paga, habrá que verlo, se lleva a un gran jugador. Y si no, voceará que son víctimas de un contubernio. Entonces te tocará recular con la sensación de mal rollo y habrá logrado su objetivo. Desequilibrarnos y vengarse de lo que cree es un mal trato hacia ellos. Por eso duele que te vayas allí. Luego está lo deportivo. Supone ayudar a quien más nos ha castigado. Preferíamos Inglaterra, Alemania o Francia. Pero has tomado otra decisión. O eso parece. Porque no dices nada. En la vida hay que dar la cara. Si te vas que te vaya bonito. Aceptamos que abras las alas. No podemos ni debemos cortarlas. Entendemos que el pájaro vuele. Pero entiende tú, que es el destino lo que más nos duele.
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