A Linaje les quedó grande el escenario de Abandoibarra
El verde quinteto navarro de rock urbano y transgresivo liderado por Aarón Romero, el hijo de Kutxi, el de Marea, empezó tarde, sonó mal y abusó de las versiones para rellenar el tiempo de actuación
Segundo sábado, octavo día de la Semana Grande, y como quien dice el último día de fiestas con fuste. Es que hoy domingo no hay ... conciertos 'grandes', ni toros, ni siquiera fuegos artificiales. Y como el bolo que nos tocó cubrir ayer resultó la segunda decepción de la Aste Nagusia (mejor hubieran actuado en una txosna los navarros de Linaje), vamos a llenar el espacio haciendo un resumen de nuestras fiestas: doce conciertos (en el tercer párrafo se ordenarán por calidad los ocho del programa oficial que le tocó cubrir a este plumilla), sólo dos rondas pagadas en bares, bolos y toros (nos invitan por doquier, y eso que nos resistimos...), pocas horas de sueño (¡y ni siquiera una hora libre al día para frenar, meditar y descansar!), ocho festejos taurinos con la alegría de ver dos tardes la plaza llena, y dos abonos en sombra (comprados, ¿eh?) muy bien aprovechados: 24 entradas en total, de las que usamos 20 (si el teléfono móvil no se hubiera roto habríamos colocado 22).
En los conciertos oíamos el descontento de los paisanos de todas las edades respecto al escaso interés de la programación musical oficial, demasiado localista, y eso a pesar de que el presupuesto para los cachés es más alto, de más de un millón de euros para un centenar de actuaciones. La gente es consciente de que la están tomando por el pito de un sereno y el escándalo del evento principal suspendido el primer día porque no se había montado el tinglado es sintomático de una fórmula festiva que no da más de sí por rutinaria. Hum..., seguro que vuelven a contratar para 2026 a las tres chicas (Maren, Kai Nakai y Olatz Salvador). Al menos sería lo elegante.
Estas fiestas ha acudido menos público a los conciertos y en Abandoibarra no ha habido llenazos. Se ha estado supercómodo y era fácil pillar sitio delante hasta llegando un minuto antes de la hora. De los ocho conciertos analizados por el que suscribe, el mejor ha sido el de Coque Malla (Abandoibarra, lunes), el segundo el de Alejo Stivel, ex Tequila (La Pérgola, viernes, con media entrada si se llegaba), el tercero el de Rozalén (Parque Europa, miércoles), el cuarto el del gladiador Abraham Cupeiro (Plaza Nueva, primer sábado), el quinto y el sexto se lo podrían intercambiar entre Janus Lester y Gatibu (el primero el domingo en Abandoibarra y los segundos el jueves en el Parque Europa), y las dos decepciones quedarían en séptimo y octavo lugar, el muy inesperado chasco de Sorotan Bele con la Banda Municipal de Bilbao (en los toros este sábado dijo uno en el tendido de sombra que las bandas municipales son un derroche de dinero público y que trabajan poco, y otro replicó que la banda debería actuar todos los días en fiestas y así no contratar ningún otro concierto) y los roqueros de Linaje este segundo sábado en Abandoibarra (¿cuánto ha costado este concierto de un grupo navarro con un disco de 33 minutos titulado 'Desataron a los perros', cinco músicos muy jóvenes a los que el escenario principal les quedó muy grande y la explanada a su público, que justo llegaba hasta la mesa de sonido y estaba muy holgado, muy ancho?).
Había súper poca gente, casi tan poca como el día de Janus Lester, y aun así también estaba cerrado el acceso por las escaleras del Guggenheim. Es que nos tratan como a bobos o peor: el concierto de Linaje se estaba demorando y la chavalería, que era mayoría en la explanada del museo, se puso a pitar con razón. Y a las 11.40 de la noche salió alguien a contar que había problemas y que no silbáramos, tratándonos como a basura, como a seres inferiores. Y lo dijo a viva voz porque no funcionaban los micrófonos. A la postre el bolo arrancó a las 11.53, con 23 minutos de retraso, y duró 71 minutos para 18 temas, entre ellos un solo de percusiones, unas copillas del líder Aarón Romero al cajón flamenco, y mogollón de versiones (Los Suaves, dos de Barricada, La Vela Puerca, los Marea de Kutxi Romero, el padre del líder…).
El ayuntamiento debería eliminar al menos uno de los escenarios grandes, el de Abandoibarra (que se usa ocho días) o el del Parque Europa (¡que sólo se usa cuatro!), o los dos. Total, pone todos los bolos importantes a la misma hora... Es ridículo. A los que les gusta la música les debería irritar. Pero bueno, este sábado no había nada carismático donde elegir: los folkies Acetre en la Plaza Nueva, los DJs de Megastar FM en el Parque Europa, los 'mocedadescos' Trigo Limpio en La Pérgola (sustituyeron al enfermo Sandro Giacobbe), y esto que les informamos de Linaje, que habría estado mejor en un txosna y no en un espacio con capacidad para 9.000 almas.
Linaje dieron un bolo que se hizo largo, y eso que duró poco más de una hora. Pero es que hubo casi media de demora, y encima hubo muchas dilaciones entre canción y canción. Y en general la cosa sonó mal, muy mal hasta la quinta canción. No había pegada, la vulgaridad se disfrazaba de visceralidad, el líder absoluto se quitó a la segunda canción la camiseta que llevaba (de la banda La Vela Puerca), en esa misma segunda canción ('Desataron a los perros') el tal Aarón dijo que «si hay algún picoleto en el recinto que se vaya a tomar por culo», y bajo el mal sonido se percibía el deje flamenco gitano ('Ay, morena mía') y la sombra de la voz del padre ('Por hijo de la gran puta', una que entrará en su siguiente álbum).
Todo cursaba muy irregular: no calaba el influjo de AC/DC, no les quedó redonda la historieta de 'Todos mirando' de Barricada, y a la sexta algo hizo clic y se oyó mejor la versión de 'La sin razón' de los uruguayos La Vela Puerca. Pero ese sonidazo se diluyó, el grupo de chavales de Berriozar (todos con pantalones cortos) versionó a Los Suaves ('Sin noticias', un tanto tosca les quedó), su líder a solas versionó con una acústica a Barricada y Marea ('No hay tregua' y 'La luna me sabe a poco', las dos mejores canciones del rock, dijo Aarón), dedicó a su abuelo con Alzheimer 'Aún me duele', hubo un par de rellenos con el cajón y con Aarón como si fuese un solista más que un miembro de un quinteto, intervinieron dos invitados (a un saxofonista y en el punk 'Askatu izazu ilea' a un cantante de su quinta y Aarón ondeó una ikurriña que pidió a unos de la primera fila), y al final a base de rock transgresivo ('A la luna le sobran canciones', para cerrar 'Nunca quise tu esqueleto') volvieron a apuntar maneras que no se acabaron de clarificar por culpa del sonido (Aarón dijo que la demora se debió a problemas con la mesa de sonido).
Concluyendo: los verdes Linaje dejaron una sensación general inferior al disco debut, 'Desataron a los perros', probablemente debido a los problemas técnicos, y deberían agilizar la continuidad del repertorio cuyas letras albergan cierto afán lírico influido por los versos de esparto del padre, Kutxi Romero, de profesión bandolero, como rimaba antaño.
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