El Alavés se pierde en la espesura
Cae en Oviedo tras la expulsión de Abqar en un duelo plano y de escasas ocasiones resuelto en una acción a balón parado
El Oviedo ya dejaba ver por sus resultados que lo suyo es meter el fútbol en la selva de los partidos trabados y ahí, en plena espesura, el Alavés simplemente se perdió. Entre las lianas de los duelos individuales y los frondosos árboles de un juego escaso de ritmo y limitado en ocasiones. Sin capacidad técnica para alterar el guion de un choque siderúrgico, cedió después de la expulsión de Abqar. Aún más doloroso por tratarse de un cabezazo de Tarín en parábola en una acción a balón parado. Una pelota donde Sivera bien pudo hacer más. Si el colectivo nunca funcionó en el aspecto ofensivo, salvo en los instantes finales de la primera mitad, tampoco pareció que las decisiones importantes resultaran acertadas. Abqar, que ya rozó la expulsión antes del descanso, debió ser sustituido antes por Luis García. Se antojaba peligroso que el marroquí, este viernes lejos de su nivel y siempre en el límite, siguiera sobre el césped. Así lo corroboró cuando erró un control en principio sencillo y derribó por obligación a Obeng. Solo el VAR advirtió lo flagrante ante la vista miope de Fuentes Molina.
Real Oviedo
Braat; Lucas, Tarín, Dani Calvo, Abel Bretones; Viti (Koba, m. 73), Luismi, Jimmy (Mángel, m. 46), Hugo Rama (Montoro, m. 25); Obeng y Borja Bastón.
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Deportivo Alavés
Sivera; Tenaglia, Abqar, Maras, Duarte (Javi López, m. 84); Benavídez (Sedlar, m. 58), Salva Sevilla (Taichi Hara, m. 84); Luis Rioja, Guridi, Alkain (Laguardia, m. 73); Miguel de la Fuente (Sylla, m. 58).
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Árbitro Fuentes Molina (Colegio valenciano). Amonestó a los locales Luismi y Bastón y a los visitantes Abqar -amarilla y en la segunda parte roja directa-, Benavídez, Tenaglia y Hara.
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Gol 1-0, m. 79, Rodri Tarín.
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Incidencias 12.702 espectadores en el Carlos Tartiere de Oviedo.
Al Alavés le quedó una vez más la cara de oportunidad derrochada. Son demasiadas en realidad lejos de Mendizorroza. No suma tres puntos la escuadra albiazul desde que visitó Andorra, un duelo del que apenas quedan referencias en la memoria. Desde entonces seis duelos para sumar dos puntos a domicilio. Muy poco para un equipo que pretende mantenerse entre los mejores. Como ya sucedió ante Málaga y Tenerife, la sensación de caer ante un adversario discreto añadió sal a la herida. Aunque nada como un rival intenso y compacto para desnudar las limitaciones alavesistas. El fútbol, como demostró el Oviedo, tiende hacia equipos sólidos y muy físicos. Cada vez más preparados para practicar un juego casi mecánico. Ahí solo se abre la lata con el abridor de la calidad o el balón parado. Ninguno de ellos apareció. Así que el choque, que bien podía haber sido un soso 0-0, se quedó en un 1-0 al que tampoco se puede reclamar casi nada. El rival, sin alardes, pisó más área. Nada determinante, pero sí indicativo de que los asturianos alcanzaron lo que buscaron con ahínco.
Luis García había repetido el once que una semana atrás arrancó ante el Burgos. Aquel duelo notable que cortó la mala racha albiazul para abrir el año liguero con una alegría. No parece ni mucho menos descabellado pensar que si no existen lesiones o sanciones este mismo conjunto titular tiene todas las opciones de mantenerse como el 'ideal' hasta el final de campaña. Con el permiso de Laguardia, Sylla y los recién llegados, como un Antonio Blanco que finalmente quedó fuera de la convocatoria.
Lejos de las sorpresas, el encuentro arrancó con una escuadra local tan enérgica como limitada de recursos. Aunque con empuje, recuperaciones, contragolpes y juego directo, el Alavés comenzó a sufrir. Dos peticiones de penalti en los instantes iniciales por manos no sancionables, una falta peligrosa al borde del área, una cartulina para Abqar, que depués se jugaría la segunda antes de acabar expulsado.
Instantes de dificultades para una escuadra vitoriana otra vez espesa con la pelota. El Oviedo, como muchos otros, vive de sus prestaciones defensivas en una categoría donde las acciones diferentes en zonas de peligro escasean. Hasta el descanso, al Alavés solo le dio para una pequeña reacción final comandada por Salva Sevilla. Si alguien pretende aprender cómo se juega en el centro del campo solo queda mirar al tipo de pelo cano. Las nieves del tiempo platean su sien a la vez que clarean el juego alavesista, en demasiadas ocasiones de color hollín. Sin capacidad para el desborde en la zona de tres cuartos y con un ataque a veces de juguete. A Salva Sevilla apenas se le sumó un tenaz y combativo Tenaglia, que lo intentó con subidas repetidas y profundas. Algo también de Sylla y poco más hay que comentar sobre las prestaciones albiazules. El rival consiguió ahogarlo con un abrazo permanente. En la zona de tres cuartos con Alkain, Guridi y Rioja apenas ofreció otra vez acciones interesantes. Ni hablar de un Miguel engullido por el partido. Ni de un Benavídez que en poco se parece al que arrancó la temporada y vive ahora de forma permanente al borde de la cartulina roja. Demasiados condicionantes, aunque la realidad habla también de un Alavés que hace apenas siete días cuajó uno de sus mejores partidos de la temporada ante el Burgos. Todo hay que contemplarlo.
No hubo en realidad partido desde que Tarín marcó. El Oviedo, ante un Alavés con diez, controló el duelo con solvencia. Sin inquietudes. Pero le bastó a un conjunto carbayón que suma 16 de los últimos 18 puntos en su estadio. Es decir, atraviesa un buen momento que el Alavés padeció. Para sumar la quinta derrota en seis partidos y quedar a expensas de una buena racha si el objetivo real es engancharse a la pelea por el ascenso directo.
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