El regreso a Mendizorroza de un histórico
Historias albiazules ·
Félix Díaz de Espada, «el mejor lanzador de penaltis del fútbol hispano», recibió un homenaje en Vitoria en 1977 tras décadas fuera de España perseguido por la dictadura franquistaAunque hoy algunos la presenten como un fracaso, la historiografía que ha estudiado seriamente la Transición recalca su complejidad, pero también su capacidad para superar ... las dificultades. En cuanto a la Guerra Civil y a la dictadura franquista, no hubo olvido, pero sí el deseo de aprender del pasado y evitar a toda costa un nuevo conflicto fratricida.
Esta idea de reconciliación y de mirar hacia el futuro tuvo también su reflejo en el mundo del fútbol. Así lo demuestra el modo en que el Deportivo Alavés acogió a uno de los futbolistas de sus primeros años, que en la Transición pudo regresar de un largo exilio en México. Se trataba de Félix Díaz de Espada Partearroyo (1904-1981), delantero del 'Glorioso' entre 1921 y 1928, empleado de banca y presidente de la sección bancaria de la UGT en Vitoria. Compartía ideología izquierdista con sus hermanos Luis, jefe de la central telefónica local, que estuvo un tiempo encarcelado; y José María, topógrafo, que fue apresado por las tropas sublevadas en Cantabria, siendo condenado a muerte y ejecutado en octubre de 1937.
Félix tuvo más suerte y, tras pasar a zona republicana, pudo salir de España y marchar a América, de donde regresó en 1977, tras la muerte de Franco. El 11 de septiembre de ese año fue objeto de un emotivo homenaje en Mendizorroza, promovido por el presidente albiazul, Hipólito Lalastra. Fue en el Alavés-Granada, que inauguraba en casa la Liga de 1977-1978 en Segunda División. Antes del inicio, Espada saltó al centro del campo para entregar el trofeo Poliki al jugador más popular en la temporada anterior, que recayó en Jorge Valdano. El «exjugador del Alavés de los tiempos heroicos» recibió una gran ovación por parte del numeroso público que estaba en las gradas.
La prensa, incluso la más conservadora, como 'Norte Exprés' (sucesor del diario carlista 'Pensamiento Alavés'), saludó al antiguo ídolo babazorro con gran cariño: «Recordemos, para los que todavía no peinan canas, que Espada fue un gran jugador alavesista, de los fundadores del D. Alavés». En una entrevista, el reportero le preguntó si había «diferencia entre aquel fútbol de usted y el de ahora: Sí, una elemental -respondió Espada-: el profesionalismo. Entonces éramos 18 o 20 amigos de verdad, a los que unía este deporte y su amor por él y por los colores que defendíamos». Espada comparó el fútbol español con el mexicano, al que consideraba más técnico en el plano individual, aunque él seguía siendo «un acérrimo alavesista».
También EL CORREO lo entrevistó, junto a otros vitorianos, testigos de la Constitución republicana de 1931, con motivo del referéndum constitucional de 1978. El exfutbolista albiazul pensaba que la nueva Carta Magna contenía «algunas mejoras. En contra se puede decir que tiene algunas cosas muy confusas. Pero hay que reconocer que, mientras haya cosas buenas, son puntos que se van ganando, y también que con ella no se puede dar gusto a todos». No obstante, era consciente de que la libertad se ganaba día a día: «Cuarenta años de opresión de un pueblo que no se ha podido manifestar libremente dejan una secuela».
Cuando Espada falleció, en 1981, 'Norte Exprés' recordó la época en la que «hacía diabluras con el balón, en defensa de los colores alavesistas, junto a los que fueron gloria del fútbol español: Ciriaco, Quincoces, Antero, Patxi Errasti, el pequeño Crespo, con el también finado Juanito Díaz bajo los palos y bastantes más que supieron dar gloria al Deportivo Alavés». Exagerando un poco, la prensa señaló que el pionero albiazul sería «recordado siempre como el mejor lanzador de penaltis que haya existido en el fútbol hispano». Recalcó que había tenido que permanecer «exiliado en México, donde trabajo y vivió como una honrada y excelente persona que era», pero que, a su vuelta, acudía puntualmente a ver los partidos del Alavés. En el siguiente encuentro, contra el Atlético Madrileño, el once alavesista lució un brazalete negro, en memoria de Díaz de Espada.
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