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Historias en albiazul
El otro Julio IglesiasEl nombre de Julio Iglesias evoca al cantante español más conocido a nivel mundial o, en el caso de la historia vasca reciente, al empresario Julio Iglesias Zamora, secuestrado por ETA en 1993. Este hecho fue el origen del lazo azul, promovido por Gesto por ... la Paz, un símbolo clave en el inicio de la reacción de gran parte de la sociedad vasca contra la organización terrorista. Sin embargo, para el Deportivo Alavés este nombre está vinculado al defensa Julio Iglesias Santamaría, que, procedente del Real Betis Balompié, tuvo un paso fugaz por las filas del Glorioso en la temporada 1976-1977.
Iglesias había nacido en la localidad cántabra de Los Corrales de Buelna en 1944. Tras pasar por el Rayo Cantabria, debutó en el Racing de Santander en 1964, fichando dos años después por el Atlético de Madrid, con el que ganó una Liga y dos Copas. Tras tres años en el Betis, finalizó su contrato en el verano de 1976. Al parecer, «costó un buen rato convencer al jugador, por lo que nos figuramos que habrá habido muy abundantes razones». De hecho, había otros equipos, como el Cádiz, que también pugnaban por él. Iglesias explicó por qué le había interesado la llamada del Alavés: «Vine a Vitoria, cambiamos impresiones y, por añorar los aires del Norte, unido también a que me agradaron los directivos, de los que tenía y tengo unos informes muy favorables, sobre todo en cuanto a seriedad, llegamos fácilmente a un acuerdo y aquí me tienen».
A Iglesias, que tenía entonces treinta y dos años, se le consideraba un jugador veterano y, de hecho, se convirtió en el futbolista de más edad de la plantilla albiazul, superando al portero Rodri. Su fichaje provocó «comentarios poco favorables», debido a su edad, pero él lo negaba, pues físicamente se encontraba bien, aunque era cierto que no había podido entrenar durante el verano. El míster albiazul, Joseíto, declaró a EL CORREO que «lo importante es contar con jugadores que sepan el oficio» y la prensa destacó que algunos futbolistas en activo habían superado incluso los cuarenta años con buen rendimiento, como el uruguayo Héctor Scarone.
Iglesias tenía contrato por una temporada, pero su estancia en Vitoria fue breve y complicada. Jugó las siete primeras jornadas de Liga, coincidiendo con una crisis deportiva del Alavés. Esta hizo que, al perder el partido en casa contra el Getafe, el 17 de octubre, el público estallara contra los jugadores y contra el cuerpo técnico: «Sonaron con fuerza los gritos de ¡fuera!, ¡fuera! y ¡sinvergüenzas!, ¡sinvergüenzas!, con el consiguiente planear de pañuelos blancos. Tras corear con 'olés' las últimas jugadas del Getafe, al término del encuentro la bronca fue monumental, con masivo lanzamiento de almohadillas al terreno de juego (…). Más tarde, frente a la tribuna central, varios cientos de hinchas increparon duramente a los jugadores albiazules».
El 10 de noviembre de 1976 Iglesias jugó su último partido con el Alavés, en la Copa contra el Guecho. El 22, se anunciaba que causaba baja en el club, «después de haber llegado a un total acuerdo con la junta directiva». Así lo explicó la prensa: «Efímero ha sido el paso de Iglesias por Vitoria, pero otros asuntos requieren su presencia y es muy probable que Iglesias abandone definitivamente el fútbol activo después de haber dejado constancia de su indiscutible clase en equipos como Atlético de Madrid y Betis. Deseamos a Iglesias, en la despedida. toda serie de venturas».
El gerente albiazul, Zárraga, negó que se hubiera fallado en su contratación, pues su baja había sido «por causas bien ajenas al fútbol». En realidad, Iglesias no se retiró, pues en enero de 1977 fichó por el Racing, el equipo de su provincia y en el que había comenzado su carrera deportiva. Por eso, la prensa vitoriana habló de «una segunda versión del hijo pródigo». No obstante, esta última aventura futbolística de Julio Iglesias duró muy poco, pues el jugador se retiró definitivamente del fútbol al final de esa temporada.
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