El Alavés y un verano bastante movido
El verano es la estación más agitada para los clubes de fútbol, al acumularse cambios y renovaciones de todo tipo: de técnicos, jugadores, abonos, equipaciones, ... instalaciones e incluso de categoría. Esto fue lo que sucedió en el verano de 1930, cuando el Deportivo Alavés, tras haber logrado proclamarse campeón de Segunda, preparaba su estreno en Primera División.
La temporada 1930-31 se esperaba con ilusión deportiva, pero también con preocupación por el reto. Para empezar, por primera vez desde que el club contaba con entrenador, se renovó al del año anterior, Paco Baonza. En cuanto a la plantilla, el club tuvo que resistirse ante ofertas por sus mejores jugadores, y en especial por la pareja defensiva internacional (Ciriaco y Quincoces), por la que al parecer el Barcelona llegó a ofrecer 200.000 pesetas, una cantidad muy considerable para la época.
A primeros de julio, la prensa local reflejó el no parar de los responsables de cerrar la plantilla para el próximo año: «Estos días se nota movimiento en la Secretaría del Deportivo Alavés y la cuenta de la Compañía Telefónica sube que es un primor. Telegramas y telefonemas y un montón de conferencias». Se decía que el delantero Manolo Olivares ya había renovado, «después de la visita que ha hecho su padre a Vitoria», y se esperaba que Ciriaco y Quincoces firmaran pronto su nueva ficha: «En resumen, que solo se duda de dos, tres jugadores, a lo sumo, de 'la vieja guardia'. Los demás volverán a firmar, como vuelven las oscuras golondrinas. Y con los que ya han firmado, Fede, Juan Ramón, Jáuregui, Martínez, Lecue… etc., se formará 'la tropa' del Deportivo».
Todavía a finales de agosto, Quincoces evaluaba así el plantel del Alavés para la siguiente campaña: «Se ha contratado a unos cuantos elementos nuevos. Modestos, porque el Deportivo Alavés no puede desprenderse de grandes sumas». El defensa albiazul pensaba que el equipo haría un buen papel en Primera, manteniendo la columna vertebral del equipo, con las bajas de Cachi, Modesto y Crespo: «Tenemos la base porque somos los mismos del año pasado a excepción de Cachi, que dicen vuelve al Baracaldo; de Modesto, que ahora se dedica a su profesión de médico; y de Crespo, que encauzará su vida por muy buen camino, asociándose a sus hermanos en el negocio de estos. Tres bajas que se sienten porque en el Deportivo Alavés todos somos como hermanos. Pero creo que entre los nuevos habrá quien pueda sustituirles».
Finalmente, hubo diez nuevas incorporaciones, todos alaveses o de provincias próximas, pero en la práctica casi todos ellos fueron suplentes. De este modo, el equipo titular mantuvo básicamente la estructura de la campaña anterior, con Beristain, Ciriaco, Quincoces, Fede, Antero, Urquiri, Arsenio, Jáuregui, Olivares, Albéniz y Lecue como el once más habitual. De ellos, solo Lecue, Fede y Jáuregui eran nuevos fichajes. El propio Crespo terminó jugando varios partidos.
Ante esta escasa renovación de la plantilla, surgieron voces que pensaban que el equipo -que en muy poco tiempo había llegado desde las categorías inferiores hasta lo más alto del fútbol español- no daría la talla en Primera. Algunos, además, querían que el Alavés no solo obtuviera buenos resultados sino que también jugara bien. Pero eran «muchos más los que quieren ver ganar que los que quieren ver jugar. Dejen pues el juego bonito para los partidos amistosos». Tras este verano movido, el Alavés comenzó muy bien la competición, dando un mentís a las «afirmaciones gratuitas» sobre la escasa calidad de la plantilla. Pero, aunque luego llegaron las apreturas, el equipo albiazul logró en su debut la permanencia en la máxima categoría, que era su objetivo en ese año tan complicado.
Por mi parte, con este artículo cierro la Sección de 'Historias en albiazul' de este año, a la espera de retomarla cuando comience la nueva temporada 2023-24, tan ilusionante como aquella, ya lejana, de 1930-31, en la que el Alavés se estrenó en Primera División.
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