Alavés 1-0 Valencia
El Alavés acaricia el final feliz
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Alavés 1-0 Valencia
El Alavés acaricia el final felizPasen y vean, que en Mendizorroza siempre cabe el redoble de tambores y el más difícil todavía. Como batir en otro partido en el límite ... a un Valencia invicto en las diez últimas jornadas con un gol de Jordán tras un penalti polémico. Para acariciar así el final feliz de la temporada gracias a la derrota del Leganés en Villarreal. Cuatro puntos de ventaja a falta de seis por disputar y todas las opciones para tratar de finiquitar la temporada este domingo en Valladolid.
A una victoria se encuentra la salvación matemática y es mejor olvidar las demás cuentas y solventarlo en el Nuevo Zorrilla por méritos propios. Lo contrario exigiría celebrar un congreso de cardiólogos en el paseo de Cervantes para recibir a Osasuna en la jornada 38. El aficionado albiazul se merece un partido tranquilo. ¡Uno¡
Alavés
Sivera, Tenaglia, Mouriño, Garcés, Manu Sánchez, Guevara, Blanco (Protesoni, min. 84), Carlos Vicente, Aleñá (Conechny, min. 90), Guridi (Jordán, min. 65) y Kike García (Toni Martínez, min. 90).
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-
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Valencia
Mamardashvili, Diakhaby (Canós, min. 84), Tárrega, Mosquera, Gayá; Rioja, Pepelu, Barrenechea, Diego López (Iván Jaime, min. 65); Rafa Mir (Aarons, min. 84) y Hugo Duro.
Gol: 1-0: Jordán, de penalti (min. 79).
Árbitro: Gil Manzano (Comité Exremeño). Tarjeta amarilla a Garcés, Protesoni y Mouriño, del Alavés, y a Hugo Duro, Mamardashvili y Aarons, del Valencia.
Incidencias: 17 626 espectadoras y espectadores, y gran ambiente, en Mendizorrotza.
Nada se deja el Alavés cuando sale al césped y, a base de insistencia, saca partidos en los últimos tiempos. Se trata de mantenerse siempre ahí. En esas condiciones, las de un cuadro vitoriano que ha cambiado la porcelana por el cemento como material defensivo (tres goles encajados en siete partidos), siempre hay opciones. No existieron esas posibilidades durante otras fases de la campaña. Cuando el sistema defensivo alavesista era el palillo de la barraca de feria. Ese sobre el que disparaba cualquiera hasta romperlo y obtener premio en el área de Sivera.
Otra cuestión es la capacidad ofensiva. Parece más complicado enviar un pase de calidad entre líneas que meter un gol. Que los Tenaglia, Mouriño, Garcés y Manu Sánchez fuesen otra vez de lo más destacado habla de lo que hay. Y eso que el último debió lidiar de inicio con un hiperactivo y preciso Luis Rioja.
Curioso, paradójico y hasta emocionante, por lo extraño tras recibir cornadas arbitrales de varias trayectorias esta campaña, es que el partido que parece conceder media salvación se sacara adelante gracias a una decisión del colegiado. Aunque no fuese precisamente la más clara. Ese leve toque inicial de Mamardashvili (imperial todo el duelo y que casi ataja el penalti) con la rodilla a Mouriño. Y el atropello posterior al albiazul cuando el portero solo rozó el balón en su fallido despeje.
Gil Manzano señaló la pena máxima y se resistió a cambiar su decisión cuando desde el VAR Hernández Maeso le envió al monitor. Menos mal que este último no hizo lo mismo cuando en el Levante-Alavés le llamaron para decidir sobre el penalti que Villalibre convertiría en ascenso en el verano de 2023.
Hasta suspense extremo pareció existir en un duelo donde Jordán lavó con un gol decisivo los trapos sucios de aquel penalti Panenka ante el Rayo. Ante este tipo de jugadores nunca se sabe si se trata de personalidad o inconsciencia. Pero cuando llegan los momentos delicados conviene siempre que a la sobriedad y hasta sufrimiento extremo de otros se una esa frivolidad de los 'jugones'. De los que parecen jugar en bata y zapatillas de casa, como si un encuentro decisivo resultara tan importante como bajarse una u otra aplicación del móvil. Pero solo hay dos tipos de penaltis, los que entran y los que no. El suyo debe contribuir y mucho a la continuidad del Alavés en Primera.
Coudet había tirado de los recuperados Tenaglia y Kike García para el once inicial. No hay mucho más si se trata de poner a los mejores. Un cuarto de hora inicial de bloqueo dejó al Valencia muy cerca de tomar ventaja. Al limbo se le fueron acercamientos claros. Después llegaría la reacción y un cúmulo de oportunidades albiazules que un excelente Mamardashvili desactivó. El Alavés puede carecer de claridad para ver la jugada precisa, pero nunca deja de creer.
La tensión creció tras el descanso, como un globo aerostático que se hinchaba en exceso e iba a explotar. Menos control, más ida y vuelta y caminar sobre la cuerda floja. Pero el oficio de funambulista volvió a cuadrar con este Alavés que ya ganó a la Real Sociedad en otro duelo similar. Y apretó Mendizorroza y llegó el penalti, y el 1-0 y la ilusión renovada. Entró Protesoni, además de Jordán, para sostener el entramado defensivo y Sivera salvó la última de Iván Jaime. Salió cara en el lanzamiento de la moneda y el cuadro vitoriano se presenta en la última vuelta con una ventaja notable. Solo falta manejarse bien en el circuito de Valladolid y alcanzar la meta.
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