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Calles a oscuras porque la frondosidad de los árboles oculta por completo la luz que emiten las farolas. Esa es la situación «recurrente» que los ... residentes de distintos barrios de Vitoria denuncian cada cierto tiempo al Ayuntamiento. Atravesar determinadas calles o parques cuando ya ha anochecido les produce «miedo» e «inseguridad» y lo peor es que, en muchos casos, no cuentan con caminos alternativos. Con la intención de lograr una «convivencia» entre ambos elementos y mejorar la calidad de vida de los vecinos, el Gabinete Etxebarria ha elaborado un mapa lumínico en el que detecta los puntos en los que se reproduce esta problemática para en, los próximos meses, corregirla.
Ese estudio detallado, al que ha tenido acceso EL CORREO, señala hasta siete zonas que, en la actualidad, presentan «situaciones urgentes» a enmendar en las que la vegetación 'engulle' a las luminarias. Éstas afectan a los barrios de San Martín, Gazalbide, Txagorritxu o Coronación –espacios con más de ocho calles preocupantes, según sus habitantes– así como a zonas más alejadas del núcleo urbano, y menos transitadas por los peatones, como Alto de Armentia, Portal de Gamarra o Barratxi. Con un grado menor de prioridad porque el alumbrado está por encima del arbolado, pero también con necesidad de que se intervenga por la escasa visibilidad nocturna, se ha ampliado el foco a El Pilar y a una parte de Iturritxu, en la parte más próxima a Adurza.
Además, y para tener a toda la capital alavesa en el radar, se han recogido aquellos lugares en los que «la iluminación es adecuada» y otros donde, pese a que las farolas están bajo la copa de los árboles, no presentan inconvenientes significativos. Con todo, un dato sirve para poner en contexto la importancia de la buena relación que debe darse entre esos elementos: la ciudad cuenta con 112.000 árboles y unas 34.000 farolas.
En lo que respecta a los casos más «graves», saben identificarlos prácticamente de memoria los portavoces de las asociaciones vecinales. En San Martín, Bernardino Mendizabal, mira hacia Abendaño –donde el problema es «clarísimo»–, Pintor Vera Fajardo o la plaza Gerardo Armesto. En estos puntos, dice, «se pierde el 50-60% de la luz», lo que afecta a los habitantes de «un barrio de mediana edad» que «cada vez tienen más sensación de inseguridad al pasar por estas zonas con un arbolado viejo y muy alto».
Por su parte, Unai Rodríguez, de Gazalbide-Txagorritxu, considera que los 'focos' más preocupantes se encuentran en el parque del Conservatorio de la Música, en el de Gazalbide o Los Rosales; espacios «peligrosos» por la noche y que, a la vez, «son muy transitados» porque cuentan con un buen número de viviendas alrededor. Además, de forma reciente, los comerciantes de la calle Gorbea, en Coronación, también relataban que pasar por allí «daba miedo» ya que las farolas apuntan hacia la carretera y quedan ocultas entre los árboles.
Si bien el Consistorio no ha elaborado este informe de la mano del departamento de Seguridad y ha recopilado los datos según criterios técnicos de Espacio Público y al hilo de las peticiones de los ciudadanos, fuentes del área que dirige la concejala Beatriz Artolazabal (PNV) trasladan que sí se marcan como objetivo «garantizar que todas las zonas identificadas reciban la intervención necesaria para optimizar la iluminación y la seguridad».
112.000 árboles
tiene la ciudad, que deben convivir con unas 34.000 farolas instaladas.
En este sentido, concretan que realizarán «podas selectivas y controladas de manera puntual». También están abiertos a reforzar las luz en esos puntos cubiertos por las ramas, por medio de la incorporación de focos que amplíen el haz lumínico, así como barajan la opción de disminuir la altura de las lámparas o reubicarlas.
En cualquier caso, advierten que este documento «clave» está «sujeto a modificaciones» y su «planificación se ajustará a las necesidades que puedan surgir». «Aspectos como la instalación de nuevas luminarias LED, las podas, el desarrollo natural de los árboles y la propia estacionalidad harán que el mapa lumínico se mantenga en constante revisión», matizan los mismos medios.
Expertos en urbanismo coinciden en la importancia de revisar estos parámetros y no aplicar un «sistema estándar» porque «el Ayuntamiento tiene que saber dar respuesta a cada barrio; trabajar en el prueba-error». «La solución no es iluminar todo sin ningún tipo de control», defiende la arquitecta Irene Zúñiga que, incluso, menciona como ejemplos de buena iluminación zonas como la plaza de la Virgen Blanca o el Paseo de la Senda, donde se ha bajado la potencia de las luces, pero son recorridos «seguros» porque las luminarias se encienden al paso de las transeúntes.
Irene Zúñiga
Arquitecta
Sus argumentos nacen de haber investigado a fondo un método, conocido como CPTED, que busca prevenir la delincuencia a través del diseño de la ciudades. Así, asegura que, en estos casos «no hay que tener sólo en cuenta un parámetro, sino medir hasta qué punto el resto de elementos están funcionando bien».
En este sentido, avisa de la importancia de la «vigilancia natural». Esto es, que existan calles «vitales» con tiendas, tráfico, paradas de autobús cercanas, bares con terraza... «Allá donde hay mezcla de usos, se crea un espacio seguro», defiende. También plantea la posibilidad de señalizar esos «caminos seguros», lo que podría generar que más población los transite al mismo tiempo y se cree una mayor sensación de tranquilidad.
Los residentes del Casco Viejo y de Ali han denunciado en las últimas semanas a través de los distintos auzogunes (reuniones vecinales con los responsables municipales) los problemas de iluminación que sufren en algunas zonas de sus respectivos barrios. En el caso de la Almendra Medieval creen que la luz resulta «escasa» en varios puntos. Ellos se refieren a las pocas luminarias que rodean todas las rampas mecánicas (que, además, sufren repetidos parones), también mencionan el cantón de la Soledad, la calle San Vicente de Paúl o Las Escuelas. Según portavoces de la asociación Gasteiz Tixki esto genera «inseguridad» y «cierto malestar» entre los vecinos, sobre todo entre los más mayores. Por su parte, los habitantes de Ali-Gobeo han solicitado «podas de arbolado» que se adapten a las viviendas porque creen que, en la actualidad, «hay ramas que están quitando luz» a sus casas. Piden al Ayuntamiento una «intervención inmediata», después de que hayan dado aviso en varias ocasiones de este problema «y no se haya actuado».
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