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Récord total. 7.654 personas solicitaron el año pasado el asilo en alguna de las comisarías de la Policía Nacional en el País Vasco, un ... 25% más que el curso anterior. Son casi el doble que en 2022. Álava no es ajena a este flujo creciente. 1.500 personas aseguraron en las instalaciones de Betoño sufrir algún tipo de persecución en sus países de origen –por razones políticas, religiosas, sexuales o de raza– con la esperanza de legalizar su situación aquí.
«La solicitud de asilo se ha convertido en la puerta trasera para regularizarse», aseguran policías nacionales. «Lo que hace unos años era una anécdota se ha transformado en un aluvión que amenaza con colapsar el sistema», inciden. Cada día, 21 personas lo solicitan en el País Vasco. En Álava, el promedio se sitúa en cuatro instancias.
Colombianos y venezolanos encabezan la lista por nacionalidades. Esta tromba imparable tiene su razón de ser. El asilo se ha confirmado como una efectiva vía de regulación. O como mínimo, de ralentización de una posible expulsión. Ideado como protección, ha pasado a atajo legal.
7.654 Peticiones
Solicitudes de asilo que se cursaron en todo el País Vasco el año pasado. Este flujo supone un incremento del 25% respecto a 2023. En 2022 fueron 4.088. Mientras que si se rebobina hasta 2018, apenas sumaron 1.596.
Hasta ahora, nadie con esa solicitud cursada es deportado hasta que se resuelve su expediente. Y como pueden pasar un par de años para que un juez dicte, los solicitantes logran entremedias el permiso de trabajo a los seis meses y el arraigo social a los tres años. Así, da igual que la instancia sea denegada, como sucede en la práctica totalidad de los casos. Un ejemplo. Los últimos empadronados en Vitoria en recibir el no judicial son una venezolana, quien inició su proceso en junio de 2022, y un nigeriano, a la espera desde otoño de 2021. Ambos están ya regularizados. «Siendo sinceros, de cada mil casos apenas a dos les conceden el asilo», admite la abogada especializada Hane Lore King.
De ahí ese incremento continuo hasta alcanzar esta nueva marca de 7.654 instancias en 2024. Aparte de las 1.500 en Álava –entre ellas, la de un sobrino del presidente electo en Venezuela, Edmundo González Urrutia–, hubo 4.850 en Bizkaia, por 1.304 de Gipuzkoa. Esta tendencia se mantuvo igual en enero. Por dar un dato, la comisaría de Betoño registró «una petición más» que en el mismo mes del año pasado.
Sin embargo, se avecina una revolución en este campo. El Gobierno central aprobó el 20 de diciembre un nuevo reglamento de Extranjería –el enésimo en los últimos tiempos– con la promesa de regularizar a decenas de miles de extranjeros domiciliados en España. Arrancará el 20 de mayo. La letra pequeña ha generado una oposición nunca antes vista entre las ONG.
«Cuando entre en vigor, el tiempo que has sido peticionario de protección internacional no te contará para el arraigo si no te dan el asilo», aclara Antonio Llavador, letrado especializado en extranjería. «Claramente se trata de un nuevo reglamento más restrictivo para los derechos de los peticionarios de asilo internacional».
125 solicitudes al mes en Álava durante 2024 Un total de 1.500 personas acudieron a la comisaría de la Policía Nacional en Betoño para cumplimentar una solicitud de asilo a lo largo del año pasado. Dicho de otro modo, el promedio de peticiones se situó en 125 instancias al mes, lo que supuso una marca nunca antes vista en la provincia.
Por nacionalidades: colombianos, venezolanos, líderes Un año más, los colombianos (40% de los expedientes) lideran esta vía de entrada para la regularización en España. Les siguen los venezolanos (28%), quienes huyen de la dictadura de Nicolás Maduro. En tercer lugar aparecen los peruanos. Y gran distancia les siguen senegaleses, palestinos, paraguayos y pakistaníes, entre diversas nacionalidades.
Tanta polvareda ha levantado la nueva ley que cinco ONG han recurrido el texto ante el Tribunal Supremo. «Si una persona migrante recibe una denegación a su solicitud de asilo, deberá reiniciar su tiempo de permanencia previa –en situación irregular, en este caso– para optar a un arraigo», consideran desde Cáritas. Andalucía Acoge, CEAR, Red Acoge y Servicio Jesuita a Migrantes participan de esta maniobra que busca «garantizar los derechos de las personas en el camino hacia su inclusión como ciudadanía participante».
Sobre este movimiento, Llavador apostilla que «todo está en el aire por el recurso de estos cinco colectivos. Ahora, todo el mundo se está haciendo sus cuentas pero puede que llegue el Supremo y diga 'eh, esto no vale' y te quedas en fuera de juego». De ahí que muchos abogados ya aconsejen a sus clientes que se lo piensen dos veces antes de dar este paso.
«Se busca un efecto disuasorio, acabar con las peticiones de asilo que ahora las tienen que coger sí o sí», abunda la letrada Hane Lore King. «Llevamos tiempo desbordados», admiten en este sentido policías nacionales operativos en el País Vasco. «Y en otras comunidades autónomas aún es peor. Se pueden tardar meses en conseguir cita», destaca María Elena, colombiana que ansía regularizarse su situación en Vitoria.
A la sombra de este atajo legal muchos han hecho negocio. Algunos locutorios ofrecen vez por «40 euros». También hay un mercado de padrones falsos. «Por 100 euros te lo hago», reclama un propietario en una red social. Por supuesto, sin vivir jamás en su casa.
Antonio Llavador
Abogado
Hane Lore King
Abogada
«Antes recomendábamos a los clientes pedir el asilo. Ahora les digo que no lo hagan si no hay una posibilidad real», tercia Hane Lore King. Para obtenerlo se precisan pruebas que demuestren una persecución concreta contra el solicitante. Por ejemplo, un opositor a Maduro o un ucraniano víctima de la invasión rusa.
«La restricción de mayo va en contra de nuestra sociedad porque gracias al proceso actual para pedir el asilo, muchos inmigrantes que estaban cobrando ayudas se regularizaron, abrieron un negocio trabajando por cuenta propia y empezaron a cotizar para acogerse al arraigo laboral», prosigue King. «Muchas veces, las administraciones prefieren dar una ayuda a que se regularice el extranjero», concluye seria.
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