La Facultad de Teología inicia el curso con alumnado de catorce nacionalidades

Pero esta es, sin embargo, una institución singular, particularmente arraigada en Vitoria y de un tiempo a esta parte también distinguida por su creciente apertura. Es singular por su historia. Nació hace 52 años como la primera facultad de Teología de España después del Concilio Vaticano II, el gran cambio de la Iglesia Católica con su adaptación a los nuevos tiempos y creencias. Igualmente es el centro universitario más antiguo de Álava, por delante de todos los del campus de la UPV-EHU.

Y es más singular si cabe por su implantación estudiantil. Con el plazo de matrícula aún abierto, entre sus más de mil alumnos los hay de hasta catorce nacionalidades distintas. De cuatro continentes, excepto Oceanía. De América (Argentina, Bolivia, Colombia, Honduras, México, Nicaragua y Paraguay), África (Camerún, El Chad, Guinea y Tanzania), Asia (India e Indonesia) y un lituano, además de estudiantes de diversas comunidades autónomas españolas.

Su decano, Gaspar Martínez Fernández de Larrinoa, abraza el carácter internacional de la facultad que dirige desde hace un año. «Está afianzándose como un lugar al que acuden gentes de otros continentes, se está haciendo un nombre en el extranjero», sostiene el sacerdote vizcaíno, licenciado en Ciencias Económicas y doctor en Teología. «En definitiva, la facultad no está encerrada en sí misma ni tampoco es una institución meramente intraeclesial», asegura. Disfruta de una amalgama de culturas y procedencias «que enriquecen al propio alumnado y al profesorado», remarca el también docente en las aulas.

¿Qué mueve a un tanzano, por ejemplo, a matricularse en la universidad teológica alavesa? Aunque la mayoría de los estudiantes lo hace por el prestigio del centro, que lo fue aún mayor en pleno apogeo del Seminario, o por convenios entre diócesis, con la de Vitoria como promotora, otros llegan guiados por las distintas congregaciones asentadas en la ciudad. «Por ejemplo, los carmelitas asisten a cursos de Espiritualidad Carmelitana, de Santa Teresa, de San Juan de la Cruz... La espiritualidad siempre ha sido un campo importante en esta facultad», expone Martínez, responsable igualmente de Asuntos y Bienes Religiosos de la Diócesis de Bilbao y párroco auxiliar de la iglesia de San Vicente Mártir de la capital vizcaína y de la zona de Urdaibai.

La Facultad de Teología de Vitoria no solo tiene religiosos en sus clases. También acoge «a un porcentaje relevante de laicos», con muchas mujeres entre ellos. Son personas vinculadas a la docencia como profesores en colegios católicos, aunque los hay simplemente universitarios empujados por «razones personales». El curso pasado fueron más de 1.170 los matriculados entre el centro universitario, los institutos agregados y afiliados y los procedentes de estudios de extensión universitaria. «Es un alumnado estable», precisa Gaspar Martínez, que insiste en el carácter universal y abierto de la institución. «Busca ofrecer un espacio interesante a la sociedad en general en distintos campos».

En esta exposición que proclama el decano se enmarca, por ejemplo, la presentación del tercer y último volumen de las 'Obras completas de José Manzana', filósofo y profesor del Seminario y de la facultad fallecido en un accidente de montaña. Como también los convenios que pretende renovar con la Fundación Catedral Santa María y la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País.

El viernes, la facultad inaugurará el curso 2019-2020 con una ceremonia solemne. La parte religiosa la oficiará el obispo Juan Carlos Elizalde a las 11.00 horas. Seguidamente se desarrollará el acto académico con el saludo del decano, la lectura de la memoria 2018-19 y la lección magistral que engalana estos actos. Esta vez correrá a cargo del físico, profesor y poeta barcelonés David Jou i Mirabent bajo el título 'Las escrituras del Universo: caminos cuánticos para la Teología de la Creación'.