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Los tiempos en los que, después de una separación, la madre cuidaba en el hogar familiar de los niños y el padre pagaba una pensión ... han quedado atrás. Los últimos datos del Instituto Vasco de Estadística, referentes al año 2021, revelan que, en una década, los progenitores divorciados que han optado por la custodia compartida se han triplicado en Álava. Hace dos años, casi la mitad de las guardas se rigieron por esta fórmula, 167 frente a las 129 que correspondieron de forma exclusiva a la madre. En 2012, fueron 56 frente a 206, una cifra mucho menor.
¿Qué ha pasado en apenas diez años? Son varios los factores que están detrás de ese importante incremento, aunque en esencia pueden resumirse en la entrada en vigor en el otoño de 2015 de la Ley vasca de Relaciones Familiares, la pandemia y la mayor corresponsabilidad de padres y madres en la tarea de crianza, como muestra que los progenitores varones con excedencias o reducciones de jornada para cuidar de sus hijos haya crecido un 35% en cinco años.
La normativa aprobada hace casi ochos fue clave al establecer como preferente este tipo de custodia. De hecho, la exclusiva para la madre se ha reducido de un 78% a un 45%, y se sitúa desde 2019 por debajo de las que se otorgan en igualdad de condiciones. «Ha sido un cambio de chip, de cultura, en el sentido de que se ha adoptado como regla general», explica Aner Uriarte, juez decano de Bilbao. Las «custodias clásicas», en las que la madre se hacía cargo de los menores, se otorgan cuando las partes han llegado «a un acuerdo» para que así sea o porque «uno de los progenitores no tiene unas condiciones mínimas para custodiar a los hijos la mitad del tiempo», puntualiza el magistrado.
En ese sentido, precisan Elena Muguerza y Erika Álvarez, abogadas especialistas en Derecho de Familia, sucede en casos en los que los hijos son más mayores, «con 15 o 17 años y quieren estar con la madre», o cuando son «lactantes». También «si uno de los progenitores vive fuera, si el niño tiene problemas o alguna enfermedad que aconseje que esté siempre con la misma persona o cuando hay por parte de los padres consumos de sustancias o cosas extremas».
El hecho de que, por ejemplo, uno de los adultos trabaje a turnos no suele ser razón para que no comparta la custodia. «Se tienen en cuenta si el niño tiene abuelos, si el padre o madre tiene una nueva pareja que pueda hacerse cargo cuando trabaja, si tiene una cuidadora...», desgranan.
Las letradas, que forman parte del grupo de estudio de familia del Colegio de la Abogacía, ahondan en el segundo de los factores que ha influido en el aumento de estos regímenes: la pandemia. «A raíz del covid y del teletrabajo, sobre todo padres, muchos altos ejecutivos que ya no viajan tanto, se dieron cuenta de que podían hacerse cargo de los hijos y se solicitaron bastantes medidas de custodia compartida y modificaciones de la pensión de alimentos», explican. Así lo corroboran, por ejemplo, los datos del Servicio de Mediación Familiar (SMF) del Gobierno vasco, que, desde 2021, disparó su actividad.
La tercera de las razones, la «mayor implicación», la ven en el despacho día a día. «Cada vez hay más padres que quieren cuidar de sus hijos y más mujeres que quieren que estén presentes los dos», aseguran las abogadas especialistas. Aunque también se encuentran casos en los que algunas personas exigen este régimen aduciendo que «es mi derecho y lo quiero», sin pararse a pensar en cómo atenderían al menor.
Lo más complicado, dicen, es redactar «el convenio» que regula la custodia, «un traje a medida» que, en muchas ocasiones, cuesta sacar adelante. «Lo intentamos siempre hasta el final. Es mucho mejor un acuerdo que llegar a juicio», subrayan. Uriarte coincide con ellas en que eso es «lo ideal en Derecho de Familia». Que un juez imponga un modelo, advierte, «siempre va a generar más problemas en el ámbito familiar».
En el SMF intentan por eso que los usuarios lleguen a un entente. El pasado año, por ejemplo, de los 566 casos en los que hubo mediación, el 82% de los que se cerraron lo hicieron con un consenso. En el 47% se estableció la custodia compartida y en el 48,7%, la exclusiva materna. En los casos en los que las partes están enfrentadas, los juzgados de familia derivan al Servicio de Mediación Intrajudicial, que en 2021 medió en 165 conflictos familiares en Euskadi. Alcanzaron un acuerdo en cuatro de cada diez. La cifra de éxito no es la misma que la del servicio extrajudicial, ya que a este recurso llegan con posiciones más distantes y obligados.
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¿Y cómo son esos convenios que regulan el tiempo que pasan los hijos con sus progenitores? La mayoría por semanas alternas, de lunes a lunes o de viernes a viernes, indican Muguerza y Álvarez. Las 'custodias nido', en las que los menores residen siempre en el mismo domicilio y son sus padres quienes hacen la maleta, son prácticamente inexistentes. «Daban lugar a muchos conflictos», corrobora Uriarte.
Las abogadas detallan que surgen disputas con la limpieza, con lo que uno dejó en la nevera y ya no está, con las facturas... «Es una solución temporal, a muy corto plazo», insisten, porque con el paso del tiempo «se han dado cuenta jueces y psicólogos de que ese conflicto entre sus padres acaba perjudicando a los niños más que cambiar de casa».
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