ABRA prevé que Lakua autorice un consejo regulador alavés «de forma automática»

«La pelota está ahora sobre el tejado de Lakua. Ellos son los que tienen unos plazos administrativos y quienes deben publicar esa resolución en el Boletín Oficial del Estado (BOE). En ese momento, nuestro consejo regulador podrá echar a andar», detalla Inés Baigorri, quien confía en que la tramitación del expediente le será favorable. Considera que tras seis años de recorrido burocrático desde que la asamblea de la asociación aprobó la propuesta de crear la denominación de origen propia Viñedos de Álava -una decisión que, subrayan, salió por unanimidad- y varios reveses administrativos y políticos disponen de «toda la documentación» que se debe incluir.

Con todo, el camino burocrático que llevará a descorchar las primeras botellas con el sello alavés no se antoja tan corto. Para empezar, antes de etiquetar se deberá constituir, desde cero, un órgano de gestión como es un consejo regulador. Este dispondrá de un reglamento de régimen interno -oficialmente denominado pliego- que marque las pautas tanto en el trabajo de campo como en la elaboración, las catas y cuestiones más científicas. Allí estarán representados viticultores y bodegas de la cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa que, eso sí, no tienen por qué ser socias de ABRA.

Este, el del número de bodegas que estarían integradas en el futuro consejo regulador, es uno de los puntos ciegos del proyecto. Sin precisar cuántos, la gerente de ABRA indicó que son «muchos». «No voy a decir ni cuántas ni sus nombres. Son decisiones económicas y privadas», justificó.

Una vez que la iniciativa de ABRA reciba luz verde del Gobierno vasco, ya contará con la 'protección nacional transitoria' que les permitirá etiquetar y sacar a la venta sus botellas como Viñedos de Álava. Es una medida provisional hasta que la Unión Europea decida al respecto y que podría alargarse varios años. De hecho, Euskal Sagardoa (el 'consejo regulador' de la sidra vasca) funciona con esa medida transitoria desde hace casi un lustro. Eso sí, en cualquier caso, y en base a los estatutos de la DOC Rioja, ninguna bodega podrá simultanear las dos etiquetas. Es decir, los bodegueros se verán en la encrucijada de vender sus vinos en todo el mundo con la marca Rioja o en el resto de España como Viñedos de Álava.

Mientras tanto, fuera de los despachos, entre viñas, los bodegueros han vuelto a evidenciar el hastío que provoca en Rioja Alavesa un asunto que está lejos de suscitar un apoyo unánime en el sector. La práctica totalidad de los vinateros consultados, de distintas sensibilidades y con puntos de vista divergentes al respecto, prefiere guardar silencio. «Este es un tema puramente político y mientras se habla de esto, no se dice nada de que el gasoil y todos los fitosanitarios están por las nubes, que nos resulta difícil vender el vino, que nos ponen más trabas para trabajar y que cada vez menos jóvenes quieren hacerse cargo de las tierras», censura, airado, un productor de la zona de Baños de Ebro.

El nuevo paso de ABRA ha salpicado al mantel político riojano. El PP exigió a la presidenta regional, la socialista Concha Andreu, «una respuesta inmediata ante todas las decisiones que se adopten por las instituciones vascas para implantar la DOP Viñedos de Álava». Por su parte, el PSOE de la comunidad vecina instó a los conservadores a «no embarrar políticamente» el trabajo del Consejo Regulador. «Este asunto sólo le compete a la Denominación de Origen y apoyaremos todas las decisiones que sus miembros tomen en la defensa de la unidad y unicidad del Rioja», remacharon los socialistas.