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La luna

La luna

Se formó hace unos 4.500 millones de años

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Domingo, 28 de febrero 2021, 00:01

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La luna, uno de los 150 objetos que orbitan los planetas del sistema solar, se formó hace unos 4.500 millones de años. Es el quinto satélite natural más grande del sistema solar, con un diámetro que es tres veces la longitud del río Tajo. Refleja parte de la luz que le llega del sol y, por su cercanía con la Tierra, es el objeto del cielo nocturno más brillante. Su núcleo es rico en hierro y su corteza está formada por minerales que contienen, mayoritariamente, magnesio, oxígeno y silicio. Actualmente, su superficie está cubierta de polvo y rocas, pero tuvo actividad geológica y contuvo un mar de magma. Además, está salpicada de miles de cráteres formados por la colisión de meteoroides, cometas, etc. El mayor de ellos es casi tan profundo como el Everest. Galileo fue el primero en ver, con su telescopio, la sombra de estos cráteres. Es interesante el libro 'El Mensajero Sideral', en el que describe la superficie del satélite.

La luna gira alrededor de la Tierra y alrededor de sí misma con la misma velocidad. Este hecho hace que desde la Tierra siempre vemos la misma parte (cara) de la luna, una mitad. La otra mitad era desconocida hasta que fue fotografiada por las distintas misiones Apolo, enviadas para explorar nuestro satélite. Por ejemplo, la sonda LRO da una visión completa de la luna. En realidad, debido a tres efectos, vemos algo más de la mitad. Alrededor de un 59%. El primero está asociado a las pequeñas variaciones de velocidad durante su órbita elíptica. El segundo es debido a que el eje de la luna, como le ocurre a la Tierra, está inclinado respecto al plano de la órbita. El tercero son los diferentes ángulos con los que vemos la luna debido a la rotación terrestre. Por otra parte, el giro de la luna alrededor de la Tierra hace que el sol, en un giro completo, está una vez a su espalda y otra a su frente. En el primer caso no la vemos en el cielo nocturno y en el segundo tenemos luna llena. Entre ambas está el cuarto creciente y el menguante. Este giro también produce, de vez en cuando, los eclipses.

Sobre el origen de la luna se pensaba que era un cuerpo celeste atraído por la Tierra. Sin embargo, con las misiones Apolo se comprobó que las proporciones de isotopos de oxígeno en los minerales lunares son las mismas que las que muestran los minerales terrestres y muy diferentes a las que tienen los meteoritos. Este resultado indica que la Tierra y la luna están relacionadas. Por ese motivo se argumentó que su origen fue la colisión tangencial de un cuerpo, del tamaño de Marte, que formó un disco de material compuesto por componentes de la Tierra y del cuerpo que la golpeó. Ese disco dio lugar a la luna. Pero, muy recientemente se ha confirmado la completa similitud entre la composición de la luna y de la Tierra, por eso la interpretación actual es que la colisión fue frontal y que una parte del cuerpo que colisionó pasó a formar parte tanto de la Tierra como de la luna. Algo importante. La luna carece de deriva continental y cambio climático, por ello sus rocas nos dan información de la historia temprana del sistema solar.

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