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I.J.

Probamos el Samsung Galaxy S25 Ultra: ¿el mejor móvil del mercado?

Los coreanos vuelven a volcar las últimas características tecnológicas en un teléfono que aspira a dominar el mercado de la gama alta

Lunes, 24 de febrero 2025, 20:20

«¡Más Inteligencia Artificial, es la guerra!». Es lo que seguramente dirían ahora los hermanos Marx si tuvieran que definir al sector de la telefonía móvil. Una tendencia que tuvo su momento álgido en la reciente presentación de los nuevos Samsung Galaxy S25. Las nuevas funciones creadas a golpe de la IA ocuparon gran parte del evento, mientras que las características técnicas de los nuevos teléfonos pasaban a un segundo plano. El mundo al revés. ¿Realmente esta nueva tecnología supone una nueva forma de interactuar con nuestros smartphones o es simplemente un cebo publicitario para vender los nuevos modelos? Hemos probado a fondo el Samsung Galaxy S25 Ultra para salir de dudas. En todo caso, lo que está en juego para los coreanos es liderar el mercado de la gama alta aprovechando que la Inteligencia Artificial no ha llegado todavía a los últimos iPhones en España. Y todo indica que lo ha vuelto a conseguir mejorando lo bueno que ya ofrecía a los usuarios en las anteriores generaciones.

Diseño: cambios sutiles pero importantes

E.C.

Cuestión de gustos. El diseño de los Galaxy Ultra nunca me ha entusiasmado por sus líneas rectas, pero también es cierto que es una forma de diferenciarse de las formas curvas de los iPhones, entre otros teléfonos que siguen sus pasos. En esta generación, Samsung ha abierto un poco la mano al eliminar los cantos planos que restaban puntos a la ergonomía del conjunto. Esa mínima redondez le viene muy bien a un teléfono de grandes proporciones: 162.8 mm de alto, 77.6 mm de ancho y un grosor de 8.2 mm. Y otra buena noticia que facilita su agarre: su notoria reducción de peso respecto a la generación anterior. De esta forma, se pasan de los 232 gramos a los 218 actuales.

Por lo demás, nada que objetar a los materiales utilizados para su fabricación. Es decir, titanio y aluminio para el marco y cristal con protección Corning Gorilla Armor 2 Glass para la parte trasera, lo que sirve para aportar al conjunto un acabado premium, como no podía ser de otra forma tratándose del buque insignia de la casa coreana. Y cuidado, porque la verdad es que es un móvil bastante resbaladizo por lo que es más que aconsejable ponerle funda.

Hablando de protección, este nuevo Ultra cuenta con un IP68 que le hace resistente al polvo y al agua (hasta 1,5 m durante 30 minutos). A destacar también sus elegantes colores: Beige, Negro, Azul, Gris, Verde y Plata. Más variedad imposible. Lo que sigue sin convencerme es la disposición de las cámaras y demás elementos fotográficos, en vertical y en horizontal, que me sigue pareciendo un tanto anárquica, aunque eso parece ya una batalla perdida. De nuevo, cuestión de gustos.

Pantalla: sin novedades en la perfección

Seamos sinceros, si vienes de un Galaxy S24 Ultra, no notarás ningún cambio en la pantalla de su sucesor. Salvo, un pequeño detalle: es un poco más grande, ya que ahora alcanza las 6,9 pulgadas. Un 0,1 más que lo acerca casi al tamaño de una mini-tableta. Por lo demás, los coreanos lo apuestan todo a un excepcional panel AMOLED con resolución Quad HD+ (498 puntos por pulgada). Naturalmente, no podía faltar la tasa de frecuencia dinámica LTPO de 0 a 120 hz, algo ya común en la gama alta, y un brillo pico de 2.600 nits. No es la cifra más alta del mercado, pero más que suficiente para que los contenidos se vean perfectamente a plena luz del sol. Nada que objetar en ese apartado.

Y, como sucedía con la generación anterior, su protección Corning Gorilla Armor 2 Glass oculta una capa antirreflejos que es una auténtica delicia. No hay un móvil igual y una vez que la pruebas ya no hay vuelta atrás. Desde luego, una de las bazas ganadoras de Samsung y que merecería más publicidad que otras funciones de la Inteligencia Artificial de dudosa utilidad real. Su único lunar es no ofrecer una mayor protección contra la fatiga ocular, el famoso PWM Dimming que tan de moda se ha puesto últimamente en el sector. De esta forma, la tasa llega hasta los 492 Hz, mientras la competencia supera ya los 2.000. Desde luego, uno de las tareas pendientes que los coreanos deberán acometer el año que viene.

Procesador: máxima potencia, ¿descontrolada?

Estamos en febrero, pero ya son varios los teléfonos que incorporan la última joya de la corona de Qualcomm. El Snapdragon 8 Elite bate récords en todas las pruebas de velocidad, los famosos benchmarks, situándose incluso por encima del último chip que monta Apple en sus iPhones. Al igual que en generaciones anteriores, Samsung incorpora a sus topes de gama su propia versión de este procesador aún más rápida para así diferenciarse de la competencia. Hasta aquí nada que objetar. El caso es que, tras haber probado otros smartphones con el mismo componente, he detectado algunos sobrecalentamientos de lo más sospechosos cuando hay mucha demanda de procesamiento.

¿Es algo problemático? Pues no, porque el estrangulamiento térmico se produce en momentos muy puntuales, pero está ahí y es justo señalarlo. Sobre todo, teniendo en cuenta que incorpora una potente cámara de vapor que debería evitar este problema. Por lo demás, el teléfono vuela con todo tipo de aplicaciones y videojuegos y no se puede negar que es el mejor procesador que un móvil podría tener, aunque sería conveniente que Samsung revise su estrategia de exprimir al máximo los topes de gama de Qualcomm.

Por lo demás, el Snapdragon 8 Elite está acompañado por 12GB de memoria interna y 256 GB de disco duro en su versión de entrada. En esta última característica también llama la atención que los coreanos no apuesten ya por doblar la capacidad como hacen la mayoría de fabricantes en sus buques insignia, sobre todo en este rango de precios. No obstante, esta cifra será suficiente para la mayoría de los usuarios, sobre todo en unos tiempos en los que fiamos ya casi todo al almacenamiento en la nube.

Batería: autonomía suficiente pero mejorable

Ya hemos hablado del sobrecalentamiento del Snapdragon 8 Elite que al final tiene como daño colateral un drenaje excesivo de la batería pese a ser más eficiente energéticamente respecto a la generación anterior. Puede ser uno de los factores que explicarían que la autonomía de este Galaxy S25 Ultra no termine de destacar sobre el resto de sus más directos competidores. No se me entienda mal. Con un uso normal del teléfono, podemos acabar el día con un 40%. No es mala cifra teniendo en cuenta que el equipo monta una pila de 5.000mAh, aunque contrasta con la verdad incómoda de que muchos fabricantes, sobre todo 'made in China', ya han superado los 6.000.

El problema radica cuando hacemos un uso intensivo del teléfono. Es decir, cuando grabamos vídeos, sacamos fotos o nos entretenemos con algún videojuego con gráficos exigentes. Es entonces cuando al final del día podemos encontrarnos con la desagradable sorpresa de faltar menos tiempo del deseable para quedarnos sin batería. Aquí, los coreanos deberían de dar un paso adelante e incrementar el número de miliamperios para no quedarse rezagados respecto a lo que ya ofrecen otras marcas.

Lo mismo hay que decir de una carga rápida, de sólo 45W, que palidece en comparación a la de otros terminales que ya se sitúan en los 100. Y es que una hora en pasar de un 0 a un 100% se puede hacer bastante larga. Incluso la inalámbrica es de una lentitud exasperante con sus 15W. Desde luego, aquí Samsung tiene mucho margen de mejora para el futuro. En todo caso, este móvil nos asegura unas cuatro horas de pantalla, lo que supone una cifra más que aceptable en la gama alta.

Software: Inteligencia Artificial a mansalva

Llegamos a uno de los apartados en lo que Samsung se siente más orgulloso: las nuevas utilidades basadas en la Inteligencia Artificial (IA). Ya hablamos aquí de las más importantes cuando se presentó en sociedad la nueva hornada de buques insignia, pero faltaba ahora probarlas para comprobar su eficacia en el día a día. ¿Resultado? Hay de todo, pero uno no puede evitar pensar que la IA sigue sin ser la primera motivación a la hora de decidirse por adquirir un nuevo teléfono. Eso sí, es cierto que me he acostumbrado al Personal Data Engine, un resumen que aparece en la zona inferior de la pantalla de bloqueo durante diferentes momentos del día en el que se nos sugiere un bloque con información que el sistema considera relevante para nosotros como la previsión meteorológica, las citas de nuestra agenda o algún disco que nos pueda apetecer escuchar. Una nueva función que al final termina enganchando.

Hablando de esa posición en la pantalla de bloqueo, también me parece muy buena la idea de Samsung de trasladar la Dynamic Island de los últimos iPhones a esa zona. Gracias al Now Brief, podemos cambiar de canción o recibir una indicación de Google Maps sin necesidad de desbloquear el teléfono. Sin embargo, otra funciones de la IA me parecen menos conseguidas como la transcripción de las llamadas telefónicas. Al igual que sucede con las traducciones en tiempo real, todavía queda mucho margen de mejora aunque el hecho de poder volver a escuchar las conversaciones en audio no deja de ser una auténtica gozada.

Lo mismo sucede con el generador de imágenes usando la Inteligencia Artificial mediante bocetos o combinándolo con prompts, las órdenes que se suelen enviar a los diferentes modelos avanzados de lenguaje, que desgraciadamente todavía no están disponibles en el editor de fotos. Los resultados son bastante buenos, pero desde luego no me parece una función indispensable para usar en el día a día. Eso sí, ahora es Gemini el que toma las riendas de One UI 7, la nueva versión del sistema operativo de Samsung sobre Android 15. De esta forma, podemos pedir que interactue tanto con las aplicaciones de Samsung como Notas como con aplicaciones de terceros como Spotify. Una buena implementación de la IA teniendo en cuenta que todavía sigue sin dar señales de vida en los últimos iPhones que se venden en Europa.

Cámaras: manteniéndose en la calidad y equilibrio

Hablar de Samsung en móviles es sinónimo de calidad fotográfica. Eso ha sido siempre así. La marca asiática siempre ha tratado de ofrecer la excelencia en este apartado y este Galaxy S25 Ultra no defrauda. Hasta aquí nada que reprochar. Eso sí, también es evidente que la multinacional coreana no ha querido arriesgar repitiendo los sensores del año pasado, que ya eran muy buenos. Es el caso de su sensor principal de 200 mpx con apertura focal 1.7 y estabilizador óptico (OIS). Como no podía ser de otra forma, los resultados son muy buenos, sobre todo de día. El procesado lleva tiempo conteniendo los colores intensos que hasta hacía unos pocos años se había convertido en sus señas de identidad por los tonos algo más naturales al que se le une un buen balance de blancos. Quizás, se echa de menos un HDR que ilumine más las zonas oscuras, pero aquí nos movemos en el campo de los gustos personales.

I.J.

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De noche, es cuando vienen los problemas. No puede decirse que los resultados sean malos pero lo cierto es que la competencia comienza a ser feroz en este aspecto y se echa de menos una mayor nitidez en las imágenes con poca luz. Curiosamente, ese problema se soluciona en gran parte si optamos por disparar en modo noche. La diferencia, como se puede comprobar aquí, es brutal. Desconocemos el motivo de no integrarlo en el modo automático salvo por el hecho incuestionable de que es un método más lento a la hora de captar una foto. De todas formas, merece la pena esperar unos segundos porque los resultados se notan. Lo que sigue presente son los destellos provocados por puntos de luz como farolas que pueden arruinar una buena foto, algo que debería de haberse ya mejorado a estas alturas de la película.

Foto sacada en modo automático y la segunda en modo noche. La diferencia de nitidez es clara. I.J.

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Y hablamos aquí de otra de las grandes fortalezas del conjunto de cámaras del Samsung Galaxy Ultra: su zoom interminable. Sigo pensando que fue un error sustituir el sensor real de 10X por uno de 5X en la anterior generación, confiando en el software para equilibrar la diferencia. No lo consiguieron, aunque fue por poco. En esta generación, todo se ve más pulido. Las fotos con 30 aumentos están realmente bien. Podemos llegar a los 100, pero los resultados son mucho más discretos en cuanto a resolución, aunque salvables si realmente necesitamos una foto a gran distancia como se puede comprobar a continuación. Todo gracias dos sensores uno de 10 MP, f/2.4, OIS, zoom x3 y otro de 50 MP, f/3.4, OIS, zoom x5. Desde luego, aquí la multinacional asiática se ha convertido en referente para sus rivales que también tratan de reducir distancias en este apartado como se puede comprobar a continuación.

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Sobre el ultra gran angular, tenemos una gran novedad. Por fin contamos con un objetivo de 50 MP y f/1.9. El caso es que las fotos salen bastante bien si las comparamos con otras cámaras de la competencia, tanto de día como de noche gracias a ese aumento de resolución. A destacar que este sensor es utilizado también para hacer fotos muy de cerca con un modo macro que cumple muy bien su labor como se puede comprobar a continuación. No es algo que se vaya a utilizar todos los días pero es bueno saber que las fotos a cosas pequeñas tienen muchas posibilidades de salir bien.

El gran angular se desenvuelve también muy bien de noche.
Las fotos en modo macro son más que aceptables. I.J.

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El Samsung Galaxy S25 Ultra también cumple en el apartado vídeo acercándose ya a los iPhones de alta gama, los reyes en este campo, con su grabación en 8K y una gran estabilización. A destacar la herramienta de Inteligencia Artificial capaz de separar los diferentes sonidos en pistas para aumentar lo que se dice y bajar el ruido o el sonido ambiente. La verdad es que hace esta operación muy bien. En este apartado, el teléfono también permite grabar en formato LOG, equivalente al RAW en fotografía, permitiendo a los profesionales editar los vídeos con la secuencia grabada en bruto.

E.C.

Su cámara delantera de 12 MP y f/2.2 cumple bien su función, sobre todo en capturas con buena iluminación. Eso sí, se echa de menos una mayor resolución ya que se nos queda la sensación de que es el mismo sensor que hace unos años. Los retratos, uno de los puntos fuertes de los Galaxy, están bien perfilados, sobre todo a la hora de separar todos los detalles del sujeto del fondo. También destaca por interpretar de forma correcta los tonos de la piel, algo que a muchos smartphones se le atraganta. Nada que objetar en este aspecto.

I.J.

Conclusiones: un gran móvil con margen de mejora

No descubro nada con la afirmación de que posiblemente este Samsung Galaxy S25 Ultra sea el mejor smartphone del mercado, como corresponde con un teléfono que roza los 1.500 euros en su versión de entrada. Desde luego, es uno de los móviles que presenta un gran equilibrio en todas sus características. Eso sí, esto no significa que los coreanos no tengan todavía margen de mejora. ¿En qué puntos? Una mayor duración de su batería, mejores resultados fotográficos cuando la luz escasea, carga rápida de verdad, un diseño de líneas más curvas, nuevas funciones de un pencil que sigue sin marcar la diferencia, un altavoz con mejor calidad sonora... Son detallitos pero como ya he remarcado antes la competencia no perdona y está presentando soluciones muy atractivas en sus productos.

En todo caso, las personas que den el paso y adquieran este móvil no se van a asentir decepcionadas. Sobre todo teniendo en cuenta que la marca garantiza siete años de actualizaciones por lo que van a tener teléfono para rato, algo que hasta hace nada parecía ser exclusivo de los iPhones de Apple. Desde luego, el Samsung S25 vuelve a convertirse por derecho propio en uno de los smartphones del año. Y eso es algo que no se puede decir de todos los celulares que llegan al mercado. Sin duda, el gran rival a batir en la gama alta.

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