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'Lost Soul Aside': ciencia ficción y fantasia made in China

Ya está disponible para PlayStation 5 y PC

Marc Fernández

Martes, 9 de septiembre 2025, 09:15

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Recuerdo con cierta nostalgia 'Hero', de Zhang Yimou, el maestro del género 'Wuxia'. En su periplo hacia el reino de Yao, el protagonista, interpretado por Jet Li, se infiltra en una escuela de caligrafía. Este fragmento desvela la importancia del arte milenario de la escritura china en el período de los reinos combatientes. La belleza de los trazos, la forma y composición de los caracteres en sus diversos estilos, representaban el deseo de la libertad de los siete reinos frente a la visión autoritaria del emperador Qin Shi Huang, el primero en unificar China bajo su mando.

La forma es importante para gran parte del cine oriental. Desde 'La casa de las dagas voladoras' de Zhang Yimou, pasando por 'Acantilado Rojo' de John Woo. La narrativa cromática embellece la puesta en escena y sirve de recurso para simbolizar emociones, verdades y perspectivas. Se busca la alegoría, en detrimento de la rigidez histórica, y el realismo obtuso es sobrepasado en pos de buscar una capacidad expresiva que sólo el cine es capaz de alcanzar. La pantalla sirve de lienzo en la composición de un poema visual que marca la identidad china.

Este eco de 'amor por la forma' resuena en la obra del solitario desarrollador chino Yang Bing. Lost Soul Aside, anunciado hace ya nueve años, toma cuerpo en una suerte de fiesta de los colores: una gran coreografía visual marcada por un compás apresurado, donde lo más importante es mantener entretenido al jugador. Una obra que se mira a través de un caleidoscopio multicolor. Al dar los primeros pasos, uno se encuentra con que apenas existe espacio para la reflexión. La presentación de su mundo, de sus personajes, es abrupta; da la sensación de que poco importa. El conjunto de elementos narrativos responde a los clichés del videojuego oriental, en sus formas más simplificadas. Se busca la repetición por la repetición, en vez de destacar la diferencia en la similitud.

El creador no quiere ni mucho menos ser discreto con sus influencias. Su legado está fuertemente marcado por el rol oriental y el 'hack and slash' de corte nipón, tipo Devil May Cry o Bayonetta. El protagonista, Kaser, porta claramente los genes de nuestro estimado Noctis Lucis Caelum. El resto del elenco, formado mayoritariamente por 'waifus', bien podrían haber salido de cualquier JRPG al uso. Si me preguntan, diría que Yang Bing quiso emular su propia versión reimaginada de los primeros diseños conceptuales del perdido 'Final Fantasy Versus XIII' con un estilo mucho más activo. Sin embargo, todo lo que rodea al juego son más bien excusas para colocarnos en su atalaya principal: el combate.

Si habéis jugado a Kingdom Hearts 2 en algún momento de vuestras vidas, sabéis que bien avanzada la partida llega un momento en el que el combate se vuelve un caos visual completo (en el mejor de los sentidos). Sora monta todo un pitote de piruetas y colores que parece, de alguna manera, superar la lógica interna del juego; transformándose en una suerte de «sin-forma», donde la mecánica del videojuego alcanza cuotas de profundidad difíciles de cuantificar. Sin embargo, esto es solo una apariencia marcada por el desarrollo de esa lógica interna misma, dejando intencionalmente un espectáculo que demuestra el potencial artístico del videojuego. A Lost Soul Aside le pasa exactamente lo mismo: el despliegue pirotécnico es tal que, en primera instancia, es difícil seguir el sentido en la acción. Esto ocasiona un bonito atrezzo que embauca al ojo inexperto; pero más allá de las primeras horas, una vez reconocida su lógica, se convierte en un ejercicio de repetición.

En ese momento, el pilar jugable de Lost Soul se tambalea, se aleja de la profundidad de sus referentes: y esto lo intenta solventar subiendo artificialmente la dificultad del juego, añadiendo barras de vida adicionales a los enemigos y convirtiéndolos en esponjas de daño. Un buen sistema de combate se sostiene a largo plazo, y aquí los fuegos artificiales decaen muy pronto. A pesar de recoger sistemáticamente todos los tópicos del género, los incluye con calzador en una estructura que se tambalea por su inconsistencia, por su carácter indefinido. Lost Soul Aside no posee identidad propia sin más sentido orgánico que ser una exposición de los factores estéticos a los que refiere.

Es difícil recomendar Lost Soul Aside. Una rara avis que existe en pleno contexto crítico de la identidad del videojuego. El llamado 'doble AA' lucha con todas sus fuerzas por destacar donde impera el blockbuster, que claramente muestran signos de agotamiento. Sin duda, llamará la atención frente a los ascéticos del videojuego oriental; aunque auguro que será principalmente por su extrañeza, por haberse quedado entre bambalinas. Lo que no se puede negar es el afán de Yang Bing por homenajear a todos aquellos elementos que, como fan, disfruta de los videojuegos.

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