

Secciones
Servicios
Destacamos
Edición
Sí, al final los premios fueron lo de menos. No seré yo quien defienda las prácticas de guerrilla de Geoff Keighley, pero si su objetivo con The Game Awards era recuperar las sensaciones de las grandilocuentes conferencias de prensa del E3, podemos decir que al décimo intento ha ido la vencida.
La gala de entrega de premios más cacareada de la industria coronó a 'Astro Bot' como Juego del Año, además de otorgarle las estatuillas de Mejor Dirección, Mejor Juego de Acción/Aventura y Mejor Juego Familiar (el resto de galardones pueden consultar en la web oficial del evento). Tales reconocimientos importan por reivindicar un género, el de las plataformas, que pasó de omnipotente a la tercera división; relegado a producciones vacuas de no ser por cierto fontanero. Con su trabajo, Team Asobi (también laureado en el marco de los Premios Titanium de BIG Conference) ha probado su excelencia en el diseño de niveles y la posibilidad de impactar técnicamente con un juego cimentado en los saltos.
Más allá de lo anterior, como decía, la velada resultó un no parar de anuncios atómicos; como si las multinacionales quisieran redimirse por un ratio de despidos que este año ha rayado lo absurdo. Quizás el más llamativo sea el cambio de tercio articulado por Naughty Dog, que sorprendió con una aventura de ciencia ficción ambientada en el espacio profundo: 'Intergalactic: The Heretic Prophet', rumbo a PlayStation 5 tan pronto como el año que viene.
En el plano inédito destacaron también aventuras cooperativas como 'Split Fiction' (lo nuevo de Hazelight) y 'Stage of Fright' (a cargo de Ghost Town Games y Hello Games); el nuevo trabajo de Fumito Ueda (aún sin título) tras el agónico desarrollo de 'The Last Guardian; e incluso una secuela multijugador para 'Elden Ring' ('Nightrein'), pese a que sus responsables aseguraron que la franquicia pasaría largo tiempo en barbecho.
Pero los mayores titulares de la gala vinieron por cuenta de propiedades intelectuales emblemáticas. Asistimos así a un baño de nostalgia para el que no estábamos preparados: el retorno de 'Onimusha' con 'Way of the Sword' (2026); una secuela de 'Okami' comandada por Hideki Kamiya; la resurrección de 'Turok' ('Origins', vía Saber Interactive); una nueva entrega de Virtua Fighter desarrollada por Ryu Ga Gotoku Studio; el retorno de Sonic Racing bajo la coletilla de 'CrossWorlds'; y, atención, una reimaginación de 'Ninja Gaiden' encargada a los sevillanos The Game Kitchen. Si me hubieran dicho siendo un niño que mi primer juego de NES tendría un sucesor espiritual desarrollado a 175 kilómetros de mi casa, no lo hubiese creído.
Tampoco podemos obviar los primeros vistazos a 'Mafia: The Old Country', 'Bordelands 4', 'The Outer Worlds 2' y muy especialmente 'The Witcher 4', con el que CD Projekt RED volvió a demostrar que son uno de los equipos más talentosos del ocio electrónico.
Se comprende entonces por qué los peninsulares que aguantaron despiertos a la retransmisión se marcharon a la cama con una sonrisa en los labios; sabedores de que su hobby favorito aún es capaz de ilusionar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.