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'Hyrule Warriors: La era del destierro': un spin-off justificado

Koei Tecmo ahonda en los entresijos argumentales de Tears of the Kingdom con un 'musou' notable

Viernes, 21 de noviembre 2025, 10:08

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Con La Era del Cataclismo, Nintendo encontró la fórmula perfecta para que un mero spin-off se transformase en compra imprescindible. ¿Cómo perderse la posibilidad de experimentar la caída de Hyrule, dentro del universo de Breath of the Wild? Aunque el resultado fue espectacular y consiguió atraer incluso a quienes aborrecían el género 'musou', muchos se sintieron traicionados por una narrativa no canónica, cimentada en los viajes temporales.

Un lustro después, Koei Tecmo llega dispuesta a corregir su error con una aventura que relata a pies juntillas los hechos dejados entrever por Tears of The Kingdom: ¿qué ocurrió exactamente con Zelda durante su travesía al pasado del Reino? Lo desgranan decenas (y decenas) de cinemáticas producidas con una factura digna de cualquier cinta de animación, a las que tan solo podemos achacarles una comprensión del todo insuficiente tanto en modo sobremesa como portátil, que contrasta demasiado con la enorme nitidez del gameplay (suponemos que todo obedece a un intento desesperado por rebajar el espacio almacenamiento necesario en la consola, de por sí considerable).

La campaña principal arranca y culmina cual apoteosis, pero tristemente todo lo que va entremedias se antoja puro relleno. Muchas secuencias relatan detalles poco trascendentes, de forma consecutiva, lo que en algún tramo del juego lastra el ritmo de las contiendas.

Sea como fuere, estas últimas aprovechan hasta el último resquicio del 'lore' de Tears of the Kingdom, destacando unos artilugios Zonnan capaces de marcar la diferencia durante las refriegas más endiabladas. Los personajes cuentan además con habilidades especiales que pueden acometer en sincronía con su aliado más cercano, las cuales desbloquean animaciones que, por su contundencia y pese a lo reiterativo, uno nunca se cansa de presenciar.

Ahí radica la gracia de cualquier Warriors que se precie, a fin de cuentas: aprender a concatenar ataques con soltura, aprovechando el importante set de habilidades inherentes a cada personaje y esquivando los envites rivales en el momento justo. Eso sí, todo depende del grado de dificultad que escojamos: el más accesible permite completar el juego aporreando botones, por el mero gusto de acribillar hordas como recompensa a una estresante jornada laboral, mientras que los más avanzados exigen una concentración digna de cualquier souls-like. Especialmente durante los combates contra jefes finales, mucho más abundantes y empecinados en esta ocasión.

Sí que hemos percibido algo menos de exigencia en las llamadas condiciones de victoria. En Hyrule Warriors y La Era del Cataclismo era habitual que la partida acabase de forma abrupta si no asegurábamos cierto bastión; aquí no hemos llegado a tales extremos, lo que resta algo de estrategia a nuestra forma de encarar los combates. De hecho, la IA de los aliados ha ganado bastantes enteros y suelen repartirse por el mapa sabiamente, de forma que podamos alcanzar distintas zonas en segundos, alternándolos a golpe de botón. A esto sumamos el novedoso despliegue de campamentos en los bastiones controlados, que arroja ayudas extra.

Pero más allá de las refriegas campales, los desarrolladores han incluido unas secciones al más puro estilo Panzer Dragoon e Ikaruga, a cargo de un hilarante dúo protagonista (no diremos más). Lejos de resultar chocantes, insuflan variedad a un gameplay que se vuelve más que monótono en lo que a las misiones secundarias respecta. El mapa de TOTK va copándose de éstas (junto a encargos, tiendas y habilidades adicionales) tanto en la superficie como en el subsuelo y sobre los cielos, pero no podemos decir que desbloquearlo al 100% resulte apetecible per se.

Quizás, a este último respecto, La Era del Destierro resulte más atractivo a los asiduos de The Legend of Zelda que a los del género en el que se enmarca. Se trata además de uno de los primeros exclusivos para Nintendo Switch 2, idóneo para comprobar las bondades de su salto en especificaciones: no hay atisbo de ralentización aún cuando cientos de enemigos copan la pantalla. Personajes además mucho más detallados que en la entrega previa, animados con maestría al compás de unos llamativos efectos de iluminación y partículas (magias, explosiones, inclemencias meteorológicas…). Todo ello se muestra, como decíamos, con una nitidez apabullante sin importar el modo de juego. Por poner una pega, las texturas de los escenarios siguen antojándose parcas en detalles, pero el frenetismo de la acción rara vez nos permite reparar en ellas más que unos segundos.

Como rara avis en un juego de Nintendo y cual último apunte, el doblaje al castellano cumple con los más altares estándares, y la banda sonora recupera y a menudo remezcla la emotiva banda sonora de TOTK. Pluses de inmersión para una aventura que también podemos disfrutar junto a un amigo, en modo cooperativo local.

Nuestra valoración

Pese a su relleno en términos narrativos y de gameplay, Hyrule Warriors: La Era del Destierro asienta el formato del spin-off imprescindible desarrollado por terceros: beber directamente de una entrega principal y mejorar a muchos niveles su acabado visual y rendimiento le valen para tenernos decenas de horas a los mandos (sin importar que eso de aporrear botones contra hordas incansables nunca haya sido lo tuyo…).

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