¿Qué tienen en común una neuróloga y un ganador de 'Pasapalabra' con 'Zelda: Echoes of Wisdom'?
Asistimos a la presentación española del título, disponible a partir de hoy para Nintendo Switch
Una de las bromas más recurrentes dentro del mundo de los videojuegos es confundir a Zelda, la valerosa princesa de la franquicia homónima, con el eterno elegido para salvar el reino de Hyrule (Link). Por esto mismo, el anuncio de que 'The Legend of Zelda: Echoes of Wisdom' estaría protagonizado por la fémina supuso toda una disrupción.
La última exclusiva de Nintendo Switch (disponible a partir de hoy) es también la primera entrega principal de la serie en contar con una mujer entre sus máximos responsables. Hablamos de la directora Tomomi Sano, implicada en los remakes estereoscópicos de 'Ocarina of Time' y 'Majora's Mask', en la versión HD de 'Twilight Princess' y en el aplaudido remake de 'Link's Awakening'.
Del motor de este último (lanzado 2019) bebe un Echoes of Wisdom que redobla su apuesta por los acertijos y rompecabezas típicos de la saga. Y es que el cetro mágico de Zelda le permite crear réplicas de objetos y enemigos para explorar una Hyrule salpicada de grietas interdimensionales: un abismo a priori insalvable no resulta problema cuando puedes improvisar un puente encadenando camastros, por por poner un ejemplo; del mismo modo que un feroz enemigo apenas opondrá resistencia si invocamos a varios esbirros deseosos de echar un cable.
Aunque repasaremos sus mecánicas con mayor detalles en la crítica propiamente dicha, el juego también permite construir autómatas con efectos diversos; ejercer momentáneamente de espadachina y embrujar ítems para que imiten a pies juntillas los movimientos de Zelda. Todo ello contribuye a espolear la creatividad del jugador, puesto que no existe una única forma de resolver cada una de las situaciones que se le van presentando (al estilo de lo visto en 'Tears of the Kingdom').
Así funciona el cerebro de un videojugador
Sobre esto último, creatividad y resolución de problemas, se disertó largo y tendido en la presentación española del título (celebrada en una improvisada 'mazmorra' madrileña). Un debate que corrió a cargo de la neuróloga Mónica Kurtis y el músico Pablo Díaz (mayormente conocido por alzarse con la victoria en el popular concurso televisivo 'Pasapalabra'). La primera desgranó el funcionamiento de nuestro cerebro cuando se enfrenta a retos como los que plantea Echoes of Wisdom: «Cuando el cerebro detecta un problema, lo primero que hace es contextualizarlo a través de los sentidos. Entonces entra en juego el lóbulo prefrontal (nuestra red ejecutiva), encargado de tomar decisiones en segundos y enviar el mensaje pertinente a nuestra parte motora. Esta forma de resolver problemas es específica de la especie humana, cuya corteza prefrontal es hasta tres veces más grande que la del resto de primates».
«Podríamos decir -prosiguió Kurtis- que nuestro cerebro cuenta con dos vías de resolución: una intuitiva y rápida; y otra racional y analítica. Esta última es la que depende directamente de la parte prefrontal, al no estar condicionada a impulsos».
Cuestión distinta es la mentada creatividad, que la neuróloga vincula al llamado pensamiento lateral: «La mayoría de veces surge cuando no estamos pensando en el problema que nos atenaza. Sería el equivalente al '¡eureka!' atribuido al matemático griego Arquímedes y este Echoes of Wisdom lo pone bastante en práctica: el usuario conecta ideas de forma espontánea y termina dando con el quid de una cuestión que parecía irresoluble. El juego demuestra que muchas veces nos ponemos límites que no existen».
Interesante también la reflexión de Mónica sobre cómo las peculiaridades individuales determinan nuestra forma de encarar cualquier videojuego: «La personalidad de cada uno induce respuestas diametralmente opuestas a un mismo rompecabezas. Cómo jugamos depende tanto de nuestro contexto emocional como de la velocidad de conexión entre nuestras manos y nuestra corteza motora, lo que determina la habilidad a los mandos. Esto último lo da la práctica y se ejemplifica perfectamente con una resonancia: si durante la misma pensamos en cómo se hace algo (completar un nivel de un videojuego, tocar un instrumento...), veremos que se iluminan las mismas áreas del cerebro que suelen estar implicadas en su ejecución».
El Zelda más transgresor
Por su parte, Díaz sorprendió al respetable como un jugador empedernido, especializado en la técnica del 'speedrun': «Por contradictorio que parezca, para terminar un videojuego en el menor tiempo posible primero tienes que hacerlo con la mayor parsimonia; dedicar centenares de horas a identificar todos los atajos y así trazar una estrategia que te permita vencer al crono».
«Igualmente -prosiguió el también streamer-, por muy buena memoria que tengas, existe una parte importante de práctica y estudio. Me ocurrió al participar en Pasapalabra y mientras jugaba con Echoes of Wisdom. [...] Pero el juego también tiene un importante componente de transgresión: a veces sabes que la solución que has pensado para un puzle no es la que Nintendo había previsto, pero aún así puedes ponerla en práctica con resultado satisfactorio. Al jugar también me he encontrado situaciones en las que mis conocimientos previos de la franquicia me han entorpecido el avance: si hasta ahora veías una vasija y la rompías de inmediato, aquí te brindan la opción de meterte dentro. Incluso puedes sortear áreas transitando las copas de los árboles».
A fin de cuentas, las aportaciones de Díaz ratificaron lo dicho: Echoes of Wisdom llega para romper con muchas de las ideas preestablecidas en torno a The Legend of Zelda. Supone así un hito en la propiedad intelectual de la multinacional japonesa.