La app Radar COVID dejará de funcionar en noviembre
Cayó rápidamente en desuso e incumple ocho artículos del Reglamento General de Protección de Datos
sara borondo
Miércoles, 29 de junio 2022, 01:50
La aplicación Radar COVID, que encargó a Indra la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (SEDIA) en 2020 con el fin de ayudar a frenar la COVID-19, no recibirá más actualizaciones a partir de noviembre. En el futuro dejará de aparecer en las tiendas de iOS y Android por quedar obsoleta. Cuando suceda, tampoco tendrá probablemente gran repercusión ya que no ha tenido demasiado éxito: los últimos datos ofrecidos en la página de la propia aplicación indican que la han descargado 8.560.000 usuarios, 3.286 de ellos en la semana del 13 al 19 de junio.
Cuando se declaró la pandemia, en marzo de 2020, una de las prioridades era detectar los casos positivos de COVID-19 para detener la expansión del virus. Rápidamente llegaron noticias de la experiencia positiva con aplicaciones de móvil en Corea del Sur o China, país que lanzó una app de rastreo en febrero, antes incluso de que la Organización Mundial de la Salud declarase el estado de pandemia.
Alertar a las personas en contacto con alguien contagiado
Diversos países europeos desarrollaron aplicaciones más o menos similares, entre ellas Radar COVID, que no pedía datos personales y avisaba cuando una persona daba positivo a todos aquellos de los que hubiese estado cerca los 14 días anteriores (lo que detectaba a través de la conexión Bluetooth del teléfono). Para que fuese eficaz era necesario que tuviese instalada la app la mayor cantidad de gente posible, ya que era la única manera de registrar el positivo y alertar a otros posibles contagiados. Los datos del periodo de pruebas indicaron que la aplicación era tres veces más eficaz que los rastreadores manuales, pero cuando Radar COVID comenzó a funcionar, el 19 de agosto de 2020, los resultados reales fueron muy diferentes.
En febrero de este año, tras una pregunta parlamentaria del diputado Pablo Cambronero, del grupo Mixto, se supo que la puesta en marcha, mantenimiento y publicidad de Radar COVID había costado más de 4,2 millones de euros, lo que, teniendo en cuenta los casos registrados a través de la app, suponía que cada contagio notificado en Radar COVID había costado 36,70€. A 19 de junio de este año se habían introducido en la app 122.669 códigos de positividad, aunque numerosas CC.AA. dejaron de facilitar datos a finales de 2021; en la semana del 13 al 19 solo se informaron de 191 códigos registrados.
Infracción del RGPD
Radar COVID también es noticia porque la Agencia Española de Protección de Datos ha publicado este mes un expediente sancionador contra la SEDIA: la app incumple ocho artículos del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), entre ellos el que indica que los datos personales serán tratados «de manera lícita, leal y transparente en relación con el interesado».
También vulnera los requerimientos de transparencia de la información y su diseño incumple la protección de datos, ya que se podía desanonimizar la información. Esta vulnerabilidad ya la conocían, indica la resolución, los desarrolladores de Radar COVID cuando la lanzaron. No se resolvió hasta dos meses después.
Motivos del fracaso de Radar COVID
Entre las razones de que Radar COVID no funcionase como se pretendía se encuentra el que no se utilizó de la misma manera en todas las comunidades autónomas. La aplicación estaba disponible en toda España pero para ser eficaz era preciso que cada comunidad la integrase en su sistema sanitario y formase a los rastreadores. Una vez una persona ha dado positivo en COVID-19, su comunidad autónoma solicita un código y se lo facilita al enfermo para que lo introduzca en la app y así avisar a aquellos que hayan estado en contacto con él. Euskadi, que disponía inicialmente de una app propia llamada COVID-19.eus, fue la antepenúltima C.A. en conectarse a Radar COVID, el 21 de septiembre de 2020. Sin embargo, es la quinta comunidad que más códigos solicitó, para el 67,1% de los casos confirmados (aunque no hay datos a partir de enero de este año), muy lejos del 0,7% de Navarra o La Rioja.
Las gestiones tampoco fueron iguales en todas las CC.AA.: mientras que en algunas los servicios de salud autonómicos enviaban el código directamente al teléfono de la persona contagiada, en otras el paciente debía llamar al centro de salud o la mutua para conseguirlo.
Otro factor que intervino para que Radar COVID no funcionase como se esperaba es que, para que fuese eficaz, las previsiones indicaban que debía utilizarla un 20% de los españoles. En el primer cuatrimestre después del lanzamiento de la app se la descargó aproximadamente el 15% de los ciudadanos mayores de 15 años.
Radar COVID se puso a prueba en la primera fase de la pandemia y probablemente no fue tan bien como sería deseable, aunque los contactos de los miles de casos informados fueron alertados con más facilidad que con los rastreadores humanos. Tras las vacunaciones masivas su existencia ha ido dejando de tener sentido y ya no es necesaria la vigilancia estrecha de los casos positivos, por lo que deja de compensar pagar por el mantenimiento de la app.