«No sabía que tu pareja te podía violar», lamenta la víctima de una violación en 2022 en Astigarraga
Este lunes ha comenzado el juicio en el que el acusado de agredir sexualmente a su pareja sentimental se enfrenta a 18 años de cárcel por violación y maltrato
Beñat Arnaiz
Lunes, 31 de marzo 2025, 16:19
«No sabía que tu pareja te podía violar, pensaba que la violación era que te cogieran por la calle y te dejaran por ahí ... tirada». Es una de las frases que la víctima de una presunta agresión sexual sufrida en verano de 2022 por parte de su pareja sentimental ha pronunciado en el juicio que se ha iniciado este lunes en la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, donde la Fiscalía solicita 18 años de cárcel al acusado de violar y maltratar a su novia en Astigarraga.
Los hechos de la presunta violación sucedieron en agosto de 2022. Dos meses antes, en junio, comenzó la relación sentimental a raíz del trabajo, donde los dos jóvenes se conocieron en abril y empezaron a «tontear». A mitad de año comenzaron a convivir en un piso de Astigarraga y en las primeras fases de la relación «él era un hombre atento, caballeroso; cuando estaba bien era increíble», ha descrito la víctima, quien ha narrado cómo comenzó el control sobre ella. «Fue progresivo. Me empezó a preguntar quién me escribía por el móvil, por qué me saludaban por la calle…».
«Eran tonterías, y como yo no tenía nada que esconder le enseñaba y le respondía a todo», y ha puesto varios ejemplos. «No podía hablar con clientes ni tampoco coincidir con un compañero que creía que había tenido relaciones con él. Si me ponía falda, me preguntaba a quién le enseñaba las piernas. Y lo mismo si me depilaba, si me maquillaba o si conjuntaba la ropa. '¿Para qué te arreglas?', me preguntaba. Y yo lo hacía para mí, para nadie más. Según él yo tenía relaciones sexuales con todo el mundo».
Ese control también se trasladaba al hogar que compartían con otras dos personas, un chico y una chica, en Astigarraga. «Iba conmigo al baño. Si en medio de la noche tenía ganas de mear le despertaba y se lo decía, y entonces me acompañaba o no me dejaba ir» por temor de que se encontrara con el otro compañero de piso.
Uno de los primeros episodios «de control» fue cuando, mientras la pareja conversaba en su dormitorio a las 3 de la mañana, a la joven le llegó un mensaje al teléfono móvil. Era de un amigo de Colombia, de donde es natural la víctima. «Me empezó a preguntar quién era y por qué me escribía a esas horas. Le expliqué que en Colombia no era de madrugada por la diferencia horaria, pero me agarró del cuello, forcejeó conmigo y me revisó todas las conversaciones».
El control «progresivo» pasó a las amenazas y las agresiones físicas. «Me amenazaba con que me mataría si le era infiel. O que le daba igual ir a la cárcel si me rompía la cara. Siempre me agarraba del brazo o del cuello. En el pueblo se cuidaba mucho de no hacer eso, pero fuera de él decía que no le conocía nadie. Las discusiones más fuertes se dieron en casa».
El primer episodio «fuerte» se dio en fiestas de Astigarraga, el 25 de julio de 2022. Los dos estaban trabajando de noche en el bar y a ella le tocó estar en la barra al lado de un chico con el que al acusado no le gustaba que hablara y estuviera con él. «Me di cuenta de lo que pasaba y no me gustó. Me fui a casa, empaqueté las cosas y me acosté. Él cuando llegó a casa vio lo que empaqueté y se enfadó, me dio dos bofetadas a mano abierta. Fue la primera vez que me pegó con más fuerza».
Vista la escena, en la que no «dejaba de pegarme», la víctima tiró un vaso al suelo tras un forcejeo. «Cogí trozos de cristal y me autolesioné en la muñeca para que viera que estaba sangrando y para que parara, pero no paró». La joven acudió al puesto de trabajo al día siguiente, donde una compañera -que ha testificado este lunes- le vio las heridas y avisó a su novio para que la curara. «Tenía dos cortes horizontales», ha transmitido este.
La víctima nunca llegó a plantearse ir a urgencias o acudir a un ambulatorio por «miedo», ya que en aquel entonces no tenía todavía el permiso de residencia en España. «No estaba regular y no fui al médico por no tener documentación, temía que eso pudiera manchar mi historial y que me deportaran». Actualmente sí reside de manera regular en Gipuzkoa tras cumplir los tres años exigidos y contar de manera regular con trabajo.
«No me apetece, no estoy en condiciones»
En agosto de 2022, en un día libre que ambos tuvieron, aprovecharon la jornada para hacer planes juntos. «Empezamos a beber y yo estaba muy borracha. No tengo claro cómo llegué a casa, solo me acuerdo de estar esperando un taxi. Luego me desperté por el dolor que sentía, y vi que él me estaba penetrando por la vagina». La joven ha roto a llorar y ha tenido que detener su declaración durante un largo minuto en el que se ha hecho el completo silencio en la sala. «Le dije 'no me apetece, no estoy en condiciones'», ha continuado, «a lo que me respondió 'cállate y disfruta'. Siguió, y pensé 'que acabe rápido que quiero dormir'».
La víctima nunca consideró que había sido violada hasta que denunció semanas después los hechos, cuando decidió marcharse de casa con la ayuda de varias amistades. «Llevaba días pensando en cómo irme, ya me daba igual qué me pudiera pasar». En comisaría, «un agente de la Ertzaintza me preguntó si sabía, después de lo que le acababa de contar, que había sido víctima de una agresión sexual. Le dije que no. Vino otro policía especializado en maltrato, y me dijo 'usted ha sido violada'».
Después ha respondido las preguntas de la abogada del acusado, y ante la insistencia de si era o no consciente del momento de la penetración o si dio o no su consentimiento, la víctima se ha mostrado tajante: «Nadie me va a hacer dudar de lo que vi porque desgraciadamente sé lo que pasó».
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