«Utilizamos Inteligencia Artificial para buscar en la sangre la cura del alzhéimer»
«Es importante detectar a la persona que va a sufrir la enfermedad, la primera fase comienza 22 años antes de la aparición del deterioro cognitivo»
Ibai Diez (39 años, Bilbao) es una de las últimas incorporaciones de Biobizkaia. Este ingeniero de Telecomunicaciones es experto en neuroimagen para investigar trastornos cerebrales. Durante ocho años ha formado parte del hospital de Massachusetts y de Escuela de Medicina de Harvard, centros de referencia en la investigación del alzhéimer, una patología que este pasado sábado conmemoró su día mundial y que afecta a 30.000 vascos. En 2050 serán 75.000 por el envejecimiento de la población.
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- ¿Hacia dónde se dirige la investigación del alzhéimer?
- Lo importante no es tanto tratar a un paciente con alzhéimer como detectar muchos años antes a la persona que va a sufrir esa enfermedad, porque se trata de una patología que tiene varias fases y la primera se da 22 años de que empiece a tener deterioro cognitivo. Es entonces cuando se comienza a acumular en el cerebro el amiloide y la tau.
- ¿Qué son el amiloide y la tau?
- Son dos proteínas que están en nuestro cerebro de forma natural que cuando se amontonan se vuelven tóxicas y generan una inflamación. Normalmente el propio organismo, por medio de unas células llamadas astrocitos, es capaz de eliminarlas. Pero a medida que envejecemos se le hace más difícil deshacer esos depósitos. Lo habitual es que el sistema inmune trate de eliminar esa 'basura' para limpiar el cerebro, pero lo que lo que le acaba pasando a las personas enfermas es que, además de esos depósitos, los astrocitos se coman también a las neuronas. El resultado es que el paciente empieza a sufrir atrofia y muerte cerebral.
«Sólo un 5% de los casos se deben a una mutación genética hereditaria, el resto son esporádicos»
Rutas alternativas
- ¿Pero no toda la gente mayor sufre alzhéimer?
- No, claro que no. Todos los pacientes de alzhéimer tienen esa acumulación de amiloide y tau, sin embargo no todas las personas generan esos depósitos ni tampoco todas las que sí los producen llegan a desarrollar la enfermedad. Este último grupo es especialmente interesante para nosotros como investigadores. Y no es un colectivo pequeño. Lo forma un tercio de la población.
- ¿Qué buscan en ellos?
- Durante los últimos 20 años el grueso de la investigación se ha centrado en intentar reducir las acumulaciones de amiloide y tau y apenas se han logrado avances. Por eso cada vez más investigadores dicen que hay que probar otros caminos. Queremos saber por qué hay gente con las mismas cantidades de estas proteínas en el cerebro que desarrollan la enfermedad y otras no. La diferencia parece estar en cómo reacciona su sistema inmune.
- ¿Dónde puede estar la clave?
- Nosotros nos estamos enfocando en los componentes genéticos. Al igual que hay mutaciones que te pueden hacer tener una enfermedad, hay otras que te protegen de ella. Quizá su sangre tenga la cura. Intentamos encontrar con inteligencia artificial a esa gente para intentar copiar los mecanismos que le protegen.
- ¿Cómo analizan esos casos?
- Trabajamos con grandes consorcios internacionales. Empleamos un montón de datos diferentes: neuroimagen, genética, imágenes de cerebros post mortem... Buscamos patrones. Son investigaciones a largo plazo. Hay personas a las que se les lleva haciendo seguimiento desde hace 15 años. Algunas han desarrollado alzhéimer y otras no. Gracias a ellas podemos trabajar en algoritmos para que nos ayuden a predecir qué personas tienen riesgo de padecer esta patología.
Nuevas terapias
- ¿Por eso el alzhéimer se asocia a la edad?
- A partir de los 65 años un 5% de la población empieza a tener alzhéimer. Cada cinco años esa cantidad se duplica hasta que llegamos a la tasa actual, en la que un tercio de los ciudadanos mayores de 85 años lo padece. Cada vez tenemos una población más envejecida, por lo que el número de pacientes será mayor. Otro problema es que es una patología con mucho coste asociado. Tanto para el sistema sanitario, como para las familias, porque las residencias son muy caras y no todas pueden contratar a una persona para que asista en casa a una persona que ayude al afectado en las últimas fases de la enfermedad. Gestionar ese aumento de pacientes va a ser un auténtico desafío.
- ¿Puede haber alzhéimer en gente joven?
- Cuando aparece antes de los 65 años es porque existe una mutación genética hereditaria en tres genes diferentes: APP, PSN1 PSN2. Ocurre en un 5% de los casos totales. El resto son esporádicos.
- ¿Pero en todos estos años de investigación se habrán desarrollado tratamientos?
- Hay dos nuevos tratamientos, dos vacunas que están aprobadas en Estados Unidos, pero no en Europa. Con ellas se ve que hay una leve mejora cognitiva que dura unos meses, pero luego la enfermedad sigue. El problema es que tienen algunos efectos secundarios. Ha habido pacientes con microsangrados cerebrales y en otros casos se ha complicado su situación. Es positivo porque hacía años que no se sacaban nuevos fármacos. Algo siempre es mejor que nada, pero también demuestra lo difícil que es encontrar un tratamiento para algo tan complejo como el alzhéimer.
