Grandes sociedades científicas se unen contra la pandemia de información falsa en salud
Medio centenar de organizaciones de referencia internacional alertan del alto peligro que supone el actual «maremoto desinformativo»
La consecución de una vacuna altamente eficaz contra el covid 19 en un tiempo récord se ha visto empañada por la creciente influencia de un ... colectivo social que se conoce ya con el nombre de los negacionistas. Son los que sostienen que absolutamente todo es falso porque, según dicen, todo forma parte de una conspiración internacional contra el ser humano. Niegan la existencia del cambio climático, del sida, del holocausto nazi, de la llegada a la Luna, del coronavirus... Todo, desde su punto de vista, son mentiras y quienes las cuentan sólo buscan con ellas manipular a la sociedad. La expansión de esas ideas durante la reciente gran crisis de salud se ha traducido en más enfermedad y muerte. Medio centenar de agrupaciones sanitarias de Estados Unidos, algunas de las mejores organizaciones científicas del mundo, han decidido decir basta.
«Estamos ante una cuestión de vida o muerte», sentencia firme el especialista Francisco Javier Membrillo, portavoz de la Sociedad española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC). «Nos guste o no, todas las opiniones no son iguales. La mía sobre cómo se está construyendo un puente no es igual de válida que la de un ingeniero. Y esto –concluye– nos lleva a que hay personas que están poniendo en riesgo su salud por recibir informaciones erróneas».
Las organizaciones sanitarias firmantes del documento se han bautizado como la Coalición por la Confianza en la Salud y la Ciencia;y ayer hicieron un llamamiento público para «frenar la 'infodemia' de información errónea», que en materia sanitaria sacude a la población mundial. El término infodemia hace alusión a un fenómeno tan nuevo que el diccionario de la Real Academia de la Lengua (RAE) aún no lo recoge. Con el se trata de describir los perjuicios altamente nocivos para la salud que está provocando el actual «maremoto de información errónea y desinformación».
Más miseria y más muerte
Lo que el negacionismo ha generado en Estados Unidos está ocurriendo en todos los países económicamente más fuertes. En España, donde existe una amplísima confianza social en la medicina y la ciencia, su penetración social es menor, pero tampoco desdeñable. Ningún país occidental escapa del influjo de charlatanes y oportunistas. De ahi, el llamamiento «desesperado» que la Coalición ha realizado hoy jueves con motivo de la reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia (AAAS, por sus siglas en inglés).
La plataforma alerta de que el «impacto» de la desinformaciónen salud se traducen en «más miseria y más muertes prevenibles». La situación está «escalando» de tal manera que ha llegado a «niveles peligrosamente altos de desconfianza en la atención médica, la salud pública y la ciencia». Firman el documento la práctica totalidad de colegios y asociaciones de EEUU de médicos, científicos, enfermeras y farmacéuticos, entre otros profesionales de la salud.
El grupo cita tres ejemplos históricos del peligro que entraña dar pábulo a quienes hablan de salud sin rigor científico. Sólo la investigación previa en un nuevo tipo de vacunas basadas en la tecnología de ARNmensajero permitió que se dispusiera de una profilaxis contra el coronavirus en menos de un año de pandemia, algo sin precedentes en la historia de la Medicina, «Un estudio demostró que una breve exposición a la información errónea sobre la vacunación hizo que las personas fueran menos propensas a protegerse».
El sida tampoco existe
No fue el primer caso. En Sudáfrica, según recuerdan, los funcionarios del Gobierno redujeron el acceso de los ciudadanos a los medicamentos antirretrovirales al considerar que el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH)no causaba el sida. La ciencia estimó en 330.000 las muertes por sida ocurridas en el país entre 200 y 2005 a causa de este lamentable error.
En la década de los noventa, un estudio repleto de inexactitudes concluyó que la inmunización contra el sarampión, las paperas y la rubéola (MMR) causaba autismo. El autor del trabajo acabó retractándose, pero fue tarde. Esta idea sigue tan arraigada que aún se están pagando las consecuencias de la caída de la inmunización que produjo.
Hay más. La aparición en España de nuevos casos de enfermedades que se creían superadas, como sarampión, rubéola o poliomielitis, está directamente relacionada con el fervor antivacunas surgido tras el citado estudio sobre el autismo.
Las «torturas del hospital»
El infectólogo Francisco Javier Membrillo aporta otro ejemplo más, relacionado también con la pandemia. Una de las falsedades más extendidas por internet sostiene que los enfermos de covid más graves eran colocados boca abajo y con un ventilador en las unidades de cuidados intensivos (UCI) con el fin de que respirasen peor y muriesen. «Por lo visto, era una tortura que hacíamos en los hospitales», explica con sorna el infectólogo.
Aporta tres argumentos en su contra. «Primero: ésta es una maniobra con suficiente evidencia científica como para intentarla. En muchos casos, hiciéramos lo que hiciéramos, los pacientes estaban tan graves que iban a morir. Segundo: estudios científicos demostraron que enfermos en la misma situación clínica a los que se les colocó en posición de prono sobrevivieron en mayor medida. Y tercero, la mayor parte de la población nunca ha estado como nosotros en un hospital, luchando frente a la muerte y viendo cómo la saturación de un paciente grave pasaba del 85% al 94% en solo unos minutos gracias a maniobras tan sencillas como ésta».
«Todos los médicos del mundo conspiraron, menos yo, claro...»
La pandemia de covid ha favorecido el florecimiento de abundantes bulos. Algunos han logrado extenderse de manera sorprendente. Uno de los más populares defiende que el microbio no existe y que lo que hubo entre 2020 y 2022 fue una conspiración internacional para eliminar a las personas mayores. «En los hospitales de España se secuencia a diario ese virus...», argumenta el especialista Francisco Javier Membrillo. «A la gente hay que llevarle al absurdo para que se dé cuenta del sinsentido de lo que dice», sostiene. «'¿Es posible que todos los médicos de todos los hospitales del mundo participaran en una conspiración? ¿Usted me cree a mí capaz de algo así? ¿Ah, no? Entonces conspiraron todos los jefes de servicio de todos los hospitales del mundo, menos yo, claro...' Solo la buena información, rigurosa y contrastada, acabará con esta ola», afirma.
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