«La enfermera se ponía de espaldas y no veías cómo preparaba las vacunas»
Algunos padres relatan en el juicio a la sanitaria de Kabieces cómo llegaron a preguntar a la acusada si estaba inmunizando en realidad a sus hijos por las dudas que les generaba
Varias de las madres y padres que testificaron ayer en el caso de la 'enfermera antivacunas' afirmaron que en ningún momento vieron a la sanitaria « ... preparar los sueros y cargarlos» antes de inoculárselos a sus hijos. Según indicaron en la Audiencia provincial, la procesada se colocaba «de espaldas» a las familias mientras manipulaba las jeringuillas y las soluciones, de manera que «ocultaba» este proceso. A esto se sumaba que todo lo hacía «muy rápido». «Tardaba uno o dos segundos en pinchar y tirar la jeringa a la basura. No daba tiempo ni a mirar cómo les vacunaba», relataron.
Varios padres indicaron a la sala que aquel proceder «precipitado» les generó dudas. «Me parecía imposible que en tan poco tiempo le diese tiempo a inyectar toda la vacuna a una persona», sostuvo uno de los testigos. Dos padres llegaron incluso a preguntarle a la propia acusada si realmente había inmunizado a sus hijos.
Otra madre relató que una de las veces que acudió a la consulta lo hizo con dos sueros no incluidos en el calendario vacunal de Osakidetza en aquel momento, el bexero y el rotavirus. «Las llevaba en un sobre. Se lo di y vi que lo dejaba en la repisa de la ventana. En cambio le puso otras vacunas, pero no las del sobre que le llevé yo. Ese se quedó en la repisa sin tocar», detalló. A esta madre le pareció raro, pero pensó que Osakidetza guardaría esas vacunas para ponérselas a otros niños. Hasta que lo consultó con una hermana suya que es enfermera y que le explicó que Osakidetza no almacena las vacunas que compran los particulares. Motivo por el que presentó una reclamación ante el Servicio Vasco de Salud.
Dos progenitores más detallaron cómo vieron que la vacuna había perdido líquido antes de ser inyectada y que cuando se lo dijeron a la encausada, ella les contestó que no se preocupasen. Todos estos aitas y amas aseguraban ayer que cuando sus pequeños han sido pinchados por otros profesionales, estos actuaban de manera distinta. El resto preparaban los inyectables delante de ellos, les explicaban cada paso y podían ver cómo se les inoculaba la profilaxis a sus hijos de una manera más «pausada y transparente».
La Sala Tercera de la Audiencia de Bizkaia juzga esta semana a M. I. R. M., la enferma procesada por simular la vacunación de 404 niños de Kabiezes, sin llegar a inocularles los sueros. La Fiscalía, Osakidetza y el Colegio de Enfermería solicitan para la procesada una pena de 7 años y medio de cárcel y otros tantos de inhabilitación. La consideran autora de un delito de daños y otro de falsedad documental. Este último por inscribir en la historia clínica de los niños la recepción de unas profilaxis que supuestamente no les inoculó. La acusación particular, que representa a 42 de las familias afectadas, va a pedir una pena de entre 12 y 17 años, que concretará en la última sesión del juicio.
«Hadas» y «seres de luz»
Varios testigos contaron a su vez otros aspectos que les llamaron la atención de la enfermera durante las consultas. A nivel alimenticio les aconsejaba que sus hijos no comiesen productos de procedencia animal (carne, pescado, leche de vaca...). Cuando los niños eran más mayores les daba una campanita para que la hiciesen sonar durante el momento del pinchazo, les hablaba de un hada, de los seres de luz y de la «importancia de encontrarse con ellos a lo largo de la vida». También le trasladó a algunas familias que la vacuna del tétanos «no era necesaria». «Nos decía que lo que teníamos que hacer era que nuestro hijo tuviese más contacto con la naturaleza y que caminase descalzo por la hierba, porque, al hacerlo, se iba a provocar unas microrroturas en las plantas de los pies y que eso era suficiente» para protegerle de esta enfermedad, explicaban.
Hoy continúa la vista oral con el testimonio de varios profesionales de la organización a la que pertenece el centro de salud de Kabiezes, donde la acusada trabajó entre febrero de 2021 y septiembre de 2022. Mañana está previsto que declare la propia procesada.
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