Bridget Jones: Loca por él
La vuelta de Bridget Jones: lo que explica una película sobre el cambio del feminismoEl personaje que lanzó al estrellato a René Zellweger tiene poco que ver con la Generación Z: «Su idea del éxito y sus códigos son completamente distintos»
Bridget Jones, la simpática treintañera que sacó de la intimidad las braga-fajas como elemento indispensable para ligar a partir de cierta edad, vuelve. El ... personaje, creado por Helen Fielding para unas columnas en la prensa británica hace tres décadas, dio el salto en el año 2001 al cine y de ahí, a formar parte del imaginario popular. Ahora, 24 años más tarde, regresa a la gran pantalla el día de San Valentín. Con 50 años, dos hijos y viuda. Los tiempos cambian. O no tanto, porque el argumento de la película, en la que su creadora ha participado como guionista, la vuelve a situar como alguien que busca el amor... presionada por su entorno.
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Bridget congenió bastante bien con las treintañeras de los albores de este siglo. Pero «es hija de su tiempo. Los jóvenes de ahora no creo que participen de determinados códigos del personaje porque están en otra onda, completamente distinta», subraya la guionista Virginia Yagüe. Y no solo eso, también les recuerda constantemente que hubo tiempos mejores del que les ha tocado vivir a ellos.
«Mostró las inseguridades, la lucha por el amor y la torpeza de las treintañeras de los 90 y los 2000 de manera entrañable, pero las preocupaciones de esas chicas de 30 y 40 son diferentes a las que hay ahora», reconoce la psicóloga Elena Dapra. «El discurso feminista y la independencia emocional han modificado la forma en que las mujeres viven su soltería», continúa.
Aunque haya presión por la maternidad, ha decrecido la presión por tener un novio o un marido, el núcleo sobre el que orbitaba la vida de Bridget. «Ya para cuando se estrenó la película, este discurso resultaba un poco rancio», reconoce el productor Emilia A. Pina. Y, además, coqueteaba con el acoso laboral, algo que ahora sería incomprensible. «Esa normalización se explica porque no teníamos el radar tan ajustado, pero ahora, que hay una mayor sensibilidad, sería algo intolerable», detalla.
Menor confianza en la sociedad
Así que si ya se quedaba un poco vieja para entonces, hace casi un cuarto de siglo, no digamos para la Generación Z, los nacidos entre 1997 y 2012, cuando Bridget se planteaba si braga-faja o tanga sexy para salir. «Su idea del éxito nada tiene que ver con la de los jóvenes de ahora», alerta Pilar Llacer, filósofa y escritora.
No solo en el plano de las relaciones, donde los centennials han mostrado que hay una grieta con generaciones anteriores y ni siquiera les interesa tanto el sexo como se cree. También en el cuidado personal y en el ámbito laboral. En este último, por ejemplo, la diferencia fundamental radica en que mientras Bridget siempre confió en encontrar el trabajo de sus sueños y tener un sueldo con el que pagarse una casa en Londres, ahora el panorama es muchísimo más complicado.
Y nos vamos a las estadísticas para demostrarlo. En 2001, año de estreno de la película, el paro general era del 10,7% en España, mientras que en menores de 25 era del 21,4%. En 2019 estaban en el 13,8% y el 30,9%. Y ahora en el 10,6% y el 25,3%. Una situación no muy diferentes a la de hace dos décadas, pero demasiado reciente para invitar al optimismo generacional.
En cifras
26 millones de dólares
fue el presupuesto de 'El diario de Bridget Jones' en 2001. La versión que se estrena este viernes, se estima que ronda los 35.
281 millones de dólares
fue la recaudación total de esta primera entrega, a la que han seguido tres más: 'Sobreviviré' (262 millones), 'El hijo de Bridget Jones' (211 millones) y la actual 'Loca por él'.
Otro asunto que choca con los jóvenes de ahora es esa inseguridad de Bridget con su cuerpo y la lucha constante por entrar en una talla. Aunque no se puede decir que el asunto esté socialmente superado (ni mucho menos), las nuevas generaciones tienen otra perspectiva.
«Bridget tenía una gran inseguridad con su peso, aunque en realidad era delgada según los estándares actuales. Hoy, el movimiento 'body positive' y 'body neutrality' han cambiado la forma en que muchas mujeres se relacionan con su imagen corporal. Aunque todavía hay presión estética,sobre todo por redes sociales, hay una mayor diversidad de cuerpos representados en los medios y un rechazo más fuerte a la cultura de la dieta extrema», opina Dapra.
Del bar al gimnasio
A eso hay que unir otro asunto: mientras Bridget salía, se emborrachaba, fumaba más de la cuenta e iba de resaca en resaca, los jóvenes de ahora no comparten ese modelo de ocio. Empiezan con él, nadie puede negar el botellón. Pero el alcohol es caro para la disponibilidad de dinero que tienen y han encontrado en los gimnasios otros centros de reunión. Más barato, por cierto, que salir entre ocho y diez días al mes de farra.
Lo que sí podrían compartir la Generación Z y el personaje al que da vida René Zellweger son «los problemas de ansiedad». Los jóvenes comparten con el personaje esa preocupación por algunos temas «universales, como el miedo al fracaso, la inseguridad y la búsqueda de un propósito en la vida», aunque en la película y en el libro «se vivieran de una forma más anticuada».
Pese a todo, no es fácil que haya mucha empatía ni con la Bridget de 30 ni con la de 50 por parte de este público. Quizá el nicho ideal sea precisamente el de las mujeres que comparten edad con la protagonista. Ahí es donde esta nueva entrega tiene una oportunidad. Aunque para ello debería modernizar al personaje, adaptarlo a su edad y a las inquietudes sociales.
«Con un personaje como este, sería bueno un planteamiento intergeneracional para que no se quedara solo en un producto nostálgico sin más recorrido, como ha ocurrido con Sexo en Nueva York», precisa Yagüe. «A mí me gustaría ver una Bridget valiente, realista y no instalada en la queja», concluye Llacer.
El filón de Bridget: «La nostalgia vende mucho»
La vuelta de Bridget Jones, como la de Carrie Bradshaw y sus amigas, responde «a la explotación de la nostalgia», señala el sociólogo Mariano Urraco. «Es un rasgo muy presente en nuestra sociedad y que se explota a menudo. Un ejemplo claro son los festivales y conciertos tributo a los 90», prosigue. Nos gusta y, además, «tiene un gran rendimiento comercial, vende mucho«
Aunque hay que saber hacer un buen producto y tener mucha mano izquierda.. La secuela de Sexo en Nueva York, 'And just like that' no lo fue. «Te convertías en espectador de un desgaste manifiesto en lo que estabas viendo», explica la guionista Virginia Yagüe. Y hubo personajes «que se pasaron de 'wokes', espero que con Bridget no hagan lo mismo», apoya la articulista de opinión Rosa Belmonte.
Ahora bien, ¿funciona la nostalgia como estrategia de marketing para todas las edades? «Los chavales de 15 años no tienen nostalgia del pasado, pero los mayores de 40, sí», responde Urraco. «A los de 15 les puede atraer más el 'cringe'», acota la psicóloga Elena Dapra. No obstante, Bridget también puede tener buena acogida «por el carácter gregario del ser humano, y no me refiero al de ser borregos, sino a la necesidad de sentirnos parte de algo más grande», remata el sociólogo.
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