Clara Grima
Vermú de domingo ·
En 'Con algoritmos y a lo loco', la científica demuestra el impacto en la vida cotidiana de las tecnologías con inteligencia artificialEn principio, una conversación sobre algoritmos no parece la más fascinante para un vermú de domingo, pero Clara Grima, con su simpatía y su ingenio, ... es capaz de convertir lo árido en atractivo. Doctora en Matemáticas y profesora titular de Matemática Aplicada en la Universidad de Sevilla, Grima es también divulgadora científica, labor por la que ha recibido reconocimientos como la Medalla de la Real Sociedad Matemática Española. Ahora publica 'Con algoritmos y a lo loco' (Ariel), donde consigue demostrar que no son tan malos como parecen. Por si fuera poco, es una de las descubridoras de una nueva forma geométrica, el escutoide, hallazgo publicado en 'Nature Communications' en 2018 «y en un cómic de 'Los Cuatro Fantásticos' el año pasado».
-Hay un algoritmo en tomarse el vermú cada domingo.
-Eso es. Todo lo que hacemos así, como medio rituales, son algoritmos. Cuando mi hijo pequeño me preguntaba por los planes del fin de semana, yo le decía: «Vamos a ir a la casa del abuelo, al parque y a no sé dónde», y él me respondía: «Pero mamá, explícame el algoritmo». Es que el chiquillo se ha criado entre dos matemáticos, pero lo que preguntaba eran los pasos a seguir, es decir, a dónde vamos, a qué hora y tal.
-¿Y por qué tiene mala fama el algoritmo?
-Es algo muy antiguo y que todos hemos aprendido, porque lo primero que aprendemos son los algoritmos de la suma, de la resta o de la multiplicación, lo que pasa es que nadie nos dijo que esos métodos se llamaban así. Pero con el boom de la tecnología, la palabra ha pasado del ostracismo a las primeras planas y la hemos dotado de un carácter de malignidad que me preocupa, porque hay que hablar bien de las matemáticas. A día de hoy, son la herramienta más poderosa para salvar al mundo, aunque también para destruirlo.
-Con la inteligencia artificial pasa lo mismo.
-Es verdad que con inteligencia artificial se puede controlar el mundo y, desafortunadamente, una parte muy importante de ese control lo tienen los que saben matemáticas, las tecnológicas. Lo que se dice menos es que con algoritmos se están haciendo técnicas de diagnóstico que parecen magia, pero que son matemáticas. O se están desarrollando antibióticos contra las bacterias que se han hecho resistentes.
-¿Cómo combatimos ese uso maligno de las matemáticas?
-Hay que combatir esas matemáticas con más matemáticas, con superalgoritmos que no sean sesgados y que sean justos. Y definir una ética matemática, una ética de programación global, aunque sea muy complicado.
-Por algo quiso ser filósofa.
-Sí, y escritora, lo que pasa es que elegí una lengua distinta al castellano como son las matemáticas. Pero en algunas materias están muy cerca la filosofía y las matemáticas.
-También quería ser cantante.
-Y por Lola Flores a muerte [risas]. Era muy novelera y muy dramática, como yo. También me gustaba Marifé de Triana.
-En su libro reivindica a las mujeres matemáticas.
-Al repasar la historia de las matemáticas, veo una cantidad de hombres brillantes, pero también me pregunto cuántos talentos femeninos no hemos detectado porque no tenían acceso a la educación. Por eso, las mujeres que consiguieron hacer algo no solo eran brillantes, sino también valientes y poderosas, como una diva [risas]. Y su camino fue de espinas, más que de rosas.
-En el 2000 empezó a descender el número de mujeres en las facultades de Matemáticas.
-Sí. Antes de esa fecha era una carrera más o menos igualitaria, pero cuando explota la revolución tecnológica, cambia: ahora, los hombres se acercan al 70%, y las mujeres al 30%. El dato es que se están masculinizando las carreras de matemáticas, y la opinión es que cada vez que una carrera gana prestigio, se hace más competitiva y es mejor reconocida social y económicamente, se masculiniza. Tradicionalmente, la salida profesional era la docencia, pero al cambiar ese perfil y ser las tecnológicas, el número de mujeres decrece llamativamente. Y eso es muy peligroso: las mujeres somos el 50% de la población, y tenemos que estar ahí.
-¿Alguna solución?
-Es fundamental mejorar la educación en matemáticas y son necesarios referentes, mujeres matemáticas, informáticas, muy potentes, muy poderosas, porque las niñas y los niños quieren ser lo que creen que pueden ser.
-Descubrió una nueva forma geométrica llamada escutoide.
-No fui solo yo, sino un equipo interdisciplinario de 16 personas. Fue en 2018, y la historia de ese descubrimiento es un buen ejemplo de cómo funciona la ciencia porque, como dice mi amigo Enrique Fernández Borja, hoy la ciencia no se hace a hombros de gigantes, sino sobre montañas de enanos, entiéndase el término. En nuestro caso nos juntamos biólogos, físicos, matemáticos e informáticos, y juntos, desde la Universidad de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide, descubrimos una forma geométrica que nadie había visto antes.
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