Un león contra Trudeau
Atractivo y carismático, Jagmeet Singh predica «amor y coraje». Este abogado sij es el primer no blanco en coger las riendas de un partido en Canadá
Imaginen que a Obama le hubiera salido como adversario político otro Obama. Algo así acaba de ocurrir en Canadá, ese territorio hiperbólico, de naturaleza salvaje ... y gentes por lo general apacibles, en el que rara vez ocurría algo digno de ocupar una columna en la altiva Europa hasta que, hace un par de años, llegó él, Justin Trudeau. Atractivo a rabiar, con notable destreza oratoria y espíritu conciliador, practicante de yoga y boxeo, «orgulloso» feminista, jefe del primer gabinete paritario conocido allí y predicador de la libertad, la diversidad y la compasión, parecía el mandatario diez. Y, probablemente, durante algún tiempo lo ha sido. Pero veintitantos meses de rodaje gubernamental después, cuando las promesas comienzan a agolparse en la sombra de un cajón y los primeros síntomas de desgaste llaman a la puerta, el primer ministro se enfrenta a su ‘kramer’ particular: le ha salido otro Trudeau. Este, con turbante y trajeado por Tom Ford.
Jagmeet Singh, un carismático abogado criminalista sij de 38 años, hijo de inmigrantes procedentes de la India y titular de otra sonrisa épica, acaba de erigirse en el primer miembro de una minoría étnica en ponerse al frente de una importante formación política en Canadá. Al líder del Nuevo Partido Democrático (NDP) -de filiación socialdemócrata y situado a la izquierda del Partido Liberal de Trudeau- le han elegido sus conmilitantes con el 53,6% de los votos, lo que le coloca en la línea de salida de su campaña «para ser el próximo primer ministro de Canadá», según ha proclamado feliz tras batir a tres oponentes de la casa. El letrado, en su día campeón de Toronto de jiu-jitsu, se medirá al púgil del 24 de Sussex Drive de Ottawa -Trudeau dio el salto a la élite política batiendo a un conservador en un cuadrilátero- dentro de dos octubres. Esa es la fecha programada para las próximas elecciones federales.
Singh, cuyo nombre proviene del sánscrito y significa león, nació en Scarborough, un distrito de Toronto. Es el primogénito de una pareja procedente de Punjab, un estado indio fronterizo con Pakistán donde se practica el sijismo. Se trata de una religión monoteísta fundada hace más de 500 años cuyos feligreses varones jamás se cortan el cabello y siempre se cubren con turbantes en público. Los que gasta el nuevo jefe del NPD, feligrés de esa doctrina, son particularme coloristas para que contrasten con sus habituales tres piezas de gama alta. La exótica combinación, realzada con un indiscutible ‘charme’, han puesto a las revistas de moda a sus pies. La última, ‘GQ’, le ha calificado de «estrella increíblemente bien vestida de la política canadiense».
EL SIJISMO
-
Origen Lo fundó Gurú Nanak en el siglo XVI, en pleno conflicto entre el hinduismo y el islam. Tiene unos 23 millones de seguidores. La mayoría, en el estado indio de Punjab.
-
Las cinco K Los hombres practicantes están obligados a: no cortarse el pelo (kesh) y a llevar un pequeño peine de madera (khanga), un brazalete metálico (kara), ropa interior de algodón (kashera) y una daga (kirpán).
-
1,5% es el porcentaje de sijs en Canadá, un país con 36 millones de habitantes y una tasa de inmigrantes del 22%.
Debajo de ese estilismo chispeante, a caballo entre un gentleman y un maharaja hipsteriano, hay más tela que cortar. Activista batallador por la justicia social y conocido defensor del comercio justo, la seducción política de Singh se cimenta en su apuesta por la vida natural y en su lucha por la defensa de los derechos de la mujer, de la comunidad LGBT, de los grupos indígenas y de los refugiados. Y en esa línea, según ha anticipado en los dos idiomas oficiales de su país, los ejes de su gestión girarán en torno a la lucha contra la desigualdad y la unidad de todos los canadienses, «sea cual sea su origen».
«Suena bonito, pero es pronto»
Soltero de 38 años y con legiones de seguidores en las redes sociales, su popularidad tomó un tremendo impulso después de que, en una intervención pública de su partido, se enfrentara a una mujer que le acusaba de ser musulmán -una confusión habitual que los sij sobrellevan con estoicismo- y de defender la sharia, la ley islámica, invocando el que ha convertido en su lema: «Con amor y coraje». El vídeo se volvió viral.
Dos fuentes principales alimentan su ideario. La primera se llama Seva Singh Thikriwala, una figura imprescindible entre los revolucionarios que lucharon contra la ocupación británica de la India y que murió de inanición en la cárcel tras protagonizar una huelga de hambre en protesta por los malos tratos infligidos a los presos políticos. Era su bisabuelo. Del segundo manantial bebió en sus años de escolar, cuando experimentó en su piel el racismo. Su padre le apuntaría a clases de artes marciales para que pudiera defenderse.
Un candidato más que estimulante, que en los próximos dos años deberá ganar músculo y confianza para conquistar a la mayoría de los canadienses y desbancar a Trudeau. ¿Podrá? «Todo en torno a Singh suena muy bonito, siempre y cuando vaya de la mano de una economía saneada, de igualdad y justicia para todos. Y eso está por ver», dice cauteloso a este periódico, desde su casa en la Columbia Británica, Claude Bigler. Este suizo afincado en Canadá desde los años setenta no descarta, sin embargo, cambiar su voto a su favor. «Voté a Trudeau, pero no creo que repita. Estoy harto de tantas mentiras. El déficit anual se ha disparado, no ha reducido la emisión de gases de efecto invernadero y ha dejado de lado la reforma electoral», se queja. Entretanto, el león del NDP afila sus garras.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión