Los hogares en los que conviven abuelos y niños se disparan en cuatro años
Suponen ya el 16% de las familias españolas, cuatro puntos más que en 2020
La «red silenciosa de abuelos» que durante generaciones ha actuado como un pilar en la crianza de los nietos crece en los últimos años. La ... carestía de la vivienda, el empleo precario y las dificultades para conciliar son algunas de las causas a las que apuntan los expertos que se debe el repunte de «hogares multigeneracionales». Este modelo, de hecho, se ha incrementado a nivel estatal cuatro puntos con respecto a 2020 y son ya un 16% las familias en las que comparten techo menores de 16 años y algún abuelo.
La probabilidad de residir con aitites y amamas, según el informe publicado este martes por Funcas, es mayor «cuanto más vulnerable es el perfil socioeconómico del hogar». En ese sentido, el análisis del centro de investigación económica y social de las cajas de ahorro españolas refleja que, si bien solo el 12% de los hogares biparentales con menores conviven con abuelos, en el caso de los monoparentales la cifra se dispara hasta el 38%.
El estudio responde a la conmemoración el jueves del Día Mundial de la Infancia, una jornada en la que quieren recordar que «los abuelos siempre han sido una fuente de apoyo material y logístico, pero a medida que la esperanza de vida se ha prolongado, los vínculos entre generaciones dentro de las familias se han transformado». Así, puntualizan, «los niños de hoy tienen más probabilidades que nunca de tener abuelos vivos», que no solo serán más longevos, sino que «estarán más disponibles que en otras generaciones, serán más activos y jugarán un papel cada vez más visible en la vida de sus nietos».
Lo harán «como cuidadores», pero también «como apoyo económico» y, en algunos casos, «como principales responsables del hogar». María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas, localiza el inicio del incremento de este modelo en la pandemia, que ejerció como «catalizador», ya que «muchos hogares reconfiguraron de forma temporal su convivencia para atender cuidados o enfrentar dificultades económicas». Pasada la crisis sanitaria, prosigue, «esa forma de convivencia se ha mantenido, probablemente impulsada por la presión del mercado de vivienda, la inestabilidad laboral y la escasez de servicios de conciliación».
Diferencias por comunidades
De ahí que sea más habitual en hogares biparentales y en familias inmigrantes, en las que alcanza el 20%, por encima de los hogares mixtos (18%) y autóctonos (12%). Otra «línea divisoria» la marca el nivel educativo, con una convivencia de varias generaciones más elevada en hogares sin estudios universitarios (16%) que entre aquellos que tienen formación superior (10%).
El fenómeno, en todo caso, no se distribuye de forma homogénea por España, uno de los aspectos sobre los que el centro de estudios llama la atención. Mientras que en Canarias este modelo asciende al 31%, en Galicia al 26% y en Baleares al 17%, otras comunidades registran la situación opuesta. Es el caso de La Rioja, donde solo el 8% de los hogares tienen a abuelos y niños, y del País Vasco y Extremadura, regiones en las que se sitúa en un 9%.
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