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Cuando Alexey Nikitin (Járkov, 1980) era adolescente, le fascinaban la astronomía y la electrónica. Así que estudió Física en la Universidad de Járkov y se ... especializó en astronomía solar. Parecía que su vida iba a discurrir entre las estrellas. Pero se cruzó en su camino «un profesor que investigaba la interacción entre la luz y la materia a nanoescala», y todo cambió. Cursó con él un posgrado, llegó en 2006 a la Universidad de Zaragoza con una ayuda europea y ahora ha ganado una Beca Leonardo en Física de la Fundación BBVA para investigar, en el Donostia International Physics Center (DIPC), en nanofotónica con vistas al desarrollo de nuevos fármacos.
El mundo de lo nano es el de lo que pasa entre uno y cien nanómetros (un nanómetro es la millonésima parte de un milímetro). «La luz son ondas electromagnéticas que te llegan cuando enciendes una bombilla, como las olas en el mar. Las ondas electromagnéticas son tan grandes que casi no interactúan con los nanoobjetos. Nosotros trabajamos en comprimir esas olas para ver cómo interactúan con el mundo nano», explica Nikitin, que en los últimos quince años se ha convertido en un referente mundial en nanofotónica con artículos publicados en revistas como 'Nature' y 'Science', entre otras. Después de seis años en varios centros españoles, se incorporó en 2012 al CIC nanoGUNE como investigador Ikerbasque y desde 2017 tiene plaza fija en el DIPC.
Su equipo ha obtenido una Beca Leonardo, dotada con 40.000 euros, para desarrollar tecnologías con las que controlar la luz «en objetos tan pequeños como los procesadores de los ordenadores. Si la información la llevan los fotones y no los electrones, los ordenadores serán más rápidos. Controlar la luz a escala nanométrica puede ser clave para la fabricación de los ordenadores cuánticos», unos dispositivos que están llamados a revolucionar el mundo. «Cuando exista, un ordenador cuántico será a uno actual lo que una nave espacial a un carruaje medieval», aventura Nikitin. Antes, él y sus colaboradores esperan que su trabajo abra la puerta a nuevos fármacos.
Hay medicamentos que usan las moléculas llamadas quirales. Son moléculas de las que existen dos versiones, derecha e izquierda, no superponibles entre sí, como no lo son la mano derecha y la izquierda. «Las dos variantes de las moléculas quirales son indistinguibles para la luz normal», indica el físico. Hay casos en los que una molécula interactúa con otras de un modo diferente según su orientación, como pasó con la talidomida. Este fármaco era una mezcla de las dos orientaciones de una molécula. No se sabía entonces, pero una producía el efecto sedante deseado y la otra causaba malformaciones. Si se hubieran eliminado todas las segundas, no habrían nacido niños con malformaciones. El objetivo de Nikitin y su grupo es usar la nanofotónica para distinguir las dos variantes de las moléculas quirales y que se puedan desarrollar nuevos medicamentos a partir de las que sean efectivas para lo que se busque.
A pesar de ganar la Beca Leonardo, los siete miembros del equipo de Nikitin no están para celebraciones. La invasión rusa de Ucrania les ha golpeado directamente. Los padres de la investigadora principal, una estudiante originaria también de Járkov, llevan desaparecidos más de un mes. «Ella está bajo un estrés enorme». El físico habla a diario con sus padres, que se han quedado en la ciudad. «Están bien y no han querido salir de allí a pesar de los bombardeos». Por las noches, las explosiones no dejan dormir a su madre, mientras que su padre, «que tiene un problema de oído», puede descansar. Quienes sí huyeron fueron su hermana Irina y su cuñada Victoria, que tuvieron que dejar en Ucrania a sus hijos Pavel y Vlad.
«Mi hermana Irina escapó en tren con mis sobrinas Sofía y Katerina. Ahora están en Barcelona. Lo pasaron muy mal porque, aunque salieron de Járkov en un tren humanitario, les bombardearon varias veces durante el viaje. Fue algo horrible». Menos accidentada fue la huida de la hermana de su mujer, Victoria, y de su hija Diana, que ahora viven en Lasarte-Oria con Nikitin, su esposa Karina -que da clases de inglés y es diseñadora gráfica e ilustradora-, su hijo Daniel y las mellizas Amelia y Camila.
En su equipo del DIPC, hay además dos investigadores españoles y tres rusos, de los que una chica está ahora en Moscú. «Los otros dos chicos rusos se encuentran aquí y, como están en contra de la guerra, creo que no van a poder volver a casa», dice el físico, cuya prioridad ahora, al margen del trabajo, es «enviar ayuda humanitaria a Ucrania» a través de la asociación Lira, de la que es tesorero. «Siempre ha habido algo entre Rusia y Ucrania, pero jamás pensé que se pudiera llegar a esto. Es algo que nadie podía imaginar en Europa en el siglo XXI», lamenta Nikitin, que siempre ha tenido colaboraciones científicas con Rusia y ahora está cortando esos lazos.
487 investigadores y creadores de 30 a 45 años se han beneficiado desde 2014 de las Becas Leonardo, a las que la Fundación BBVA ha destinado ya 20 millones de euros. A la convocatoria especial de Física -la general de este año, con 55 becas para todo tipo de áreas, se cerrará el 28 de junio-, se presentaron 105 solicitudes. Cada uno de los cinco ganadores recibirá 40.000 euros para desarrollar su proyecto en un máximo de 18 meses.
Gemma Busquet, de la Universidad de Barcelona, estudiará los fenómenos de acumulación y eyección de material en una muestra de estrellas de la Vía Láctea. «La masividad de una estrella depende de la cantidad de material que ha conseguido acumular o ha perdido durante sus primeras etapas», explica.
Pelayo García de Arquer, del Instituto de Ciencias Fotónicas de Castelldefels, investigará cómo generar hidrógeno a partir de la electrolisis del agua y obtener combustibles y materiales a través de la captura y transformación del CO2 de la atmósfera.
Alejandro Manjavacas, del Instituto de Óptica Daza de Valdés del CSIC, quiere ver cómo interactúa la luz con objetos del tamaño del coronavirus. Su objetivo es desarrollar «sensores con mucha mayor capacidad para detectar diferentes tipos de virus», además de terapias que permitan 'quemar' tumores.
Y María Moreno, del Instituto de Física Corpuscular de Valencia, explorará las anomalías en el comportamiento de partículas que parecen contradecir el Modelo Estándar, que aspira a explicar y catalogar la materia, las fuerzas y las energías que la controlan.
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