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La subida del nivel del mar hará que muchas zonas de la costa vizcaína desaparezcan. IGNACIO PÉREZ

Científicos vascos se rebelan contra la inacción frente al cambio climático y piden medidas reales y urgentes

Los expertos están dispuestos a salir a la calle y llevar a cabo actos de desobediencia civil no violenta que ya se han producido estos días en diferentes países

Jueves, 7 de abril 2022, 18:19

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El tiempo se acaba y el planeta se asfixia. La crónica de una muerte anunciada. Los expertos vinculados a la ONU, en el último informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), han vuelto a lanzar esta semana un SOS a la humanidad para salvar a la Tierra. «Hay que actuar ahora o nunca», destacan, señalando la necesidad urgente de reducir las emisiones a la mitad en 2030, adoptando medidas «inmediatas y significativas».

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha ido más allá, asegurando que ese informe no es más que «un registro de vergüenza, que cataloga las promesas huecas que nos encaminan con paso firme hacia un mundo inhabitable», un «desastre, por la vía rápida», con inundaciones en grandes ciudades, olas de calor sin precedentes, tormentas nunca vistas, escasez de agua generalizada y la extinción de un millón de especies de plantas y animales. «No es ficción ni exageración».

El hartazgo ante la falta de una respuesta real a estos ultimátum, y la tibieza de los gobiernos influenciados por los lobbies, conllevó la creación en 2018 de 'Extinction Rebellion', un movimiento social mundial cuyo objetivo es influir sobre las políticas medioambientales a través de acciones no violentas. En vista de que poco o nada ha cambiado en los últimos años, los propios expertos, los científicos, han decidido dar ahora un paso adelante, hastiados de ese mirar para otro lado, para pasar ellos también a la acción, bajo el nombre 'Scientist Rebellion'. Esta semana se han dejando sentir con diversas protestas en diversos puntos del mundo. En España lanzaron jarabe de remolacha biodegradable, como si fuera sangre, a las puertas del Congreso de los Diputados.

En Euskadi también han decidido salir de los laboratorios para tomar las calles y hacerse escuchar. De momento este grupo, que está en plena formación, cuenta con una veintena de adeptos, investigadores de las universidades y de varias instituciones, de diversos ámbitos. El astrofísico de la UPV Jorge Hernández es su portavoz. «Sentimos el deber moral de actuar contra esto. La comunidad científica está muy desesperada. No se nos está escuchando. Nos hemos unido a los activistas para ver si la sociedad entiende que ahora que estamos nosotros también detrás es porque la situación es insostenible».

«Nos hemos unido a los activistas para ver si la sociedad entiende que ahora que estamos nosotros también detrás es porque la situación es insostenible»

Quieren hacer valer su credibilidad para que el mensaje cale por fin entre la población. «Parece que cuando se habla de que puede aumentar un grado o dos la temperatura del planeta no es más que pasar un poco más de calor en verano, pero significa muchas cosas. El sistema de la Tierra es muy complejo y una pequeña variación afecta muy gravemente al funcionamiento global», explica este experto en Marte, muy concienciado con la lucha contra el cambio climático. «Existen puntos de no retorno. Cuando la temperatura vaya aumentando pueden expulsarse bolsas de metano que están bajo tierra, refrigeradas, que tendrán un gran efecto. Hay muchas partes del sistema Tierra ya rotas y otras que estamos en camino de romper. Tenemos una civilización altamente insostenible y realmente hacen falta cambios muy fuertes para poder salir de esta situación de forma justa para todos», añade.

Sin control

El IPCC ya alertó de que la mitad de la población mundial vive en regiones muy vulnerables al cambio climático. Gran parte de la costa de Euskadi, y en concreto la zona del Gran Bilbao, está en alto riesgo ante la subida del nivel del mar. «El aumento de la temperatura conlleva esto, pero también incide en el grado de eficiencia en los cultivos. Supondrá una subida mayor del precio, y hambrunas. Además, los fenómenos meteorológicos extremos, que cada vez están siendo más habituales, ya se han llevado por delante la vida de miles personas. El cambio climático terminará matando a millones, y como no actuemos podríamos estar hablando de miles de millones», asegura Hernández, resaltando que la situación «va a ir en aumento, es realmente grave y no está bajo control». «Vemos muchas veces reunirse a políticos que hacen que toman medidas, pero en muchos casos es pura justificación. Está faltando ambición».

Es por ello que han decidido unirse más allá de los estudios y las investigaciones para lanzar un grito desesperado en las calles que llegue a todos los rincones. Están decididos a utilizar la desobediencia civil no violenta como mecanismo para hacerse escuchar y hacer reflexionar, para que la crisis ecológica climática esté en el centro de las políticas de los gobiernos, dada su importancia y trascendencia. «Nosotros buscaremos nuestros objetivos a nivel local partiendo siempre del diálogo puro. Poco a poco podemos ir aumentando la presión y si consideramos que hay que hacer una acción directa se hará. Se trata de cumplir objetivos, no de dar la nota», señala Hernández, destacando que se trata de la primera vez que la comunidad científica recurre a esto. «Mahatma Gandhi ya lo hizo y hoy en día es un icono para la paz. Nosotros somos personas con mucha sensibilidad social y no queremos hacer daño a nadie, solo lo mejor para todos».

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