«Nadie quiere un parque eólico junto a su casa, pero hay que asumir impactos locales»
Ya «vamos tarde» en la lucha contra el cambio climático y debemos empezar por pensar bien lo que comemos
La pregunta que siempre nos hacemos cuando reflexionamos sobre el cambio climático, si estamos a tiempo de frenarlo, no tiene una respuesta sencilla ni mucho menos teórica. Ya estamos sufriendo las consecuencias y la posibilidad de remontar depende de cada uno de nosotros, además del papel de empresas e instituciones. El foro sobre medio ambiente organizado por BBK y EL CORREO propone medidas concretas que abarcan desde lo que comemos hasta la fiscalidad.
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Medidas concretas que no pueden esperar
Para ofrecer un diagnóstico completo se han reunido cinco expertos en distintos ámbitos. Ibon Galarraga, socio y director de Metroeconómica; Carolina Najar, directora de alimentación de Azti; Nora Sarasola, directora de la Obra Social BBK; Janire Bijueska, responsable del gabinete de apoyo a la presidencia y la gerencia del Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, y Borja de la Rica, director de Haizea Wind. El coloquio fue moderado por José Mari Reviriego, jefe de área de Cultura y Sociedad, que empezó recordando las olas de calor encadenadas de este verano y los problemas de abastecimiento en Urdaibai y Carranza.
Bizkaia es un territorio muy expuesto, con muchos kilómetros de costa y la ría que atraviesa los principales núcleos urbanos. El escenario está más que estudiado y las instituciones saben lo que hay que hacer. «Hay apuestas serias, pero muchas veces surgen problemas a la hora de ponerlas en marcha. Tenemos dificultad para aceptar las políticas públicas», lamenta Ibon Galarraga. Pone como ejemplo los aerogeneradores. «Preferimos taparnos los ojos respecto al impacto ambiental de otras fuentes de energía antes que sacrificar parte del paisaje que tenemos en el País Vasco. A nadie le gusta tener un parque eólico al lado de casa, pero tenemos que empezar a asumir una serie de impactos locales para evitar males mayores». Borja de la Rica, que trabaja en el sector, defiende que «el impacto del eólico terrestre puede ser una limitación, pero son soluciones de compromiso. Estamos buscando una independencia energética y nos toca tomar decisiones».
«¿Estamos preparados para no consumir patata o tomate cuando no es temporada?»
Todos coinciden en que la energía nuclear «no es verde» aunque Europa la haya etiquetado así
En cuanto al abastecimiento, no es realista pensar que se puedan construir embalses en Bizkaia, asume Janire Bijueska. El Consorcio se ha preparado para dos «escenarios antagónicos» con los tanques de tormentas para evitar crecidas y la planta de bombeo de Etxebarri que permite beber agua del Nervión, una vez tratada, en caso de escasez. Junto a las grandes infraestructuras, la lucha contra el cambio climático empieza por nuestra nevera. Carolina Najar asegura que en Euskadi «tenemos casi el 90% o 95% de los nutrientes para una alimentación equilibrada en un radio cercano, pero la temporalidad influye mucho en el impacto. ¿Estamos preparados para no consumir patata cuando no es temporada ni tomate cuando no toca?». Las respuestas pasan a menudo por la educación, «una tarea fundamental para cambiar nuestros hábitos», incide Nora Sarasola.
Los cinco coinciden en su rechazo a la energía nuclear, que «no es verde» aunque la Comisión Europea la haya calificado como tal porque no genera emisiones de CO2. «Hay que avanzar mucho más en recursos como el agua y el sol, en economía circular y en cómo reconvertir algunos residuos en energía».
