Las algas de Noja se extienden por las playas de Cantabria
En Noja ya son 2.500 las toneladas recogidas de la rugulopteryx okamurae, que ocupó el arenal de Santoña en la noche del martes
Ignacio Serrano Garbayo
Jueves, 14 de agosto 2025, 07:49
Las previsiones se han cumplido. Los expertos vaticinaban que la rugulopteryx okamurae, ese alga japonesa invasora que ha puesto en jaque a las playas de ... Noja desde hace una semana, se iba a expandir por la costa cántabra. Y así ha sido. No habían pasado ni 24 horas desde que este periódico recogiera las opiniones de varios biólogos que señalaban esta posibilidad, cuando la vecina playa de Berria, en el municipio de Santoña, recibió al temido visitante asiático.
Fue en la noche del martes, aunque no de la misma forma que en Trengandín o Ris. De hecho, el propio Ayuntamiento de Santoña se encargó de las labores de retirada sin necesidad de contar con la ayuda del Gobierno regional, como sí reclamó el municipio vecino. Eso sí, en las imágenes aportadas por el Consistorio santoñés se ve como las algas ocuparon buena parte del arenal de Berria. El concejal de Medio Ambiente de la villa, Víctor Sobrino, lo explica. «No lo hemos contabilizado por peso sino por extensión. En total, cubría una superficie de doscientos metros de longitud y unos cincuenta de anchura, con un grosor medio de las algas de trece centímetros».
Desde la parte del cementerio hasta el límite más oriental de la playa, ahí donde colinda con el monte Buciero, fue la zona ocupada. El resto del arenal se libró de su llegada, que comenzó sobre las ocho de la tarde. «Hemos tenido suerte porque lo de ayer era solo una bolsa de algas.
Además, una vez empezamos las obras de recogida, la marea nos ayudó bastante». Las labores empezaron a las 23.30 horas y no terminaron hasta el amanecer. En total, se limpiaron veinte de los cincuenta metros de anchura que estaban cubiertos de algas. Del resto se encargó el oleaje, «El mar ha hecho gran parte del trabajo».
«Eran muy livianas»
Sobrino añade que las algas «eran muy livianas», lo que facilitó la limpieza que pudo realizarse exclusivamente con la ayuda del equipo municipal y sin necesitar, como en el caso de Trengandín, de ayuda externa. El operativo empleado en Berria consistió en una sola cribadora que estuvo trabajando durante ocho horas.
La Consejería de Fomento y Medio Ambiente ofreció su apoyo, pero Sobrino asegura que no era necesario. «El consejero, Roberto Media, ha puesto todo el equipo a nuestra disposición, así como a la de cualquier otra villa afectada por las algas. Es un protocolo de actuación abierto a solicitudes de emergencia, pero no ha hecho falta recurrir a él».
Desde Cantabria también se ha habilitado un centro de recogida de algas para cualquier caso de expansión de la rugulopteryx okamurae, cuyo transporte lo gestiona Mare. El director de Gabinete de la Consejería, Gerardo Sisniega, señaló que «la labor actual de las instituciones es ver cómo se mueven las masas de algas a partir de ahora y monitorear que no se estanquen en las playas».
La aparición en Berria del alga viene acompañada de la actualización de la situación en Trengandín y Ris, donde las algas retiradas ya superan las 2.500 toneladas. Y sumando. La situación preocupa ya a los municipios colindantes, como ahora en Santoña pese a esta «pequeña», como la describe Sobrino, dosis del alga.
Ante la perspectiva de tener que recoger los otros treinta metros de anchura que el mar se llevó ayer de madrugada, el Ayuntamiento santoñés envió a equipos de la Cruz Roja para que observen la situación en el resto de las costas próximas al municipio. Aparte de la bolsa que desembarcó la noche del martes en Berria, no han descubierto ninguna otra masa de rugulopteryx okamurae.
«De todas formas, lo que el mar se ha llevado lo traerá de nuevo. Esta alga ha venido pura, casi sin densidad y tal y como se ha ido de la playa, volverá». Quien dice esto es el edil santoñés, que culpa a la situación medioambiental de la «aparición de todas estas especies invasoras. El alga ya se sabe por qué viene. Primero fue el picudo rojo, luego, la avispa asiática, después, la carabela portuguesa y ahora, esto». Señala los repentinos cambios en las temperaturas como una de las principales causas del desplazamiento de estas especies invasoras que ahora se ceban con las playas cántabras.
Sisniega se suma a la idea de que esto «irá a más» si no se hace nada. «Lo lógico es que se extiendan. En Andalucía empezaron en Cádiz y luego se fueron extendiendo a otras provincias y ciudades, pero nosotros vamos a ir sobre la marcha, quitando las algas que lleguen a las playas». Hasta que «el Gobierno central no tome cartas en el asunto», como indicó María Jesús Susinos en una carta remitida a Madrid, no se podrá dar una salida definitiva a la constante llegada de algas a las playas.
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