«El dolor hizo que aquellos funcionarios de prisiones no volvieran a ser los mismos»
La novela de un extrabajador de la cárcel de Sevilla detalla el atentado con paquete bomba, del que ayer se cumplieron 28 años; fallecieron 4 personas
Pasadas las once de la mañana de aquel 28 de junio de 1991 un paquete llegó a la antigua prisión de Ranilla –después pasó a ... ser Sevilla I–. Iba dirigido a Javier Romero, director del centro penitenciario. Los funcionarios de prisiones sospecharon de su contenido. ETA había iniciado una campaña de amenazas contra los responsables de las cárceles, lo que les situaba como objetivos de la banda terrorista. Se daba la circunstancia, además, de que Romero había dirigido anteriormente la prisión de máxima seguridad de Herrera de la Mancha. Se extremaron todas las medidas de protección. Incluso se llamó a los artificieros de la unidad de los Tedax. Pero cuando se hallaba en la sección de paquetería, el paquete-bomba explotó. Cuatro personas fallecieron: el funcionario Manuel Pérez, los reclusos Donato Calzado y Jesús Sánchez y un familiar que había acudido de visita, Raimundo Pérez. Una treintena resultaron heridas. Este atentado, del que ayer se cumplieron 28 años, es el eje de la novela 'Condenados a la oscuridad' (Editorial Integra Psicólogos y Salud) que José María García acaba de sacar al mercado. Él era uno de los funcionarios que trabajaba en aquella prisión sevillana.
– ¿Cómo surge la idea de novelarlo?
– Hace cuatro años fui de viaje a Dublín. Me gusta recorrer las ciudades de noche y en ciertas zonas vi a mucha gente a la que se le nota ese rastro que deja el consumo de droga, presencié varias peleas... Cuando volví a la residencia en la que me quedaba, me puse a escribir. Me olvidé del curso que fui a hacer y digamos que el inglés sigue siendo una asignatura pendiente.
José no estaba esa mañana en la cárcel cuando explosionó el paquete de ETA. Ese día volvía de pasar unos días en Málaga con la que era su pareja. Pasó por delante de la prisión y «vi muchísima gente». «Me vino a la cabeza que podía haber sido por un atentado, pero enseguida descarté esa idea», reconoce en conversación con este periódico. Aparcó el coche y fue a tomar un café. Entonces se topó con un vigilante judicial. «Me preguntó por un amigo común y ya lo supe», relata. Salió corriendo.
– ¿Qué se encontró al llegar a la cárcel?
– A gente que admiras por su valentía y entereza que está completamente rota. Miradas extraviadas, llantos... Sufrimiento. Los conocía y no los reconocí. Recuerdo que las puertas de seguridad estaban abiertas, cosa que jamás ocurría, para que los médicos pudieran atender a los familiares. El departamento de paquetes está al lado de la zona en la que esperan para ver a su gente y era justo hora de visitas. La onda expansiva fue terrible.
«Si yo hubiese estado ese día... Mi puesto está junto al departamento de paquetes», se detiene. «La habitación desapareció, todo eran escombros. Un trozo de pared de un metro de diámetro y medio metro de espesor cayó encima de la persona que estaba allí. Se salvó por su estatura. Alguien más alto igual no lo habría contado», explica. José trabajó en la prisión de Ranilla hasta 1997. Según relataron algunos funcionarios de prisiones, los seis presos de ETA que entonces cumplían condena en Ranilla abandonaron el patio justo antes de que se produjera la explosión. Una vez se supo que la bomba había sido obra de la banda terrorista, los presos comunes trataron de linchar a los etarras, que inmediatamente fueron trasladados a Sevilla-2. Un día después del atentado, todos los terroristas que se hallaban en esta última prisión andaluza fueron redirigidos a otros centros penitenciarios para evitar posibles represalias. El 2 de julio, más de treinta mil personas recorrieron las calles de Sevilla en protesta por el crimen. La coordinadora Gesto por la Paz convocó concentraciones silenciosas en Euskadi como muestra de condena.
Reinserción
Eran otros tiempos. «Aquellas personas tuvieron que volver a trabajar como si no hubiera ocurrido nada. No tengo constancia de que recibieran ninguna ayuda especial, algo que hoy resulta impensable. Tenías que ser una persona dura, dedicarte al día a día y cuantas menos bajas, mejor. Lo del apoyo psicológico no se llevaba. He conocido a funcionarios que no volvieron a ser los mismos jamás», comparte José María García. La obra 'Condenados a la oscuridad' no solo relata de forma novelada aquel atentado, sino que se plantea como una «denuncia» por la situación en la que trabajan las personas en el ámbito penitenciario. El autor, que estudió Filosofía y Psicología –en la actualidad ejerce como tal–, lo resume en una frase: «Quien se adentra en la oscuridad sin tener las herramientas adecuadas, es atrapado y secuestrado por ella».
– ¿A qué se refiere?
– Cuando hice mi tesis doctoral, desde la Facultad de Psicología de Sevilla pedimos a Instituciones Penitenciarias permiso para hacer un estudio sobre la salud mental de sus trabajadores, pero nos lo negaron. Por eso soy muy crítico con la Administración. No se puede colocar a unas personas, ponerles el uniforme y decirles que atiendan a doscientas personas con delitos de todo tipo, que consumen diferentes sustancias y que les eduquen para su reinserción.
– La reinserción es la base de nuestro sistema penitenciario.
– La meta está muy bien, pero con medios.
– ¿Y no los hay?
– No tiene sentido que se persiga la reinserción y la educación y no se facilite a los funcionarios herramientas ni formación para lograr esos objetivos. La mayor parte de los trabajadores tienen una o dos carreras universitarias –el funcionario que falleció en el atentado de Ranilla era licenciado en Ciencias Económicas y había trabajado como profesor–. Están preparados y no arrastran vicios. Instituciones Penitenciarias debería reunirse con ellos y escucharles.
28 de junio de 1991
-
4 personas fallecieron en el atentado: un funcionario de prisiones, dos internos y el familiarde un recluso.
El autor y su obra
-
José María García nació en 1967 en Huesa (Jaén) y es licenciado en Filosofía y Psicología. Vive y trabaja en Sevilla.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión