Navarra, un mar de dudas
A estas alturas de la película res obvio que la legislatura española está políticamente agotada. Por los gravísimos escándalos de corrupción que cercan al PSOE ... de Pedro Sánchez y por la desaparición de la mayoría de investidura tras el portazo de Junts.
Pero, además, a los socialistas se les amontonan los problemas. El último, el timorato comportamiento del partido ante las denuncias de varias mujeres contra Paco Salazar, otro de los hombres del presidente, por su comportamiento indecente.
Nada extraño que dirigentes que formaron parte del núcleo inicial que ayudó a aupar a Sánchez a la Secretaría General del PSOE, como el exalcalde de Donostia Odón Elorza, reclamen al presidente que acabe con la parálisis legislativa y presupuestaria y convoque elecciones generales ya. «Seguimos perdiendo credibilidad a toda velocidad», sostiene.
Todavía menos claras están las cosas en Navarra. La Comunidad foral fue donde Santos Cerdán montó esa empresa de tres al cuarto llamada Servinabar para el cobro de comisiones ilegales del 2% a Acciona a cambio de la adjudicación de obra pública. Un formato que luego trasladó a Madrid.
Cerdán enchufó en Servinabar a familiares suyos y de compañeros del partido. Entre ellos, a la novia de quien fue todopoderoso 'número dos' y portavoz del PSN en el Parlamento de Pamplona, Ramón Alzórriz, lo que le llevó a dimitir porque, dijo, no había informado a María Chivite.
Pero es, sin duda, el escándalo de las obras del túnel de Belate el mayor nubarrón que se cierne sobre el Ejecutivo foral. El interventor y los técnicos han vetado la petición de Acciona de que se le abone un sobrecosto del 11% (8,5 millones de euros) sobre los 70 en que se presupuestaron los trabajos. Los socialistas han intentado sortear la denuncia sin ceses políticos. Pero la medida de presión de socios y aliados ha obligado a Chivite a sacrificar al director foral de Obras Públicas, pero no a su tío y consejero del área, Óscar Chivite.
Si será o no suficiente lo veremos en los próximos días. La palabra la tienen quienes comparten tripartito foral con el PSN, Geroa Bai (la coalición en la que se integra el PNV) y la izquierda de la izquierda, Contigo-Zurekin. Además, claro, de una EH Bildu que es la que hace viable el Ejecutivo navarro desde 2019 con su apoyo externo.
Según las últimas encuestas que se han conocido esta semana, la izquierda abertzale está rentabilizando su posición y el hecho de que Sánchez le regalara la Alcaldía de Pamplona a cambio del apoyo de EH Bildu en Madrid. Sería ya la segunda fuerza de Navarra, desplazando al PSN, y sólo por detrás de UPN.
Todo apunta a que, excepto la derecha, nadie está interesado en hacer caer a Chivite, salvo que crezca el escándalo. La otra duda es si tras las próximas elecciones forales EH Bildu exigirá liderar un Gobierno de progreso en Navarra, desplazando a los socialistas.
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