Carlos V y su séquito desembarcan en Laredo
El municipio cántabro celebra desde ayer la visita en 1556 del emperador camino de su retiro en el monasterio de Yuste
La localidad cántabra de Laredo, residencia veraniega de miles de vascos, vuelve este fin de semana al medievo. Desde ayer y hasta el domingo el municipio costero celebra el 'Último Desembarco de Carlos V', la rememoración de aquel viaje final de un emperador viejo y con un sinfín de problemas médicos que, tras haber abdicado, le llevaría hasta la localidad cacereña de Yuste, donde vivió los últimos años de su vida tras los muros del famoso monasterio.
Dentro del programa de actos destacan el torneo de caballeros de la época y la escenificación de la llegada del emperador al arenal pejino, actos que tendrán lugar en un palenque dispuesto en la playa con capacidad para 5.000 espectadores. Durante cuatro días, establecimientos y fachadas se engalanan a la usanza de 1556 con pendones y estandartes, evocando así el esplendor del que era uno de los principales puertos de Castilla. El municipio consigue adentrarse por completo en esta recreación histórica gracias al mercado renacentista, a los desfiles imperiales, a los pasacalles y a distintas actuaciones artísticas que se pueden ver a todas horas por las calles.
También habrá un campamento renacentista infantil en la Alameda Miramar para que los más pequeños puedan disfrutar de un espacio temático con tiendas militares y vida castrense en directo -entre otras actividades podrán practicar el tiro con arco-. Aquí están programadas actividades como atracciones infantiles, juegos de la época, mesas de ingenio y destreza, paseos en poni, exhibiciones de armas, bailes, música, teatro, títeres, espectáculos de fuego y una exposición de cetrería, entre otras.
La escenificación, que se celebra todos los años el tercer fin de semana de septiembre, permite, según las autoridades locales, alargar la llegada de visitantes hasta el final del verano, lo que repercute directamente en la economía local y en el impulso del turismo. Los organizadores coinciden en la necesidad de seguir reforzando esta conmemoración, que tras más de veinte años «sitúa a la capital de la Costa Esmeralda como un referente cultural de primer nivel, tanto en Cantabria como en el resto del país».
La representación sirve también para recorrer la Puebla Vieja de Laredo, un entramado de calles empedradas y casonas con su aire de villa medieval. Las cuestas -como la célebre del Infierno- y los muros hablan de un pasado marinero y cortesano. En lo alto bien se puede aprovechar para visitar la iglesia de Santa María de la Asunción, cuyo presbiterio guarda dos facistoles de bronce con el águila de San Juan, que la tradición atribuye a un regalo del propio emperador. Muy cerca, la Casa-torre del Condestable recuerda las noches que Carlos V pasó en Laredo antes de proseguir viaje hacia Yuste.
Al pie de la antigua muralla, la Puerta de San Lorenzo alberga un pequeño museo dedicado al monarca, con mapas de la travesía desde Flandes, una réplica de la nao 'Espíritu Santo', retratos 'a la maner