Las disputadas tierras de Otxandio en Álava
Paisajes con alma ·
Que quede bien claro: Otxandio es municipio de Bizkaia. Pero Otxandio tiene también tierras propias en Álava en una demarcación que llaman 'El Limitado', propiedad que se ratifica cada año en un ritual singular, bonito y popular: la Basabisitta, que se celebrará esta vez el próximo domingo 21. Sepamos un poco qué es eso de 'El Limitado' porque su propiedad le viene de antiguo gracias al usufructo concedido en el año 1457 por la condesa de Aramaio, doña Elvira de Leira, en la llamada 'Concordia de doña Elvira'.
Jamás los de Aramaio estuvieron de acuerdo, disputando aquellas tierras en los tribunales pero incluso con violencia, como cuando en 1904 se fueron a invadir a los de Otxandio armados con palos, hachas, hoces y azadas. En el siglo XIX, también en el XX, las diputaciones de Álava y Bizkaia intentaron sin éxito mediar en busca de un acuerdo; tampoco lo logró más tarde el Ararteko.
Las 592 hectáreas de 'El Limitado' tienen sus lindes en la misma villa de Otxandio, en el barrio de Oleta que es Aramaio, en los términos de Dima y Ubidea que son Bizkaia; pero las escuelas y el polideportivo de Otxandio están dentro. Los de 'El Limitado' se empadronan, dicen, lo mismo en Álava que en Bizkaia, según convenga.
Toca Basabisitta, visita de mojones y lindes, labor imprescindible para los de Otxandio si no quieren perder los derechos que les dio doña Elvira. La comitiva, incluidos alcalde, concejales, alguacil, forestal, vecinos y cuantos voluntarios lo desean, arranca al alba desde la plaza de Otxandio. Camina a sus anchas carretera adelante pero marca el ritmo, ágil por cierto, el atabalari con su tambor.
El Anboto al fondo, omnipresente, bosques y campo abierto acompañan. Paso a paso se llega a la cola del embalse de Santa Engracia, en Gomilaz y donde empieza Álava. Aquí hay que elegir: por la derecha ir hacia los lindes de Dima y Ubidea; por la izquierda, al par del cordal del monte Mirugain, se siguen los bordes de 'El Limitado' con Aramaio.
De vez en cuando un hombre que lleva un hacha se detiene al pie de un árbol vetusto, un haya casi siempre, acaso un roble. A continuación, da un golpe certero, o varios, con su hacha y rebana una lámina de la corteza para dejar al desnudo el alma del árbol. Y ahí, en el descarnado del tronco, procura un rotundo golpe con la trasera de su hacha especial dejando grabado en la madera el relieve de la marca de Otxandio: «Och».
Hay varias paraditas, para marcar árboles, pero también para echar un bocado, como donde la chabola de Andrés. Allí el Ayuntamiento provee y los caminantes degustan y gozan de bocadillos de bacalao, agua y vino; el agua del garrafón, el vino en bota de empinar.
En Olaeta, después de haber cruzado el fronterizo río Urkiola mojándose los pies porque el puente pertenece a Aramaio, se cierra el ritual, al abrigo de un hayedo. Una mesa sostiene el libro de actas de la Basabisitta, la fecha de 1754 está grabada en la piel de su forro. En él escribe el secretario la certificación de haberse realizado la visita a los mojones y linderos, como manda la tradición y se hace desde 1754, sin fallar un año. Firman las autoridades y todos los presentes que lo deseen. Si se mantienen los mojones y las marcas se sostiene la propiedad, no hay otra.
El ritual se cumple mañana, por ser tercer domingo de septiembre, pero el conflicto medieval sigue sin resolverse.