Pedaladas por las Merindades entre avistamientos ovnis y simas kársticas
Las Merindades-Burgos ·
Un paseo por el triángulo de terreno existente entre Villamartín, Cornejo y Cogullos, una zona repleta de leyendas y de una naturaleza exuberanteNeftalí aseguró haber visto una potente luz roja y unas figuras humanoides en el monte. Fue a principios de los años 80, en el pequeño ... pueblo de Cogullos, en Las Merindades. Su relato lo sacó a la luz el Diario de Burgos. A partir de aquí, este supuesto avistamiento ovni se fue convirtiendo en una bola de nieve. Saltó a la prensa especializada en sucesos paranormales. Se publicó en revistas y hasta se hicieron programas de radio en directo. La pequeña localidad experimentó una explosión de inesperados visitantes.
En bici
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Distancia 25 kms.
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Altitud máxima 903 m.
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Pendiente máxima 15%
Ha pasado casi medio siglo, pero el recuerdo de aquel presunto encuentro extraterrestre sigue vivo en el recuerdo de los lugareños. La ruta de hoy transita por los montes en los que, según el relato de Neftalí, descendieron los marcianos. Casi con seguridad, el lector no encontrará rastro de platillo volante alguno, pero lo que sí hallará es una riqueza natural y paisajística digna de recordar. Porque el triángulo de terreno que hay entre Cogullos, Villamartín de Sotoscueva y Cornejo es una zona muy solitaria, fría y descarnada. Es un terreno abonado a las leyendas. Y no es extraño ver, un buen número de veces al año, cómo la niebla (fenómeno frecuente en estos lares) envuelve el cercano alto de La Retuerta, sumiendo este enclave en una humedad oscura e inquietante.
La excursión puede empezar en el mismo Cogullos, donde cogeremos un desvío a mano derecha para ascender un bravo portillo que nos ofrecerá unas vistas fabulosas de Villamartín. En este alto, además, hay un nuevo sendero que se abrió en mayo para la carrera Merindades Bike Race. Es un deleite para los amantes de las zonas técnicas. La jornada nos lleva también a las cercanías de El Ventanón, un espacio kárstico repleto de simas. La mayoría (sobre todo las peligrosas) están valladas, pero hay que tener cuidado con algunas que, aunque son perfectamente visibles, quedan cerca de los caminos y sendas. A una de ellas, precisamente, cuenta una leyenda local, que se cayó un pastor al que buscaron durante 100 días. El hombre, que sobrevivió comiendo algunos animales que caían al agujero, dijo haber hablado con un ser celestial.
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