Las mejor sucesión de curvas de los Pirineos
Cap-de-Long (Hautes-Pyrénées) ·
La carretera que asciende a una presa de montaña alberga una de las escaladas más espectaculares de la cordillera, tanto por el paisaje como por el trazado del recorridoLa sucesión de curvas de herradura más espectacular de los Pirineos franceses es, paradójicamente, más conocida entre los excursionistas que entre los ciclistas. Y es ... que la 'carretera de los lagos' se encuentra dentro de la demarcación del Parque Nacional de los Pirineos, con las consiguientes limitaciones ambientales impiden instalar en su interior un final de etapa del Tour de Francia, lo que habría sin duda capatultado al Olimpo a esta ascensión.
Quizás sea mejor así, porque tampoco es una vía muy ancha capaz de soportar demasiado tráfico. Lo bueno es que la mayoría de vehículos van a subir a primera hora y descender por la tarde. Es tan enrevesada que la velocidad de los coches no va a ser un problema. Otra cosa es que se quieran cruzar dos autobuses o dos autocaravanas.

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Distancia 13 km.
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Altitud máxima 2.175 metros.
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Desnivel 1.040 m+.
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Pendiente máxima 11%
La carretera se trazó para las obras que convirtieron los pequeños lagos de la parte superior en sendos embalses para generar electricidad mediante unas tuberías que dejan caer el agua hacia la central de Pragnères, que está situada en el valle vecino, en la carretera entre Luz Saint Sauveur y Gavarnie.
Para llegar al inicio de la ascensión hay que remontar la carretera que, desde Saint-Lary-Soulan, se dirige hacia hacia el túnel que conecta Aragnouet, en el lado francés, con Bielsa, en el aragonés. Antes de llegar al túnel, a la altura de la localidad de Fabian, se toma un desvío a la derecha que indica discretamente 'carretera de los lagos'. Como si fuera poca cosa.
Porque es verdad que la subida está en el límite de lo que sería 'Hors Catégorie' en ese Tour que no puede ascender. Estamos hablando de que en los úlitmos trece kilómetros hay que remontar mil metros de desnivel. El peor kilómetro tiene una pendiente del 9%. Es una ascensión constante, que consuela con su entorno salvaje y solitario, al menos hasta que uno desemboca en la parte final. A esas alturas ya hemos pasado el desvío al lagos de Aumar y Orédon, embalses inferiores, y hemos dejado atrás las horquillas de los Edelweiss, la sucesión de curvas de carrretera -con el permiso del puerto de Pailhères- más fabulosas de todo el Pirineo.
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