Pasado industrial, presente turístico
Un experto en patrimonio nos guía por algunos de los restos más valiosos de nuestro pasado, desde las viejas ferrerías hasta los más modernos altos hornos
Las huellas dejadas por la industria en nuestro territorio se han transformado en destino turístico. La magia que convirtió al patito feo en cisne ha ... metamorfoseado en brillantes recuerdos aquellas heridas del paisaje que tiñeron nuestro cielo de gris y nuestros ríos, de un marrón viscoso. Las rescatamos para saber de dónde venimos y cómo forjamos el carácter social. «Existen 34 posibles destinos, desde el coto minero de Irugurutzeta (Irun) hasta la fábrica Dolomitas (Karrantza). En España destacan 11 de importancia excepcional y 3 de ellos están aquí. Son el valle salado de Añana, el Museo Vasco del Ferrocarril de Azpeitia y la Fábrica La Encartada de Balmaseda», comenta Javier Puertas, presidente de la Asociación Vasca de Patrimonio Industrial y miembro de la Junta Directiva de ERIH (Red Europea de Turismo Industrial). Hoy ejerce de cicerone y propone cuatro opciones.
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Sestao (Bizkaia)
Horno Alto

Acércate paseando hasta este coloso y recuerda que Altos Hornos de Vizcaya dominó la escena industrial durante la mayoría del siglo XX, cuando era la mayor empresa de España. Hasta los años 50, los hornos contaban con algo menos de 400 metros cúbicos de volumen útil y producían entre 300 y 330 toneladas diarias. Nuestro protagonista, Patrimonio Cultural desde 1999, apareció en escena en 1958. «Se está trabajando que acoja visitas, tal vez sea posible en año y medio», asegura Puertas. De tipo americano, sumaba 6 metros de diámetro de crisol, 25 de altura interior y 720 metros cúbicos de volumen interior útil, es decir, superaba la cifra anterior en más del doble.
Levantado en un lugar donde además se trataban materias primas, existían baterías de coque, acerías y tenía lugar la fundición continua, formaba parte de una plataforma de trabajo artificial y funcionaba como horno continuo de cuba realizado a base de material refractario. Su esqueleto, de 80 metros, queda dibujado por una coraza de chapa soldada. Bien Cultural desde 2005, en la parte superior cargaban la mezcla de mineral de hierro, coque y cal o piedra caliza que se iba quemando. El aire calentado por estufas pasaba a través de toberas, podía llegar a los 900°C. Abajo, en el crisol, se acumulaba una capa de escoria sobre otra de arrabio en estado líquido. La refrigeración la lograban gracias a 440 cajas insertadas en la estructura.
Un maestro dirigía la extracción, un ayudante sacaba la escoria, dos garzones preparaban los canales del arrabio, un escoriero hacía lo mismo con los canales de escoria, un vigilante de agua revisaba los sistemas de refrigeración y tuberías y limpiaba los filtros y un maquinista controlaba el sistema de carga. Todos eran supervisados por un contramaestre y un jefe de turno. El horno 1 se apagó definitivamente en 1995, había llegado a producir 1.500 toneladas al día.
Barakaldo (Bizkaia)
Cargadero de la Orconera

Siguiente punto de la ruta: el cargadero de mineral de la Orconera Iron Ore Co. Ltd. de Lutxana, Barakaldo. Último de un total de cinco inaugurados en 1877, también crearon un ramal de ferrocarril minero que conectaba las minas de Matamoros (Trapagaran) con los muelles para la fábrica Nuestra Señora del Carmen. Los espigones prolongaban el muelle de hormigón en sentido perpendicular, guardando una distancia entre ejes de 95,40 metros. Los sustentaban pies derechos de madera fijados a la tierra y al fondo de la ría.
Había dos plataformas de madera; una de 2,4 o 5 metros –según el estado de la marea– para el atraque y servicio de empleados. La otra, a 8,6 u 11,2 metros, soportaba dos grupos de raíles sobre los que se desplazaban los vagones hasta el borde para volcar el mineral al barco. Cada cargadero tenía una capacidad de 1.600 toneladas métricas, 8.000 cada jornada, lo que los convertía en los de mayor volumen de la ría. Para adaptarlos al tonelaje de los nuevos buques, que pasaron de 1.000 a 2.000 t en 1884 se amplió la plataforma superior con parte móvil a la que adosaron una tolva prolongada por tubo telescópico.
Al acabar las obras del puerto entraron en la ría barcos de 8.000 tm. que obligaron a una reestructuración de instalaciones en 1918. Sustituyeron los dos cargaderos centrales por uno similar a los anteriores, aumentando la distancia entre ellos para adaptarlos a la eslora de los buques. Quedarían cuatro: el número 1 destinado a la descarga de materiales; los demás, para carga de mineral. Un nuevo aumento de tonelaje en los barcos hacía que se invirtieran varios días en la carga, por lo que los turnos dificultaban el tráfico marítimo. Para evitarlo, en 1930 la Compañía Orconera amplió el rendimiento con nuevo cargadero en el emplazamiento del antiguo número 3, sistema de cinta y capacidad de 1.250 t por hora.
La primera cinta transportaba el mineral desde las vías, lo vertía en una segunda hasta la plataforma. En 1948 pasarían a ser propiedad de Altos Hornos de Vizcaya. El que se conserva es el 5, que ha perdido la plataforma móvil pero mantiene su parte fija con las poleas.
Asparrena (Álava)
Bosque Industrial de Ajuria

Cuando pedimos que escoja un objetivo en Álava, elige la fundición Ajuria y Urigoitia en Araia (Asparrena). «Es uno de los paisajes industriales más sorprendentes, pues se combina con un entorno abierto y parque natural», asegura. Presas, bosques, carboneras y naves formaban una de las primeras siderurgias del país. Ubicada en la entrada del Parque Natural de Aizkorri-Aratz, en el complejo de fundición San Pedro de Araia, Fábrica de Ajuria –como se conoce ahora– dispuso del primer horno eléctrico de inducción de España, además de uno de los altos hornos de Euskadi y la primera siderúrgica moderna.
Fue novedoso el profundo conocimiento de los mercados, el uso de carteles industriales, la información sobre el nivel de vida de los trabajadores y las estrategias de la empresa familiar a la hora de reinvertir sus beneficios en firmas como Ajuria y Aranzábal, la Azucarera o La Iberia, origen de Altos Hornos de Vizcaya. Cuando pasees entre sus restos recuerda sus hitos y tecnología puntera. En 1929 era la única empresa española que producía hierro dulce por el procedimiento del pudelado. Desde 1933, la única productora de lingote al carbón vegetal. Y en 1906 la que encendió el primer horno eléctrico para fabricar acero.
Legazpi (Gipuzkoa)
Valle del Hierro

La recomendación de nuestro experto implica un día de excursión, «con recursos muy llamativos que ofrecen puntos de vista diferentes», defiende. La idea es empezar la jornada por el Valle del Hierro, en el Museo del Hierro Vasco del Parque de Mirandaola. Saldrán a tu encuentro curiosidades forjadas en este metal previas a la siguiente visita, la Ferrería Mirandaola, donde conocer el trabajo de los ferrones tal como se hacía en el siglo XVI, cuando el agua movía el enorme martillo y los fuelles. A la tarde toca desplazarse al espacio Chillida Lantokia, fábrica reconvertida en museo. Allí el escultor hermanó arte e industria; aprenderás su manera de usar la maquinaria pesada para crear. Para el final queda la ruta obrera para contemplar una escuela de los 50, con sus pizarrines, tinteros, plumillas y juegos... y la educación separada por sexos.
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