Los Cameros, sobre ruedas
La comarca riojana conserva el aire virgen y rural que le hace tan atractiva y una ruta sugiere recorrerla en coche o en moto
Ponte el equipo y monta sobre dos ruedas, porque este reportaje va para moteros... aunque puedes seguirlo en coche. Momento de practicar turismo por La Rioja a través de la Ruta de los Tres Valles por carreteras acostumbradas al rugir de los vehículos. Para recorrer la ribera de los ríos Najerilla, Iregua y Leza. Abre bien los ojos, el paisaje lo merece. Siente la velocidad sobre el asfalto y en tu cerebro. El tramo suma 188,8 kilómetros, 1.303 curvas y 29 municipios por atravesar mientras los ojos viajan entre parajes naturales como la Sierra Cebollera en Villoslada de Cameros, el mirador del cañón de Río Leza en Soto de Cameros, las dolinas de Zenzano en Lagunilla del Jubera, los hayedos de Tobía o las cuevas de Ortigosa de Cameros, donde poder detenerte.
Adorarás las carreteras sinuosas que marcan la frontera entre La Rioja y Castilla y León. Su punto álgido es la diversidad natural, la acumulación de sierras, valles, cañones y cascadas en estas tierras por las que transita un ramal del Camino de Santiago. La provincia invita a tomar un vino, detenerte en una bodega... pero con cabeza, que debes seguir conduciendo. En la comarca de Cameros se erigen pueblos encantadores, esqueletos de piedra ornados por la naturaleza que aumenta su interés. Lugares donde antaño la trashumancia era norma, hasta los que llegaron emigrantes en busca de futuro e indianos que hicieron La Américas para regresar con el bolsillo lleno a casa.
Mucho antes, aquel mundo estaba regido por el poder de los dinosaurios. Después se extinguieron y los humanos poblaron el entorno, construyendo casas típicas para habitar cómodamente. Pero vayamos por partes, por aquello de especificar la senda. El viaje arranca en el Valle del Najerilla, sobre un territorio abrupto y encajonado que acaba abriéndose a viñedos y choperas. Allí aguardan localidades como Alesón, Tricio, Baños de Río Tobía, Bobadilla, Anguiano, Viniegra de Abajo o Viniegra de Arriba. Tú eliges en cuál detenerte, si es que no apetece completar el camino de una tirada. Serán 77,30 kilómetros y 652 curvas.
Después toca el valle del Iregua, corriente de aguas bravas que nace en la Sierra de Cebollera y desemboca en el Ebro en Logroño. Espera estrechándose entre magníficas rocas rojizas, salpicado por los pueblos de Entrena, Medrano, Hornos de Moncalvillo, Sotes, Ventosa, Villoslada de Cameros, Villanueva de Cameros, Ortigosa de Cameros, El Rasillo de Cameros, Nieva de Cameros y Almarza de Cameros tras circular por 72,50 kilómetros y 397 curvas.
Acabarás completado el tercero, el del valle del Leza, reserva de la biosfera que combina paisajes naturales, manantiales de agua termal, yacimientos paleontológicos y poblados celtíberos. Conduce por Muro en Cameros, Jalón de Cameros, San Román de Cameros, Terroba, Soto en Cameros, Leza del Río Leza, Ribafrecha, Villamediana de Iregua, Alberite y Lardero, sobre 52,47 kilómetros y 386 curvas.
Mirador del cañón del río Leza
Si te apetece andar un poco puedes completar este sendero de 4,6 kilómetros, ida y vuelta. Parte de Soto de Cameros para discurrir a través del angosto cañón del Leza. Descubrirás la verticalidad de sus cortes y paredes, mientras el cauce del agua se oculta y vuelve a surgir, engañando a la vista, como si jugara con el visitante. Desde el observatorio se divisa no solo el paisaje sino el vuelo de las aves (buitres leonados, alimoches y águilas) que habitan este lugar. Además de la lucha por la supervivencia de la flora, que trata de conquistar cada oquedad y cada risco, creciendo incluso en las fisuras de la roca.