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Las villas palaciegas brillan en el paseo de Zugazarte.

Tras los pasos de Felipa, la mujer más rica de Getxo

La dueña de una fonda junto a la playa de Las Arenas a finales del XIX protagoniza un recorrido por el barrio y el deslumbrante paseo de Zugazarte

Jueves, 3 de marzo 2022

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Nació en 1831 y murió en 1924, pero entre esos 93 años vivió de sobra. Para saber más sobre la trayectoria personal de Felipa Teresa Bustingorri, Getxo ha ideado un trayecto autoguiado. Comerciante nata, destacó como dueña de una fonda de baños de mar junto a la playa de Las Arenas, en una época en la que el turismo de salud y bienestar era considerado una apuesta innovadora. Valiente, se lanzó a la piscina y acabaría nadando sin problema en sus aguas. Tuvo tanto éxito que llegó a aparecer en 1893 en el puesto once de la que podría ser la 'lista Forbes' del municipio, la única mujer entre hombres. El repaso de economías boyantes, que incluía a los mayores propietarios, estaba encabezado por la familia del empresario Máximo Aguirre, gestor del primer balneario.

Inglaterra puso de moda la perspectiva saludable a mediados del XVIII y España se sumó a sus placeres. Las Arenas gozaba de una ventaja: ofrecer un terreno vacío diseñado por Aguirre para este fin concreto. La ruta sobre Felipa arranca en la plaza del Puente Bizkaia, a donde llegaban los veraneantes, cargados de maletas y rodeados de servicio. Se trataba, por supuesto, de un lujo para pudientes. Poco queda ahora del reclamo principal, la gran playa de Las Arenas, devorada en parte por el Cantábrico y achicada tras el nacimiento del puerto exterior de El Abra en 1904.

La visita muestra el frente marítimo y la avenida de Zugazarte, de arquitectura palaciega, barrios residenciales y calles comerciales. La primera parada es la Escuela de Música Andrés Isasi, que albergó la Casa Social de Las Arenas. Ideada por Tomás Bilbao e Hilario Imaz, lució bella con salones donde programar actividades. Musicales, por ejemplo. Frente a la fonda de Felipa, a lo largo del muelle, las bandas amenizaban cada tarde mientras el heladero proponía su trampa dulce a los niños.

La playa de Las Arenas. Pedro Urresti

La senda urbana desfila ante viviendas de calidad, anteriores a 1900, arquitectura de las Beaux-Arts. Recordarás la neogótica iglesia de Las Mercedes, diseñada por Severino Achúcarro aneja a la de San Nicolás de Algorta, tras quedar pequeña para acoger el culto la ermita de Santa Ana. Contemplará el turista la Cristina Etxea, de Alberto de Palacio, el promotor del Puente Colgante.

Cerca, en la calle Barria 17-19, se encontraba la fonda de nuestra protagonista en 1888. Su hija, Concepción, ayudaba a regentarla. Realizada en madera, poseía tres plantas y bajocubierta. En la parte central de la fachada destacó un mirador con vistas a la playa, el acceso a esta se hacía directamente por el sótano. Entonces, el arenal y los baños llenaban las mañanas, mientras la tarde se reservaba a entretenimientos y paseo.

Villas con historia

En otro punto de la ruta, la Casa Kaigane –también ideada por Achúcarro– impone su constancia como una de las pocas supervivientes de las villas decimonónicas en la avenida. Construida el mismo año que la de Bustingorri, ayuda a imaginar el aspecto del muelle. En la Villa ABCD, antiguo Pabellón Portugalete del Establecimiento de Baños de Mar Bilbaínos –el balneario de la familia de Aguirre–, todavía se distinguen azulejos esmaltados originales con decoraciones modernistas.

Otros muchos inmuebles hablan de aquella historia: la Casa Amandrerena, las villas Itsas Begi, Lekobide y Kaiertza o el palacio Bake Eder... Testigos de un mundo ya desaparecido cuya actividad acabó trasladándose a la playa de Ereaga en Algorta, donde el balneario de Igeretxe sustituyó a sus predecesores desde 1920.

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