Los rincones icónicos de Bilbao, vistos con los ojos de un extranjero
El escritor y viajero Gioacomo Bassi enumera en la prestigiosa guía 'Lonely Planet' sus lugares preferidos donde, además de los rincones más conocidos, destaca espacios ignorados hasta por los vecinos
Saber cómo nos ven quienes llegan de fuera es una gran oportunidad. ¿Qué impresión tienen los turistas de Euskadi? «Orgullosos y luchadores, con una lengua ... de origen desconocido y ritos y costumbres propios, los vascos han vivido en gran parte aislados por mor de la orografía de la región, lo que ha proporcionado el desarrollo de una cultura singular». Son palabras de Gioacomo Bassi, autor de la primera guía turística de Lonely Planet dedicada solo al País Vasco, al que califica de «microcosmos único que deja sin aliento».
'Un paseo por la Bilbao secreta' es el nombre de la ruta, que destaca entre diversas opciones. «Famosa por su inigualable arquitectura, por ser un privilegiado escenario gastronómico y por su estimulante oferta cultural y artística, es una de las metrópolis más atractivas y bellas de Europa», escribe el autor, y a nosotros no se nos ocurriría contradecirlo. Añade, para engordar aún más un ego bilbaíno con suficiente sobrepeso, que la ciudad «ha dejado atrás su gris pasado industrial para convertirse en una de las más estimulantes de Europa, faro del arte contemporáneo». Amén.
El itinerario incluye algunos de los lugares menos frecuentados y más curiosos de la villa, según cuenta el escritor nacido en Cerdeña. Comienza en Irala, donde destaca «una decena de casas que parecen sacadas del barrio londinense de Notting Hill», señala. Allí, el fundador de Harino Panadera, Juan José Irala, diseñó una urbanización modélica de viviendas dignas, parques y servicios, convencido de que los trabajadores cumplirían mejor sus deberes laborales si vivían felices en sus hogares.
El segundo punto de la visita desciende hasta el Casco Viejo, a la Hucha de los Txikiteros, en la calle Pelota. «Es una tradición bilbaína dejar algunas monedas al final de una noche de juerga. Lo recaudado se destina a obras benéficas», comenta el italiano. Sigue hacia el número tres de la lista: el ascensor de Begoña. Cerrado desde 2014, ofrece «una de las estampas más curiosas del centro de Bilbao», según el cicerone. El elevador se inauguró en 1943, mide 45 metros y conectaba con el parque de Etxebarria, desde donde las vistas son magníficas. En la actualidad puedes usar otro, el de la entrada del metro de Zazpi Kaleak, para disfrutarlas.
El parque de la Misericordia
No podía faltar entre los puntos elegidos la Estación de Abando. «Merece la pena dedicar un tiempo a admirar su impresionante vidriera policromada de mediados del siglo XX y las esculturas de Agustín Ibarrola». El arte muestra en esta ocasión la vida y costumbres bilbaínas, referencias a la basílica de Begoña, el puente de San Antón, los caseríos, la industria siderúrgica... La quinta parada es el Palacio Euskalduna, para observar desde su orilla el Edificio del Tigre, en Deusto. Antigua sede de una fábrica de correas, sigue protegido por el animal que ruge desde principios de los años 40 del pasado siglo. Su autor fue el alavés Joaquín Lucarini.
Los siguientes pasos llevan al romántico Parque de la Misericordia, «uno de los más bonitos y antiguos de la ciudad», dice Bassi. La Casa de la Misericordia, proyectada por Antonio de Goicoechea e inaugurada por Amadeo I de Saboya en 1872, funcionó primero como orfanato. En su capilla espera San Mamés, el niño mártir que amansó a los leones a los que fue arrojado para su sacrificio. Por eso el vecino estadio de fútbol lleva su nombre y a los jugadores del Athletic se les conoce como 'los leones'. La cita acaba en Zorrotzaurre, en la Ribera de Deusto. «Entre centros culturales, teatros y locales, realmente uno diría que se encuentra en Nueva York», concluye.
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