Elanio común: la pequeña rapaz gris y casi muda de ojos diabólicos
Con una enorme capacidad de adaptación, pueden sacar adelante dos nidadas en una temporada si encuentran alimento suficiente
Los ojos de las rapaces son siempre un espectáculo, pero los del elanio común son de otro nivel. Quizás sea porque su color rojo-coralino contrasta con los tonos pálidos de su plumaje, pero la mirada es sin duda una de las características más llamativas de esta especie. Pese a tu pequeño tamaño, su estampa es espectacular y está rematada por unas patas de afiladas garras y amarillo vivo.
Inicialmente más propia del sur de la península, la especie se ha extendido y actualmente se la puede encontrar en casi toda la zona oeste, el centro e incluso aparece esporádicamente en la mitad oriental. En su expansión influye sin duda su enorme capacidad de adaptación. Así, si bien lo normal es que lo hagan entre febrero y mayo, los elanios son capaces de reproducirse en cualquier época del año. La única condición es que haya comida suficiente para sacar adelante a sus nidadas, que sitúan en encinas o alcornoques, aunque tampoco desprecian hacer nido en estructuras humanas, incluidas torretas eléctricas o postes de riego. Si las condiciones son propicias, la pareja puede sacar adelante dos generaciones en una temporada.
Pájaros y flores
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Nombre Elanio común (Elanus caeruleus)
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Dónde: Arabia, desde Pakistán a Filipinas. En España, sur, centro y mitad occidental.
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Longitud: 31-36 cm
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Envergadura: 71-85 cm
Para la crianza prefieren los campos despejados, especialmente las llanuras de cereal, aunque no desdeña las zonas de bosque disperso. Durante el invierno prefiere las zonas de regadío. Con un tamaño similar al de un cernícalo, comparte con esta especie su habilidad para otear a sus presas desde el aire, en vuelo fijo, aunque también gusta de acechar desde posaderos. Sus presas: insectos, roedores, reptiles y aves de pequeño tamaño.
Los elanios son prácticamente mudos aunque a veces emiten unos silbidos agudos y muy penetrantes a modo de alarma. Si bien se trata de una especie cuya distribución territorial ha aumentado, no está exenta de amenazas, entre ellas los cambios en los usos agrícolas –concentraciones parcelarias, mecanización y abandono del campo–, así como la caza ilegal. Sus hermosos colores, seña de identidad, atraen a taxidermistas sin escrúpulos.