La recién promulgada Ley de Desperdicio Alimentario constata que el mundo desarrollado produce hoy alimentos en cantidad y calidad suficientes para abastecer a la mayoría ... de su población. Eso permitiría un reparto equitativo a un precio razonable, a pesar de que el hambre sigue siendo una realidad para millones de personas.
La nueva norma supone un importante avance y presenta ventajas como la lucha contra el desperdicio de comida y una mayor eficiencia en el reparto de recursos. Además, promueve la disminución del consumo de energía, la reducción de la huella ambiental y un descenso de los residuos comestibles generados. Tiene un aspecto económico importante porque evita producir comida que se recupera para el consumo
Los españoles desperdiciamos un 18% de lo que compramos, lo que equivale a 2,9 millones de toneladas al año, con un valor que asciende a unos 11.000 millones, según el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación. Cada ciudadano tira a la basura unos 250 euros en comida. De ella, más de un 45% podría haberse aprovechado. El mayor problema es la falta de conciencia de lo que se desaprovecha. Se piensa que se malgasta el 4% de la compra, mientras que la realidad es que se desperdicia casi un tercio de lo adquirido.
La ley tiene como objetivos prioritarios regular, concienciar y dar respuesta a una necesidad social. Según el programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 1.052 millones de toneladas de alimentos acaban en los contenedores de basura de hogares, restaurantes, minoristas, y otros servicios alimentarios de todo el mundo.
La mayor parte de ese desperdicio proviene de los hogares. El 60% del total de los alimentos desechados, 631 millones de toneladas, corresponde a la categoría de residuos domésticos. Los servicios de alimentación desechan 291 millones y los establecimientos minoristas, 131. El desperdicio es un problema de alcance mundial, ya que equivale a más de un tercio de todos los alimentos que se producen en el planeta utilizando el 28% de la superficie agrícola total.
Además, el desperdicio de alimentos es responsable de entre el 8% y el 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero. El Banco de Alimentos de Bizkaia ha llevado a cabo un proyecto para el cálculo de la huella de carbono de sus actividades durante los años 2022 y 2023. Realizado de acuerdo con la metodología del Ministerio para la Transición Ecológica, nuestra actividad emite 95 y 98 toneladas de CO2 en esos ejercicios.
Con el apoyo de la Universidad Pública de Navarra, se han calculado además las emisiones evitadas por el aprovechamiento de los alimentos perecederos no desperdiciados. Nuestra labor de aprovechamiento de perecederos evita la emisión de 884 y 783 toneladas de gases a la atmósfera, respectivamente.
Estas ventajas para el medio ambiente se consiguen gracias a la recogida diaria de las llamadas mermas o artículos alimentarios de último minuto en todos los supermercados y grandes superficies de Bizkaia. Por cierto, en este aspecto la Diputación de Gipuzkoa es pionera en un proyecto de financiación total de esta recogida al Banco de Alimentos de aquel territorio. Este convenio es la envidia del resto de los bancos de Euskadi.
Los establecimientos tienen ahora la obligación de llegar a acuerdos con las entidades sociales para donar sus excedentes. Y los que no se pueden donar deberán enviarse para alimentación animal, compostaje o para biocombustibles.
La norma también contempla que se vendan productos defectuosos o poco estéticos. De hecho, el Banco de Alimentos de Bizkaia tiene un almacén puesto a nuestra disposición por Mercabilbao en el que los mayoristas nos donan esos artículos para su aprovechamiento. La ley pide exponerlos en un lugar visible para la seguridad y beneficio del consumidor que adquiere productos con imperfecciones estéticas.
Al margen de las evidentes ventajas, esta ley incide demasiado en el aspecto sancionador. Amenaza con multas que pueden oscilar entre los 2.000 y los 500.000 euros. Es mucho más eficaz estimular que sancionar, teniendo en cuenta que la sociedad está muy motivada con el aprovechamiento de los recursos. Lo que hay que conseguir es que seamos conscientes de las ventajas de un consumo racional, del aprovechamiento de los recursos y del cuidado del medio ambiente.
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