Prevenir el cáncer de próstata: el reto de informar
Según la experiencia, entre un 20% y un 40% de casos detectados son inofensivos y se aplican tratamientos innecesarios
Gonzalo Grandes Odriozola
Especialista en medicina familiar y comunitaria, epidemiólogo, especialista en medicina preventiva y salud pública
Domingo, 30 de noviembre 2025, 23:57
Osakidetza nos ha invitado a 10.000 hombres a participar en un programa piloto de detección temprana del cáncer de próstata. He solicitado información sobre ... los beneficios que se espera lograr y los posibles problemas o riesgos a los que me expondría mediante los teléfonos que indicaban para «cualquier duda o consulta». Me han respondido que no hay riesgo, se trata de un «simple» análisis de sangre, al que pueden seguir otras pruebas que me explicarán cuando vaya a hacérmelo. En cuanto a los beneficios, me han remitido al folleto que se adjunta a las cartas de invitación, que afirma: «Está demostrado científicamente que la detección precoz del cáncer de próstata mejora la calidad de vida y disminuye la mortalidad».
Es cierto que puede mejorar la calidad de vida de aquellos a los que se detecte este cáncer, al diagnosticarlos en estadios menos avanzados que requerirán terapias menos agresivas. Ahora bien, las experiencias previas de los programas de cribado de cáncer de próstata muestran que entre el 20% y el 40% de cánceres detectados son inofensivos; no crecen o lo hacen con tal lentitud que nunca causarán síntomas. Algunos incluso pueden desaparecer espontáneamente.
Desafortunadamente, la investigación no ha sido capaz de identificar diferencias celulares y bioquímicas que permitan distinguir con exactitud los inofensivos de los malignos. Se tratan todos, lo que puede producir intervenciones innecesarias con posibles efectos adversos como infecciones, incontinencia, impotencia o toxicidad, lo que deteriora inútilmente la calidad de vida de quienes lo porten.
Nada de esto último mejorará la calidad de vida de esa gran proporción de hombres a los que se habrá etiquetado ya de enfermos de cáncer, cuando, en realidad, ellos nunca se habrían enterado, si no fuera porque el programa detecta cánceres inofensivos y les aplican tratamientos innecesarios. Ese cáncer nunca les hubiera dado problemas. ¿Y en qué medida disminuye la mortalidad? Los estudios muestran que por cada 1.000 hombres que participen durante 13 años en estos programas se evitará una muerte por cáncer de próstata. Otros cinco hombres, sin embargo, seguirán muriendo por este cáncer, a pesar de haber participado en el programa. Algo es algo, pero intervenir sobre 1.000 personas durante 13 años para evitar que una muera por cáncer de próstata no parece de las intervenciones más eficientes en medicina preventiva.
Los expertos aconsejan explicar beneficios y perjuicios para ayudar en la decisión
La cuestión es si esta modesta reducción de la mortalidad y sus posibles beneficios en la calidad de vida son suficientes para justificar los daños que el programa puede causar a los que participemos en él. ¿Qué riesgo de pruebas innecesarias, complicaciones, sobrediagnóstico y sobretratamiento asumimos los que ahora decidamos meternos en la detección de cáncer de próstata que nos propone Osakidetza? Si conociéramos de antemano la magnitud de estos riesgos podríamos decidir mejor si nos compensa participar o no en el programa. La decisión dependerá de la forma de entender estos juegos de probabilidades, nuestras experiencias previas, actitud ante la vida, miedos, circunstancias personales…
Estos problemas no son exclusivos del cribado de cáncer de próstata. El internacionalmente reconocido Grupo de Trabajo en Servicios Preventivos de Estados Unidos (USPSTF) y otros de similar prestigio consideran el sobrediagnóstico y sobretratamiento daños muy importantes causados por los programas de detección precoz, que contrapesan sus beneficios y de los que hay que informar a la ciudadanía. La recomendación de los expertos es que los profesionales de la salud faciliten toda la información necesaria sobre los mencionados beneficios y perjuicios a los candidatos a estos programas, para ayudarles a tomar la decisión de participar o no.
En un proyecto similar al que inicia Osakidetza, comenzado en 2022 en Estocolmo y Gotland, en la primera carta avisaban a los candidatos de los posibles perjuicios, como la detección de un cáncer de próstata que quizás nunca se hubiera desarrollado, ni causado sintomatología a lo largo de toda su vida. En una segunda carta, además de informarles de que el Consejo Nacional Sueco de Salud y Bienestar ha decidido que las ventajas del programa no superan claramente sus desventajas, les dan información sobre ambas, para que cada ciudadano decida por sí mismo si quiere ser evaluado o no. Adicionalmente, facilitan una documentación en la que se tratan en profundidad los pros y contras de realizarse las pruebas. Solo el 37% de los hombres invitados decidieron participar.
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