Moralidad mancillada
¿Hasta qué punto el mea culpa de Von der Leyen por Srebrenica tiene validez cuando asistimos a lo que sucede en Gaza?
Carlos Larrinaga
Historiador y politólogo. Catedrático de Universidad
Sábado, 26 de julio 2025, 00:02
No puede haber impunidad para las violaciones de los derechos humanos, los crímenes de guerra u otras infracciones del Derecho Internacional cometidas por fuerzas y ... funcionarios rusos». Estas palabras forman parte de una resolución adoptada el 9 de julio por el Parlamento Europeo con 507 votos a favor, 77 en contra y 44 abstenciones. En principio, abstrayéndonos de las alusiones a Rusia, la inmensa totalidad de los dirigentes políticos del continente podrían suscribirlas. El problema reside en que esta frase tiene sentido o no en función de qué país cometa esas violaciones. Todavía en el caso de Rusia, la Cámara logró una aplastante victoria. ¿Pero qué sucede con Israel? ¿Es plausible plantear resoluciones de este tenor contra el Gobierno de Tel Aviv? Aquí es cuando esa superioridad moral de la que tanto tiempo ha hecho gala la Unión Europea se desmorona.
En paralelo, recientemente hemos asistido al recuerdo de una de las mayores tragedias que ha vivido Europa en las últimas décadas, la matanza de Srebrenica. Entre los días 10 y 11 de julio de 1995 las tropas serbobosnias aniquilaron y enterraron en fosas comunes a 8.372 hombres y niños bosníacos de religión musulmana. Srebrenica, ubicada en la República Srpska, o República Serbia de Bosnia, había sido entonces declarada «zona segura» por la ONU y protegida por tropas de los Países Bajos, que, lejos de enfrentarse a los deseos de Mladic, le dejaron hacer, con el resultado mencionado.
Pues bien, la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen, para conmemorar el Día Internacional del Genocidio de Srebrenica, declaraba en un comunicado que «la UE nunca olvidará lo que ocurrió. Reconocemos nuestro pasado y nuestra responsabilidad por no haber logrado prevenir ni detener el genocidio». ¿Hasta qué punto este mea culpa tiene alguna validez cuando estamos viendo lo que sucede en Gaza? ¿Acaso Von der Leyen no ve cómo se viola el Derecho Internacional y no solo la Comisión que preside no hace nada, sino que ella fue una de las primeras figuras que animó a Netanyahu a actuar en la Franja como lo hace? ¿Tendrán que pasar también treinta años para que otro presidente o presidenta de la Comisión Europea vuelva a entonar un mea culpa similar por la limpieza étnica de Gaza?
Quiero recordar el Tratado de Maastricht sobre la Unión Europea, aprobado el 7 de febrero de 1992 y que entró en vigor el 1 de enero del año siguiente. Superada la Comunidad Económica Europea, Maastricht constituyó el peldaño inicial de la construcción de nuestra actual UE, ya que buscaba objetivos más ambiciosos que los económicos, avanzando en aspectos como la toma de decisiones en común, la política exterior común, la cooperación en el ámbito de la justicia y los asuntos de interior o la Unión Económica y Monetaria.
De estas cuestiones, me interesa centrarme en la segunda. Y, en concreto, en algunos de sus relevantes objetivos para su política exterior: preservar la paz y la seguridad internacionales de acuerdo con los principios de Naciones Unidas y desarrollar y consolidar la democracia y el Estado de Derecho, así como el respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales. Con estos fines, la UE se convertía en el gran paladín de la moralidad internacional. Por eso, ahora que vemos lo que sucede en la Franja, ¿nuestros mandatarios comunitarios pueden sostener estos principios? Creo que no, debido al doble rasero para medir lo que sucede en Ucrania y en Gaza.
La prueba la tenemos en las numerosas sanciones impuestas a Rusia y no a Israel. El día 15 se reunieron los ministros de Exteriores en Bruselas para estudiar las diversas opciones existentes respecto del Acuerdo de Asociación que Tel Aviv mantiene con la UE.
Diez opciones que se derivan de un documento presentado por la jefa de la diplomacia Kaja Kallas, quien en junio advirtió de «indicios» de que Israel viola derechos humanos en su ofensiva en la Franja de Gaza, con lo que estaría incumpliendo la cláusula sobre los mismos, en contradicción con las salvaguardas que contiene el mencionado convenio. Hablar de 'indicios' es decir que se está cometiendo una vulneración de derechos. Este sería un motivo evidente, según ha defendido el Ejecutivo español, para suspender el acuerdo.
Sin embargo, como las diez propuestas de Kallas deben ser aprobadas por unanimidad, en ese cónclave no se tomó medida efectiva alguna al respecto, y quedó mancillada la moralidad europea. Alemania, Austria, Hungría o Polonia, por ejemplo, no están por la labor de sancionar a Israel. Pero la Comisión tampoco, por lo que es posible que alguien tenga que pedir perdón por haber vivido un genocidio en directo y no haber hecho nada.
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