Moverse más
Furgón de cola ·
El Gobierno se lía con la posibilidad de desplazarse entre comunidades en fase 3Qué recordaremos de estos meses de pandemia y confinamiento? Pues imagino que las calles vacías y los pájaros, el drama de los fallecidos, los aplausos ... de las ocho, las mascarillas, la originalidad con la que la clase política recibió el mandato de la reconstrucción y respondió con una alternativa más vistosa y autóctona: la guerra civil.
También recordaremos la intriga normativa, ese no saber qué podíamos hacer y recibir las instrucciones más contradictorias. Era tan emocionante.
Hay que aprovechar lo que queda de vieja anormalidad como se aprovecha el último rayo de sol en una tarde de verano. Ayer, un día después de que el ministro Ábalos anunciase que el Gobierno se planteaba que el lunes fuese posible viajar entre comunidades que estuviesen en fase 3, Salvador Illa, también ministro, anunció que de ningún modo: la movilidad entre comunidades no se permitirá hasta la nueva normalidad, o sea, hasta el día 22.
Una vez descartada la posibilidad de que Ábalos e Illa sean ministros de diferentes gobiernos, la verdad es que identificas lo que ocurre y te emocionas. «¿Lo notáis?», llegué a decir yo tras escuchar a Illa. «Es el viejo desbarajuste, huele a napalm y a hidrogel: te encoge el corazón. ¿Os acordáis de cuándo dijeron que los niños solo podrían ir a la calle para ir al súper, el banco o el infectódromo? Cuánto lo echo de menos».
Lo de la movilidad intercomunitaria tiene importancia por motivos económicos y de pura intendencia: mucha gente tiene la segunda residencia a pocos kilómetros de su casa, pero en otra comunidad. Y es extraño que uno pueda amontonarse en una playa pero no pueda a ir a su casa de la playa. El Gobierno vasco quiere resolver eso cuanto antes y no sería raro que el desbarajuste se ajustase en las próximas horas. De hecho, sería lo habitual. La estabilidad de los apoyos parlamentarios del Gobierno se mide con la escala de Richter y con un voto de apoyo se consigue lo que antaño con una batalla o una boda entre casas reales. Así que no descarten aún que el lunes la gente de Ciudad Real pueda visitar al fin Jaén, y viceversa, mientras comentan uno de los efectos asombrosos de la pandemia: para defender los intereses de Andalucía y La Mancha, nada como el Euskadi buru batzar.
Marlaska
Conspiranoides
Marlaska debe dimitir por lo que le está haciendo al verbo 'injerir'. Es terrible, crudelísimo. Qué manera de conjugarlo como si no fuese pronominal. Si hacerle eso a un verbo inocente no es motivo de dimisión, el ministro también puede dimitir porque ayer apareció una prueba escrita (y asombrosa) de que presionó a un funcionario para que, incumpliendo el mandato de un juez, le informase sobre una investigación que afecta al Gobierno. Aquí viene lo del respeto institucional y la independencia judicial. Ayer vimos a la portavoz de un Gobierno que ha colocado a una exministra como fiscal general del Estado asegurar que ellos son «absolutamente escrupulosos» con la separación de poderes. María Jesús Montero también situó lo de las presiones a la Guardia Civil en un «marco conspiranoide». Marlaska y los Conspiranoides. Ni lo hemos visto venir: la política adelantando por el lado del surrealismo punk a la Movida.
Torrox
Pleno sol
Hay ganadora en la competición de echarle originalidad a las videollamadas. Se llama Paula Moreno y es concejala del PP en Torrox, Málaga. El lunes asistió a un pleno telemático de la Mancomunidad de la Costa del Sol desde la tumbona, en la playa, y en bikini. «Cumplí mi obligación», ha dicho. También dice que les prometió a sus hijos que irían a la playa. En la videollamada había más de treinta participantes. Y la concejala Moreno en la tumbona, con las gafas de sol, y cobrando cien euros de dieta. A que al final va a ser verdad: salimos más fuertes.
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