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La reclamación de un salario mínimo propio en Euskadi concita una unidad de los sindicatos desconocida en mucho tiempo. Una exigencia compartida que protagonizó las ... manifestaciones del Primero de Mayo, aunque todavía insuficiente para escenificar, en una jornada tan simbólica, un frente compacto capaz de atraer a la patronal para sentarse siquiera a hablar. Una situación similar a la que rodea el proyecto para reducir la jornada laboral a 37,5 horas, que aprobará previsiblemente el Consejo de Ministros del martes. La aspiración de conjugar las responsabilidades del trabajo y las necesidades de conciliación se beneficiaría del máximo consenso posible entre los agentes sociales. Pero el acuerdo solo vincula al Gobierno, UGT y CC OO, cuando precisa además de la participación de los empresarios porque inquieta su repercusión en la creación de empleo y la productividad. Y aún tendrá que enfrentar la endeblez de la mayoría parlamentaria de Pedro Sánchez. Al final, será una batalla política, como la que libran contra la «guerra imperialista» las juventudes disidentes de la izquierda abertzale; un colectivo al parecer ajeno a una verdadera agresión, la de Putin contra Ucrania.
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